De Patrick Chouinard (1979), periodista
investigador y escritor sobre antropología, pro-Blanco, presentamos ahora en
castellano otro interesante estudio suyo (Ancient Origins of the Aryan Race)
publicado en Abril de este año (renegadetribune.com),
una revisión de diversas evidencias pasadas y actuales de la antigua raza
caucásica en diferentes partes del mundo a la que se le ha atribuído siempre
ser la iniciadora y portadora de la cultura y la civilización. En particular se
detiene en probables localizaciones de sus orígenes, los que serían bastante
más antiguos que lo que se ha venido supuesto. Hemos realizado aquí pequeñas
correcciones y adiciones puesto que un periodista muchas veces carece del rigor
filológico de las fuentes.
La interminable saga de la evolución humana es provocativa y profunda, y
nada es más misterioso que el origen de la población europea blanca del mundo.
Contrariamente a la creencia popular, su historia y herencia se remontan a una
antigüedad remota y olvidada. Somos una especie con amnesia, no sabiendo de
dónde vinimos, sin la memoria de la época pasada y gloriosa de la Humanidad que
sólo conocemos al redescubrirla.
Sabemos por la estadística de hoy que aquellos de ascendencia europea
blanca comprenden sólo el 8% de la población del mundo. Somos una de las
minorías del mundo más diminutas sólo junto a los judíos, a pequeños miembros
tribales primitivos y a los aborígenes australianos. Históricamente, sin
embargo, este pequeño porcentaje de la población del mundo ha sido la fuerza
principal de la civilización, la tecnología y el progreso tanto en el mundo
antiguo como en el moderno. También generalmente ejercimos mayor poder e
influencia que cualquiera otra raza o grupo de naciones. De todas las razas de
la Humanidad ninguna ha sido más problemática, más controvertida y a la cual el
mundo más le debe por su regalo de la Civilización Occidental.
Los antiguos
caucásicos dieron origen a una perdida civilización global a la
cual debemos nuestra cultura y civilización de hoy. Aún podemos ver los
monumentos que esa civilización perdida nos ha dejado, y oír las historias de
los grandes dioses blancos que los construyeron y de los grandes héroes atlantes
que vinieron al mundo en su mayor hora de necesidad. Hay enormes pruebas de que
en tiempos increíblemente distantes, en regiones ahora conocidas por ser no
caucásicas, gentes de piel blanca, rubios o pelirrojos, fueron tanto los
fundadores como los defensores de la civilización. Durante siglos ha habido
informes de antiguos pueblos caucasoides que florecieron en remotos rincones
del mundo que más tarde desaparecieron misteriosamente de la Historia. Esos
relatos hablan de gigantes blancos y pelirrojos y bárbaros con el pelo amarillo
en países ahora casi exclusivamente poblados por pueblos no caucásicos. Con el
tiempo, los arqueólogos modernos han encontrado rastros de sus cadáveres
milenarios conservados en arenas desérticas o frígidos glaciares, e incluso
muestras viables de su ADN serían descubiertas finalmente.
Además de tales restos físicos, una gran cantidad de evidencia histórica
y mitológica, tanto en forma escrita como de tradición oral, habla de
civilizaciones perdidas que consistían en dioses de piel blanca y benefactores
de ojos claros que ayudaron a establecer nuevas culturas. Según numerosos
relatos de los indios norteamericanos, en el alba de su sociedad ellos fueron
visitados por un gran dios Blanco que llegó desde una tierra lejana localizada
al otro lado del mar, estableció su nuevo modo de vida, y luego se marchó,
prometiendo volver algún día. En efecto, para nuestros antepasados —aquellos
que habitaron la parte occidental de Eurasia— nosotros no fuimos hechos a
imagen y semejanza del dios sino que más bien los dioses fueron un reflejo de
espejo de la nuestra.
En la cultura aria, esos dioses son ejemplificados por los Olímpicos
griegos y los Aesir teutónicos, entre otros. El mundo griego antiguo era
mencionado por los helenos como una "Tierra de Dioses y Monstruos". Los egipcios
también creían que hubo una época llamada Zep Tepi, el "Primer Tiempo".
Ése era un tiempo distante, casi olvidado, cuando los dioses mismos —Osiris,
Isis, Seth, Horus, Thoth y otros— se cree que caminaron junto al hombre.
También en ese distante tiempo Egipto y su civilización fueron creados por
nuestros lejanos antepasados, una olvidada tribu de antiguos caucásicos
finalmente revelados a nosotros por el propio ADN del rey Tutankamón y
últimamente por muchos otros descubrimientos genéticos y arqueológicos.
Los arqueólogos afirman que las primeras olas de los modernos humanos en
Europa hicieron su camino desde el Golfo paquistaní, y por lo tanto nuestros
antepasados, los proto-europeos blancos, se originaron en India, en las áreas
del Norte que lindan con las montañas Kush e Himalayas y las tierras altas de
Afganistán. Todavía vemos caras de tipo notablemente europeo en aquellas áreas
hasta este día. Uno de los rostros más señalados fue presentado en una famosa
tapa de la revista National Geographic [de 1985], una mujer joven que años más tarde fue ubicada en su
casa con su marido y unos niños, una cara que el fotógrafo nunca olvidó.
Entre los afganos, los hindúes del Norte, los iraníes y los kurdos hay
muchos pueblos que se destacan de la muchedumbre como completamente fuera de
lugar entre los otros habitantes morenos. Los pueblos de esas regiones son de
piel mucho más clara que aquellos del Sur, y muchos ponen en duda la separación
de nuestras poblaciones europeas. Ésta es una realidad física de la migración
aria que uno no puede descartar fácilmente como simplemente una variación
genética arbitraria.
En su libro "Göbekli Tepe: Genesis of the Gods", Andrew
Collins hizo un esfuerzo razonable para teorizar y explicar la antigua leyenda
de los Vigilantes como está descrita
en el Libro de Enoc y en la alusión a los Nefilim del Libro
del Génesis. Collins explica el Libro de Enoc que, por supuesto, es
un texto no canónico, no incluído en la Biblia:
«...allí se cuenta cómo a
Enoc, mientas descansaba en su cama una noche, se le acercaron dos seres
extraños de aspecto angelical. Llamados Vigilantes, ellos le pidieron que los acompañara a un viaje a los Siete Cielos, uno
que incluía el Jardín de la Justicia, donde los cuatro ríos del Paraíso tienen su
origen, mientras otro conducía a la morada de los ángeles. Cuando estaban en el
establecimiento celestial de los Vigilantes, a Enoc se le mostró una prisión en la cual un grupo entero de esos
seres angelicales estaban encarcelados. Al preguntar qué delito ellos habían
cometido, el patriarca fue informado de que doscientos de ellos desobedecieron
las leyes del cielo descendiendo entre los mortales y tomando mujeres para ellos».
Collins declara:
«Después de leer el Libro
de Enoc, me
convencí de que esos Vigilantes, o
"caídos", como los Anunnaki de la tradición sumero-acádica, eran individuos humanos muy poderosos
que vivieron durante alguna distante edad de la especie humana. Ellos eran lo
suficientemente avanzados para darnos los rudimentos de la civilización, lo que
se recuerda en la manera en la cual los ángeles caídos revelaron a los mortales
las artes y las ciencias prohibidas por el cielo. Más aún, sus enlaces sexuales
con las "hijas de los hombres"
expresaron su muy obvia naturaleza humana, así como su habilidad para co-crear
a fin de producir una descendencia de carne y sangre que se parecía a ellos tanto como a sus mujeres mortales. En el
Libro de Enoc ellos son descritos como altos, con cabello blanco o rubio suelto, una
tez rubicunda y ojos hipnotizadores que reslandecían tan brillantemente como el
Sol. Uno podría comparar esa descripción con la mía posterior de los dioses
chinos del Sol que supuestamente construyeron las Grandes Pirámides Blancas de
la antigua China, las mismas estructuras que están en sitios planos pero que el
gobierno chino niega que existan».
En la literatura enoquiana, como parte de
su castigo, los Vigilantes debían
matar a los niños recién nacidos [fruto de su unión con las hijas de los
hombres] ya que éstos eran una abominación para Dios. Los Vigilantes
también podrían estar relacionados con el concepto del Cercano Oriente del djinn, los cuales eran
gigantes que no quisieron inclinarse ante los Adamu, de manera que fueron exterminados por los dioses,
quizá otro ejemplo de los ángeles caídos.
El descubrimiento de momias de piel blanca en Nueva Guinea y Nueva
Zelanda, y las persistentes referencias a pueblos divinos de piel blanca que
habitaban masas de tierra ahora hundidas en el Océano Pacífico, plantea algunas
interesantes posibilidades de una raza primordial. Sin embargo, la presencia de
pueblos caucásicos perdidos en las Américas es sólo la piedra superior de una
realidad mucho más amplia.
Hoy existe un abrumador cuerpo de evidencias que sugieren una población
ahora perdida de caucásicos. Las décadas pasadas del siglo XX vieron una
revolución en nuestro entendimiento de la profundidad y magnitud de la
migración e influencia caucásica prehistórica. En 1959, por ejemplo, comenzaron
a emerger evidencias físicas concretas de primitivos pueblos proto-caucasoides
que habitaron las Américas durante la Prehistoria.
Arqueólogos que excavaban en la isla Santa Rosa fuera de la costa de
California, desenterraron varios restos esqueléticos que se remontan a 10.000
a.C. con aparentes rasgos caucásicos. Dichos restos son antiguos, y tienen
implicaciones mucho más allá de su aparente novedad y singularidad. Ellos son
los remanentes físicos de una raza olvidada. Ellos son una serie perdida de
tribus humanas cuyos descendientes ahora sólo componen el 8% de la población
mundial pero que siguen influyendo en la cultura, la tecnología y los logros
científicos y educacionales.
Esta raza ha superado por lejos a cualquier otro grupo de gente en
términos de artes y comunicación. Pero esos pueblos antiguos son muy diferentes
de cualquier cosa presente hoy. Su linaje se remonta a una época distante y
olvidada de la especie humana. Lejos en la Antigüedad, una raza perdida de
hombres produjo una cultura avanzada en una época que los científicos
convencionales dicen que ninguna gente podría haber hecho aquello. Ellos son un
testimonio para sus dioses y de un estilo de vida que no es, ni puede ser,
igualado en el pasado o el presente. Aquélla es una raza perdida de gigantes
culturales y tecnológicos cuya civilización anterior se ha perdido para
siempre. Su influencia, sin embargo, ha dado origen al inicio de la
inteligencia humana como la conocemos, y ha dado nacimiento a la primera
civilización antigua; en realidad, a toda la cultura humana.
Los años '90 vieron el descubrimiento del hallazgo arqueológico más
controvertido en historia de Norteamérica, el Hombre de Kennewick, un esqueleto
de 9.000 años con rasgos claramente caucasoides, no mongoloides. Las
reconstrucciones forenses del cráneo recuperado muestran una cara parecida a la
de Patrick Stewart, el actor que interpretó al capitán Jean-Luc Picard en Star
Trek: The Next Generation. Descubrimientos adicionales a través de todas
las Américas insinuaron una población caucasoide primordial que vagó libremente
a través de gran parte del hemisferio occidental.
Hoy, hay pruebas de que las culturas
antiguas alrededor del mundo fueron visitadas por razas caucásicas en antiguos
tiempos, y ellas fueron representadas por historiadores y encargados de
registros contemporáneos como dioses Blancos.
En los textos védicos de la India, los dioses realmente son descritos como
teniendo el cabello rubio. Están también las leyendas de los cristianos
nestorianos de China y Asia Central que pueden ser la base del reino cristiano
del Este dirigido por el mítico Preste Juan. Este autor los conecta con las
momias de Tarim. Incluso se ha dicho que Kublai Khan tenía el pelo rojo y ojos
verdes. Dado que hay quienes creen que los chinos viajaron hacia el Nuevo Mundo
a principios del siglo XV, ellos entonces podrían haber llevado consigo la idea
de un salvador que retorna, como creen los mormones.
En "Aryan Sun Myths: The Origin of
Religion" (1899), el autor Charles Morris mencionó la preponderancia
del ideal mesiánico y sus orígenes en el mito y el saber indoeuropeo. Él
también vinculó a los hebreos originales y los semitas con los arios, como lo
hizo la polémica Helena Blavatsky. Esos viajeros de Asia a América también
pudieron haber llevado con ellos su ADN caucásico. En efecto, la mayor parte de
los historiadores está de acuerdo en que hubo numerosos informes acerca de
"indios" caucásicos en las Américas redactados por exploradores
europeos durante los primeros años de la colonización Blanca. [Hablando de la
gente de la isla Santa Catalina en California, Gerónimo de Zárate relató en
1626 en sus Relaciones que "Las mujeres son
muy hermosas y honestas; los niños son blancos y rubios y muy risueños"]. Es posible que nuestras leyendas tanto de gigantes como de deidades
de piel blanca puedan estar relacionadas con aquellos tiempos.
Los escritores de habla castellana del
siglo XVI relataron que el pueblo incaico nativo de Sudamérica occidental
reverenció a Francisco Pizarro y sus conquistadores como dioses poderosos y se
refirió a ellos como "viracochas",
porque su dios Viracocha —similar al de los polinésicos, mayas y aztecas— era
de piel blanca. En efecto, la antigua ciudad de Tiahuanaco fue postulada como
construída por una raza caída de gigantes o dioses Blancos.
En su libro de 1940 "The Shadow of
Atlantis" el coronel Alexander Pavlovitch Braghine afirmó que los
pueblos caribes contaban leyendas de un barbado hombre Blanco al que ellos
llamaban Tamu o Zune. Él había venido del Este, y había enseñado a la gente los
rudimentos de la agricultura. Ese personaje después desapareció en dirección
del Oriente hacia Europa Occidental. Braghine también promovió la noción de que
Manco Capac era igualmente un hombre blanco y barbudo. El autor Gerd von
Hassler, que habla acerca de la Atlántida, asoció la perdida raza Blanca con el
bíblico Diluvio, y sostuvo aquello como la razón de su desaparición final.
En Marzo de 2010 la comunidad arqueológica
quedó impactada por el descubrimiento de otro esqueleto caucásico, esta vez en
Mongolia. El ADN extraído de los huesos de ese individuo confirmó un vínculo
genético directo con Occidente. En esencia, dichos restos eran claramente
europeos, si no euroasiáticos occidentales. Esta vez, sin embargo, el antiguo
cadáver no era tan antiguo, y sólo databa del siglo I d.C. El período de la
llegada occidental prehistórica, o residencia en China y Asia de Este, está
siendo continuamente empujado hacia atrás en el tiempo a una fecha aún más
temprana. Los orígenes de algunas
momias caucásicas se remontan a aproximadamente 6.000 años, y algunas son aún
más antiguas. Pero el individuo mongol era por lo visto tenido en alta
consideración por sus pares, como un actor principal en el Imperio
Xiongnu, un crisol multi-étnico de antiguos nómadas euroasiáticos
que desafiaron la supremacía de la dinastía Han. Esa antigua conglomeración de
lenguas extranjeras y razas no-mongoloides sin duda consistió en muchos pueblos
indoeuropeos.
Durante 2007 investigadores peruanos
encontraron literalmente docenas de momias caucásicas en una tumba abovedada
sepultada a 25 metros bajo el suelo forestal de la selva del Amazonas. Aquéllas
pertenecían a una raza pre-incaica conocida como los Chachapoyas, o "Gente de la Nube".
Su descubrimiento confirmó reportes españoles del siglo XVI de "extraños
indios blancos” con barbas en la misma región.
Incluso las gigantescas estatuas de Isla
de Pascua (a 3.700 kms. de la costa de Chile) atestiguan la llegada y el paso
de una antigua raza caucasoide. Previamente, en 1915, la arqueóloga británica
Katherine Routledge (The Mystery of
Eastern Island) se enteró por un isleño nativo de la verdadera naturaleza
del aspecto étnicamente diferente de los "Orejas Largas" u «hombres que vinieron de
lejos en barcos. Ellos vieron que ellos tenían mejillas sonrosadas, y dijeron
que ellos eran dioses» (p. 239).
«El
último verdadero ariki, o jefe, se decía que era completamente
blanco. "¿Blanco como yo?", pregunté inocentemente.
"Usted", dijeron ellos, "usted es roja"; el color de las
mejillas europeas, a diferencia del blanco amarillento al cual ellos están
acostumbrados, es para los nativos la marca que más nos distingue» (p.
221).
John MacMillan Brown
(citado en Frank Joseph, The Lost
Civilization of Lemuria) convino en que "rojo" es «el término generalmente
aplicado por los isleños de Pascua a los europeos. Y urukeku [ancestros de los Wai-ta-hanui, la tribu más antigua de Nueva
Zelanda, llamados tambien aquellos antepasados como Moriori o Wai-ta-hanui,
que se traduce como "gente del
Oeste"] a menudo se ha traducido
como "pelirrojo"». En efecto, las altísimas estatuas obviamente mostraban para
Brown otra cosa que la fisonomía polinésica, «y si las finas caras
ovaladas, los ojos grandes, el corto labio superior, y a menudo los labios delgados
y arqueados de Apolo son alguna guía para una raza, ello indica una raza
caucasoide». Obviamente, los antropólogos están perplejos por la aparente
presencia de pueblos caucasoides en el Océano Pacífico prehistórico.
Pruebas genéticas realizadas durante los
años '90 mostraron rastros de ADN vasco en la gente de Rapa Nui y de la Gran Polinesia.
Esas antiguas tradiciones orales no sólo están siendo sub-rayadas por los
últimos avances hechos en la investigación genética sino que se combinan para
mostrar que la prehistoria de América es mucho más rica en su trasfondo humano
que lo que antes se sospechó. El argumento para una antigua presencia caucásica
en remotas partes del mundo que no deberían tener ninguna tal influencia o
afiliación en tiempos muy antiguos es persuasivo. Incluso tribus africanas del
Oeste tienen leyendas de criaturas fantasmales que comparten el dominio sobre
sus tierras y les dan el poder de pensar, cazar y organizar sus sociedades.
Hay una masiva evidencia de una presencia aria en el Egipto antiguo.
Como ha señalado la recopiladora Mary Sutherland, la momia de la esposa del rey
Tutankamón tenía el cabello castaño rojizo. Además, una momia antigua con pelo
rojo, bigote y barba también rojos fue encontrada sepultada dentro de las
pirámides en Saqqara. Adicionalmente, las cavernas de cocodrilo de Aboutfaida
poseían varias momias pelirrojas. El libro "A History of the Egyptian
Mummies" [de Thomas Pettigrew] menciona un cadáver primigenio con el
pelo castaño rojizo. La momia de Tutmosis II tiene el pelo de color castaño
claro. Y, pruebas de una presencia gala y sajona también han sido reveladas por
el profesor Vacher de Lapouge. Según De Lapouge, una momia rubia fue encontrada
en Al-Amrah, y las medidas de su cráneo eran indicativas de la raza blanca.
Momias rubias han sido encontradas en Silsileh también. Durante tiempos
pre-dinásticos y del Antiguo Reino, Egipto era principalmente una sociedad
caucásica. El ADN de momias examinadas revela que incluso las propias
poblaciones de hoy principalmente semíticas y negroides irónicamente tienen
rastros de aquel perdido linaje europeo.
En "The Children of Ra" el autor Arthur Kemp destacó un
estudio de ADN realizado por G. Lucotte (publicado en el American Journal of
Physical Anthropology en Abril de 2003) que demostró la herencia racial
mezclada de Egipto. Pero la investigación que ha continuado ha demostrado que,
durante épocas pasadas, Egipto tuvo tres oleadas primarias de habitantes
europoides. Durante tiempos pre-dinásticos llegaron miembros de una población
pre-aria o antiguo-europea desde Europa del Este y el Mediterráneo. También
llegaron invasores nórdicos durante el Antiguo Reino. Y continuadas olas de
tribus indoeuropeas durante el reino Medio y principios del Nuevo Reino también
llegaron a Egipto. De manera interesante, el perfil racial del rey Tutankamón
es decididamente europeo occidental en su origen, y mientras uno se remonte por
los orígenes egipcios, más homogénea y avanzada es la población caucásica.
La gente del Norte de la India contiene
una proporción significativa del haplogrupo genético R1a, la firma
genética racial aria. Los invasores arios establecieron el sistema de castas, o
Varna, que en sánscrito significa "color". El Bhagavad-Gita
y los Vedas describen a los dioses de los hindúes como de piel clara
y ojos azules. Los antiguos textos hindúes describen tanto los diferentes
conflictos raciales de los Antiguos como los inminentes. En ellos, el líder de
los arios era Indra, y éste es descrito como "destructor de los
Dasyus", los negroides de la India. "Tú eres, Indra, el
destructor de todos los castillos del enemigo, el asesino de los Dasyus, el
prosperador del hombre, el señor del Cielo" (Rig Veda lib. 8,
himno 87).
El Rig Veda continúa
describiendo a los Dasiu y utiliza el término "negro" en el curso de su referencia: "Indra, el matador de Vritra,
el destructor de fortificaciones, ha dispersado los ejércitos de los Dasyus que
habitan en el vientre negro" (Rig Veda, II, 20:7). El Rig
Veda describe detalladamente la naturaleza de piel blanca de los adoradores
arios que tienen "luchas que otorgan la luz del cielo" (Rig
Veda, I, 130:8).
En Afganistán tenemos muchos casos de
cabellos rubios y ojos azules y verdes entre la población. Durante las batallas
post-11 de Septiembre [de 2001, en EE.UU.], es sabido que cuando las
razas mezcladas golpeaban el campo de batalla, los luchadores afganos eran
implacables, pero, una vez que los arios entraron al campo de batalla, aquellos
mismos afganos no eran encontrados en ninguna parte. Algo de la población de
esa región ha permanecido intocado durante 8.000 años y es el receptáculo más
fuerte del ADN R1a.
Cuando Johann
Friedrich Blumenbach (1752-1840) primero usó el término "caucásico"
en 1795 para describir a la población Blanca de Europa, él apenas podía
imaginar la historia épica que iba a desplegarse. Las enseñanzas de Blumenbach
—un médico alemán e historiador natural— en anatomía comparada fueron aplicadas
a la clasificación de las razas humanas. Él adoptó el término "caucásico"
a partir de los habitantes nativos de las montañas del Cáucaso en Europa
del Sudeste, una raza que él creyó que era la más hermosa y vigorosa en la
Tierra. Sus argumentos ya no están de moda, pero había mucho más en la historia
de los antiguos caucásicos que lo que Blumenbach o cualquier otro de su época
podría haber imaginado.
Nuestros antepasados,
de aquellos de nosotros que somos de ascendencia europea blanca, habían estado
mirando las estrellas y trazando el mapa del movimiento del cielo durante
decenas de miles de años. Tanto los lingüistas como los antropólogos culturales
han demostrado nuestro antiguo vínculo con la cultura védica de la India y la
vecina antigua civilización persa. Los textos sánscritos de la antigua India
están basados en una línea de tiempo que precede a cualquier concepción moderna
de la proto-Historia. Eso coloca por consiguiente el origen de la civilización
aria hace millones de años. Las escrituras sánscritas de la India tratan con la
cultura, creencias e historia de los pueblos indo-arios. Muchos eruditos creen
que los arios invadieron la India y establecieron los fundamentos de la cultura
hindú. Creo que los textos védicos son completamente claros al respecto. Los
arios antiguos son una cultura que se remonta a la época más oscura de la
Antigüedad. En Europa, sin embargo, las pruebas genéticas así como las
conclusiones de la antropología física demuestran que los europeos
anatómicamente modernos, con el mismo fenotipo y rasgos culturales similares,
aquellos que muestran semejanzas con los antiguos indios e iranios, puede ser
remontados a fechas entre 45.000 y 30.000 a.C.
En un artículo de
Diciembre de 2005 los editores de la revista National Vanguard
reportaron:
«La más antigua evidencia
biológica de europeos fue revelada recientemente en Mayo de 2005, cuando huesos
encontrados en la República Checa fueron confirmados como representantes del
asentamiento más temprano de humanos modernos en Europa. Los huesos, encontrados
en Mladec, fueron fechados sometiendo dientes antiguos a la datación del
Carbono-14, y se encontró que tenían aproximadamente 31.000 años. Este
descubrimiento se relaciona con fechas de otros sitios en Europa que contenían
artefactos característicos de la cultura Auriñacense, que datan de entre 30.000
y 40.000 años. Un hueso de mandíbula recuperado desde un sitio en Rumania es
realmente más antiguo que el hallazgo en Mladec, pero los huesos de la
República Checa representaban a media docena de humanos, la primera verdadera
presencia grupal en suelo europeo» (National Vanguard, Diciembre de
2005)».
El 19 de Septiembre de 1991 en los Alpes Ötztal cerca de la frontera
austriaco-italiana, un increíble hallazgo arqueológico fue descubierto por una
pareja alemana [Helmut y Erika Simon] que estaba de excursión en las montañas
durante vacaciones. Ese milagroso descubrimiento era una "momia
húmeda" europea, naturalmente conservada en una antigua capa de hielo. Ese
cadáver es de gran significado para el estudio de los orígenes caucásicos y fue
descrito en "The Iceman",
un libro del científico alemán Konrad Spindler. El "Hombre del Hielo", u "Otzi",
como ha sido llamado desde entonces, vivió y cazó en dicha región siglos antes
de que el primer bloque de las pirámides egipcias fuera colocado. El Hombre del
Hielo también llevaba consigo una lámina de sílex, una capa hecha de hierbas, y
otros sofisticados implementos. Él también tenía 61 tatuajes.
En el episodio de 1998 de la serie televisiva documental NOVA que
apareció en el canal Public Broadcasting Service (PBS), titulado "Momias
de Hielo: El Hombre del Hielo Retorna", fueron planteadas las
principales cuestiones en cuanto a dicho antiguo cadáver:
«La primera cuestión que los
científicos tuvieron que abordar era la edad del Hombre del Hielo. ¿Podría
realmente él tener esos [5.300] años? Para averiguarlo, pequeñas muestras de
hueso fueron removidas para su datación con radiocarbono. Como todas las cosas
vivas, el hueso contiene una forma de carbono llamado Carbono-14. Cuando un
organismo muere, aquel carbono comienza a decaer en una proporción precisa como
un reloj que transcurre en la eternidad.
«Junto con el cadáver
mismo, también se descubrió una variedad de instrumentos e implementos,
incluyendo fragmentos de ropa andrajosa, un hacha de cobre, puntas de flechas a
medio terminar, y diversos contenedores hechos de abedul. Los otros objetos
eran "cuerdas de cuero crudo, dos hongos secados en correas de cuero...
ropa finamente cosida hecha de pieles de animales... un arco inacabado más alto
que el propio Hombre del Hielo, y restos de una bota llena de hierba todavía
atada a un pie"» (NOVA, 24 de Nov. de 1998, The
Iceman Returns).
El hacha de cobre elegantemente formada
era quizás su posesión más notable. Databa de antes de la Edad del Cobre, y los
científicos creen que fue usada principalmente para un objetivo ceremonial o
simbólico, quizá para denotar el status
del Hombre del Hielo como un guerrero, sobre todo si él era un proto-ario, ya
que los indoeuropeos son principalmente una raza guerrera, y la mayor parte de
las raíces de sus palabras están relacionadas con la caza y la batalla, al
igual que sus imágenes religiosas. Hasta finales de los años '70 se presuponía
que el desarrollo local en Europa había sido un producto de la difusión, es
decir, una asimilación gradual de conceptos y tecnologías extranjeros por medio
de un contacto con culturas del Mediterráneo del Este y del Cercano Oriente
durante largos períodos de migración.
Por ejemplo, sitios de enterramiento de la temprana Edad del Bronce en
Wessex, Inglaterra, fueron una vez considerados como productos de la
civilización micénica. Si bien la evidencia actual sugiere que los antiguos
caucásicos emigraron hacia e influyeron sobre la aparición de las antiguas
civilizaciones de America y China, esta teoría del desarrollo caucásico es
completamente incorrecta. Los europeos Blancos y sus antepasados en Asia
realmente tuvieron una chispa creativa muy temprana que cambió el destino del
mundo. Métodos más actualizados para determinar la edad revolucionaron nuestra
conciencia de esa fase de la prehistoria europea.
Recientemente, los científicos en Balzano, Italia, realizaron una prueba
de ADN sobre el Hombre del Hielo. La prueba mostró que su linaje paterno es
compartido ahora por casi todos los europeos modernos y está relacionado con
algunos pueblos de Europa del Noroeste. Los estudios de su ADN mitocondrial,
sin embargo, que puede ser rastreado sólo por el linaje materno, demuestran que
él era parte de una raza alpina que se originó en las montañas hace
aproximadamente 13.000 años que ahora está totalmente extinguida. Él era
realmente una mezcla de sangre nórdica y esta distinta y ahora olvidada raza
pre-aria. Esta raza era previamente desconocida por los antropólogos. Sin
embargo, algunos aspectos de su ADN paterno también se parecen a aquellos de la
gente que ahora se encuentra en Cerdeña.
Pero ¿vino él de Cerdeña? No, dicen los científicos. La gente de Cerdeña
ha estado aislada de otros grupos demográficos europeos durante mucho tiempo, y
su antiguo ADN ha permanecido menos diluído por las posteriores oleadas de
Blancos que invadieron el continente de Europa hace muchos siglos. De ahí que
la gente de Cerdeña hoy se parezca más estrechamente a la mayoría de los
europeos de la época del Hombre del Hielo, o al menos así dice la teoría.
El mundo del Hombre del Hielo era ya antiguo cuando Stonehenge y las
Pirámides fueron construídos. La civilización largamente perdida de Otzi
está envuelta en las nieblas del tiempo, y la arqueología ha revelado
efectivamente sus secretos:
«En Junio de 2005 los arqueólogos
descubrieron la civilización formalizada más antigua de Europa, una red de
docenas de templos, 2.000 años más antiguos que Stonehenge y las Pirámides
egipcias. Más de 150 monumentos gigantescos fueron encontrados bajo tierra en
campos y ciudades en Alemania, Austria y Eslovaquia, construídos hace más de
7.000 años, entre 4800 y 4600 a.C. Más de 150 asentamientos han sido
identificados hasta ahora, y se espera que poco a poco se descubran más.
Construídos de tierra y madera, ellos tenían terraplenes y empalizadas que se
extendían hasta por 800 metros. No debería, por lo tanto, ser sorprendente
enterarse de que una gran parte de lo que es tradicionalmente aceptado como
cultura europea, y cultura europea cristiana, es de hecho parte de una herencia
cultural mucho más antigua y largamente establecida que se remonta a muchos
miles de años. El cristianismo sólo ha sido una religión dominante en el
continente de Europa durante menos de 1.600 años —y en algunas partes de Europa
del Norte y del Este durante menos de 900 años— y entonces es de interés
particular ver que muchos rituales y costumbres son, incorrectamente, tan a
menudo considerados como cristianos en su origen» (National Vanguard,
2008).
«Aproximadamente entre 7000 y 3500 a.C. los
habitantes de esa región desarrollaron una organización social mucho más
compleja que sus vecinos occidentales y del Norte, desarrollando asentamientos
que a menudo equivalían a pequeños pueblos, una inevitable especialización en
las artes y creando instituciones religiosas» (Marija
Gimbutas, [...] 1-10).
«Un
templo prehistórico recientemente descubierto está cuestionando el paradigma
aceptado de la civilización humana. Göbekli Tepe ("colina barriguda"
en turco) está fechada en alrededor de 12.000-10.000 a.C., o el tiempo de la
destrucción de la Atlántida. El sitio incluye masivas piedras esculpidas,
incluyendo dos pilares en forma de T. Rodeando a esos megalitos principales,
que tienen aproximadamente 5 metros de alto, hay varias piedras más pequeñas
que miran hacia dentro. En los costados de las piedras hay adornos
detalladamente esculpidos de zorras, leones, escorpiones y buitres» (Andrew Curry, 2008).
Coppens menciona el descubrimiento de "la ciudad bíblica de Jericó y sus
murallas de piedra", que fueron datadas de 8000 a.C. Tal
como Göbekli Tepe, el descubrimiento de Jericó empujó hacia atrás la aparición
de las primeras ciudades a una fecha mucho más temprana. El descubrimiento de
Jericó marcó el primer golpe contra el paradigma mundial aceptado.
Tanto Andrew Collins como Laird Scranton
han hecho un trabajo muy significativo sobre el asunto de los antiguos
caucásicos en el mito y en la realidad. Ambos autores vinculan la estructura de
entre 12.000 y 25.000 años de Turquía, Göbekli Tepe, con el origen de la civilización
antigua. Yo también teorizaría que Göbekli Tepe precedió al nacimiento de la
Atlántida, la cual explico que es una antigua civilización indoeuropea que fue
inundada y luego hundida bajo el Mar Negro cuando éste fue a su vez inundado
hace 7.600 años. Otras culturas, incluyendo los semitas y los indo-iranios, se
originaron allí, lo que explicaría las similitudes existentes entre las
escrituras bíblicas y hebreas y la de los textos arios.
Scranton, sin embargo, no logra establecer la conexión entre los
antiguos caucásicos, una raza que habitó la región en ese entonces, y pasa
demasiado tiempo entusiasmándose con la tribu Dogón, de Mali. Giorgio Tsoukalos
y los otros del grupo partidario de los Antiguos
Alienígenas creen que los dioses de los dogones, o gente del cielo, eran
extraterrestres, no fijándose en los antiguos caucásicos, de quienes creo que
tuvieron en un tiempo una tecnología más considerablemente avanzada, como los Vimanas
y muchas otra armas y tecnología de vuelo actualmente desconocida por nosotros.
Yo fui educado como un evolucionista estricto, y creo que hubo un amplio
tiempo en este planeta para que nuestra gente evolucionara. He leído el libro "Hamlet's
Mill" [de Giorgio de Santillana y Hertha von Dechend] y también he
estudiado el colapso del Imperio romano y cómo los europeos descendieron hacia
una edad oscura y primitiva donde la gente no podía siquiera identificar las
desintegradas ruinas del Imperio como construídas por manos humanas. Pienso que
es muy probable que los antiguos caucásicos sean la civilización global perdida
que Graham Hancock y otros han estado buscando, y la base de la creencia en
gigantes y dioses del cielo. Pienso que después de que la raza de gigantes
intelectuales fue destruída, como lo describí en mi libro "Lost Race of
the Giants" (2013),
tuvimos lo que Graham Hancock había llamado amnesia racial, pero el
grupo que cree en los Antiguos
Alienígenas va por el camino incorrecto en sus deducciones.
No tengo dudas de que nuestra especie ha encontrado extraterrestres en
el pasado distante, y tal vez ellos incluso sembraron la vida aquí en un
tiempo, pero rechazo la noción de que ellos sean los únicos creadores de la
antigua civilización o que tengan en sus manos nuestra historia y futuro
destino. Aquéllos representan la transmisión de información a los mortales, y
creo que los antiguos caucásicos eran más altos, mucho más altos que el humano
promedio de entonces, más inteligentes y más físicamente aptos, y que tenían un
gran genio tecnológico e ingenieril. Tan racista como esto pudiera sonar,
pienso que la Historia exige esta deducción.
El fenómeno del Mar Negro,
como yo lo llamo, no es el único origen probable de los proto-Indoeuropeos o de
la localización de su patria. Está el hecho de que India ha permanecido como
una de las civilizaciones arias más antiguas y más continuamente habitadas, y
en un tiempo la más avanzada. En la escritura sánscrita de la India es
presentada una prehistoria épica para la raza aria. La fuerza racial que India
una vez poseyó ya ha acabado. Además, su civilización, al menos la civilización
de los antiguos arios, se ha ido hace tiempo. Pero tal como China, otra
civilización que una vez fue aria, todavía se mantiene como un lugar de
integridad y éxito como una nación independiente.
En su libro "Forbidden Archaeology and Human Devolution",
el brillante investigador Michael Cremo planteó el argumento de una mayor
antigüedad de la raza humana. Yo acepto la noción de que esos textos védicos
hablaban específicamente del origen de los indoeuropeos, quienes pueden haberse
originado en las antiguas montañas del Norte de la India, y aquél podría ser
incluso el origen de la vieja idea europea de dioses que residen en las
montañas, como el monte Olimpo, o el uso mismo del nombre "gente del
cielo". Los Antiguos Arios y su dios Indra podrían, en efecto, haber
descendido como águilas desde su reclusión en sus montañosos nidos en los Himalayas
y el Hindu Kush.
Los arios antiguos, o grandes dioses Blancos, también pueden haber
estado vinculados completamente a las estrellas por medio de la religión
astrológica. Sólo por esa razón los antepasados de los indios, iraníes,
afganos, kurdos y europeos de hoy, y sus descendientes, pueden haber sido
vistos como gente del cielo. Entre pueblos de Asia Occidental, del Sur y
Central hay muchos remanentes de aspecto muy nórdico de esa población hace
mucho desaparecida. Eso, sin embargo, está disminuyendo lentamente en todas
partes, sobre todo en Europa, donde el índice de natalidad de la población
nativa está por debajo del nivel de reemplazo y que ahora tiene que luchar con
millones de africanos y pueblos árabes musulmanes que se han aglomerado allí;
como dijo la judía sionista Barbara Spectre, definitivamente va a haber una
transformación. Yo respeto y admiro nuestra propia cultura y civilización, y no
doy la bienvenida a esta transformación por ningún motivo.
Volviendo a Göbekli Tepe, pienso que
Scratton subestima o al menos es inconsciente de la investigación hecha en
cuanto a los pueblos europeos o indoeuropeos, entre los que se incluye el
pueblo védico primordial. El autor racial Arthur Kemp, en su libro "March
of the Titans: The Complete History of the White Race", hizo la
observación de que el color claro de la piel, los ojos y el cabello puede ser
simplemente una mutación genética no relacionada sólo con el medioambiente. Eso
podría colocar el origen de la raza caucásica en la antigua India, en las frías
regiones de las montañas del Himalaya o en algún lugar más al Sur. En efecto,
la idea largamente considerada de colocar a los arios en Asia Central o Europa
puede estar equivocada.
En cuanto a antiguas civilizaciones claves del pasado, Scranton menciona
a los dogones de Mali. Eso me parece raro porque a pesar de su muy avanzada
mitología relacionada con la astronomía, la cual los teóricos de los Antiguos Alienígenas favorecen
fuertemente, los dogones no son ni significativos ni únicos. Pero Scranton
mencionó realmente que los dogones, así como otros, sienten que ellos tuvieron
un avanzado mentor racial que los guió durante su prehistoria.
«Ya hemos
hablado de diversas culturas cuyas tradiciones con respecto a una creación
parecen ser fundamentalmente similares unas con otras. Entre éstas se incluyen
las culturas de la tribu Dogón de Mali de nuestros días, los antiguos egipcios,
los antiguos budistas, las tribus tibetanas Na-Khi, y los antiguos chinos. En
cada una de estas culturas hay una incesante creencia de que las capacidades
civilizacionales relativas a la agricultura, el arte textil, la cerámica, la
metalurgia, la albañilería de la piedra, la domesticación de animales y el
lenguaje escrito —entre otros— fueron intencionalmente dadas a la Humanidad en
alguna remota Era por sabios y cuasi-míticos ancestros-maestros o
ancestros-deidades» (Laird Scranton, Point of Origin, p. 9).
Eso puede tener sentido, ya que tanto los asiáticos como muchos otros
pueblos tienen algún ADN en común con los antiguos europeos Blancos,
similitudes que no están allí simplemente por nuestra herencia humana común.
Esto sugiere que algún tipo de mezcla o mestizaje hubo ocurrido en el pasado
distante entre pueblos europeos Blancos y no europeos. Esto también sugeriría
que los antiguos caucásicos tuvieron una amplia presencia en tiempos antiguos,
y el poder y la tecnología para mantener aquella presencia mediante avanzados
medios de transporte.
En la edición de Enero/Febrero de la revista de Historia The Barnes
Review se analizó la evidencia mitológica y arqueológica de la influencia
blanca sobre el surgimiento de la civilización global, en un artículo titulado "Ancient
Caucasians: The Legacy of the Fallen Race". Ese artículo echó un
vistazo al enorme número de civilizaciones globales que acreditan que "dioses blancos" llevaron a
sus pueblos los fundamentos de la civilización, incluyendo la religión, la
astronomía, la medicina, la agricultura, avanzadas técnicas de construcción y
más. Entre la gente que a menudo se ha creído que evolucionó independientemente
del Mundo Occidental estuvieron los chinos. A principios de los años '90, sin
embargo, la solidez de la teoría de unos aislados orígenes asiáticos fue cuestionada
para siempre.
Ya en 1974 la enorme tumba del primer
Emperador de China había sido desenterrada, presentando un ejército entero de
soldados de terracota individualmente moldeados y adornados como si estuviesen
dispuestos a seguir al Emperador en la vida futura. Si bien los soldados de
terracota simplemente corroboraron las presunciones chinas sobre sus propios
orígenes, otro descubrimiento que se remonta a los primeros años del siglo XX,
y finalmente descubierto de nuevo casi 100 años más tarde, resultaría ser
dañino para la cosmovisión china. En 1988, en una sala trasera de un viejo
museo, el profesor Victor H. Mair de la Universidad de Pennsylvania tropezó con
uno de los mayores descubrimientos arqueológicos chinos de todos los tiempos:
momias caucásicas.
Dispersas a través de las desérticas arenas de la cuenca del Tarim en la
actual Xinjiang [el desierto Taklamakan al Oeste de China] había momias tan
diferentes de la población estándar de Asia del Este que ellas indicaban una
historia estimulada por visitantes del Oeste. En efecto, una leyenda antigua en
cuanto al nacimiento del mundo decía que un ser gigante, Pan'Ku, que fue
descrito como de un largo cabello rubio que cubría la mayor parte de su cuerpo,
creó el mundo y su gente de su propio cuerpo y cabello. Esa leyenda refleja
antiguos mitos europeos como los de tribus tanto germánicas como célticas.
El hecho de que fueran antiguos arios los que llevaron a los chinos la
rueda, el caballo domesticado, e incluso armas de hierro, ha sido conservado en
su mitología como una memoria racial de acontecimientos pasados. Según el mito
chino, algunas de sus pirámides más antiguas, incluyendo aquellas que están
cerca de Mongolia y la cuenca del Tarim donde las momias caucásicas fueron
encontradas, fueron construídas por dioses del Sol. Esos dioses chinos del Sol
fueron representados como altos, rubios y de ojos azules, con una tez clara y
rubicunda. En el mito hindú los arios son descritos como los brillantes, a quienes el poder del Sol
les dio sus derechos de nacimiento.
También, en el mito tibetano, Agni, el dios del fuego y la creación, usó
el símbolo del Sol, una esvástica, como el instrumento de creación, conocida
como taladro para fuego [fire-whisk, o también conocida como cruz bifurcada]. La esvástica es el
símbolo eterno de los arios, del Sol y la creación, y es también el símbolo de
los dioses chinos del Sol.
Se ha dicho que Kublai Khan tenía el pelo rojo, ojos verdes y pecas,
habiendo tomado su padre a una mujer blanca como una de sus compañeras. Los
chinos comunistas han negado durante mucho tiempo la existencia de sus
pirámides debido a leyendas que afirman que ellas fueron construídas por
hombres Blancos, no por sus antepasados chinos.
Hay una enorme pirámide sumergida en el Mar de China conocida como el
monumento Yonaguni. Esa pirámide escalonada, hecha famosa por el popular
escritor Graham Hancock y el geólogo inconformista Robert Schoch, está
estructurada como las de Asiria, que era originalmente con toda probabilidad una
nación aria.
Las momias chinas presentan un problema único a aquellos que suponen que
los asiáticos del Este son más inventivos que los Blancos, o que China fue
siempre un país mongoloide. No lo fue. Durante los últimos 2.500 años ocurrió
una importante transformación biológica en la población china. Antes de ese
gran cambio, ocurrió una modificación aún más dramática. De este modo, los
chinos de hoy contrastarían drásticamente con aquellos de hace 9.000 años. A
medida que los mongoloides aumentaron en número, sus migraciones desplazaron a
la población china blanca nativa, empujándola a través del continente hacia
Rusia y Europa. Las autoridades chinas y el establishment liberal y
marxista en Europa y Estados Unidos siguen negando estos hechos.
Andrew Collins ha aparecido con la brillante idea de identificar a los Vigilantes de la Biblia y el Libro
de Enoc, con altos chamanes de tipo nórdico que ayudaron a comenzar la edad
Neolítica y que bien pueden haber sido aquellos que crearon Göbekli Tepe. En
"Göbekli Tepe: Genesis of the Gods", Collins escribe:
«En la literatura enoquiana ellos
son descritos sólo como altos de estatura, con un cabello largo y blanco, piel
pálida, tez rubicunda y ojos hipnotizadores que muy literalmente brillan como
el Sol».
Collins cita un texto fragmentario
conocido como el Testamento de Amram [de los Rollos del Mar Muerto] que dice que los Vigilantes eran "de cabezas
alargadas, con un rostro estrecho, que se calificaría como viperino".
Aquí vemos descripciones idénticas de dos culturas distintas, las culturas del
Oriente Próximo y la de la antigua China. También se ha dicho que los Vigilantes habían sido portadores del
conocimiento sagrado, el cual habrían revelado tanto a Enoc como a las hijas de
los hombres con las cuales tuvieron contacto íntimo y produjeron descendientes,
los Nefilim, quienes fueron
posteriormente muertos por los Vigilantes
como castigo por desobedecer las leyes de Dios y de la Naturaleza.
Hacia comienzos del quinto milenio a.C. muchas de esas pequeñas tribus
entraron en un período de rápida expansión y erigieron estupendos monumentos de
piedra llamados megalitos. Éstos fueron construídos con una tecnología todavía
desconocida por la ciencia moderna. En las regiones danubiana y báltica, el
temprano desarrollo neolítico fue acelerado a un ritmo inimaginable. En las
culturas Starcevo (cerca de Belgrado, en la actual Servia) y Danubiana, se
alcanzaron grandes niveles de innovación. La cultura Sesklo (en Tesalia, en la
antigua Grecia), localizada en los Balcanes del Sur, fue el primer pueblo en
Europa que construyó ciudades reales, construídas en una especie de diseño
"proto-urbano". Eso fue llevado a cabo hace aproximadamente siete mil
años, incluso antes de que las naciones de Mesopotamia surgieran del sofocante
polvo de la Tierra. Pueblos fortificados que se parecían muchísimo a algunos
centros municipales de las tempranas ciudades-Estados, también en Tesalia, caracterizaron
la cultura Dimini (Enciclopedia Encarta 98).
Las excavaciones en los Balcanes han mostrado que hace 6.000 años el
hacha de cobre, el mismo exacto instrumento encontrado junto al Hombre del
Hielo, había estado en uso durante décadas en la cultura Vinca (hacia 4500-3000
a.C.). Durante esa nueva edad, el comercio, sobre todo de ámbar del Báltico, se
estaba convirtiendo en una parte vital de esas sociedades crecientes. En Europa
Central (Bohemia, en lo que es ahora la República Checa), los depósitos de
cobre y de estaño fueron utilizados a medida que la Edad del Bronce surgía
durante el tercer milenio a.C. Cuando la nobleza, y finalmente la realeza, se
convertían en un hecho de la sociedad humana, inmensas tumbas estaban siendo
construídas para alojar los cuerpos y las almas de los líderes caídos (Encarta
98).
Nuestra comprensión de los orígenes europeos ha aumentado
exponencialmente durante las últimas décadas. Parece que la piel clara y el
pelo rubio se hicieron predominantes entre los europeos tan tempranamente como
en la Edad del Bronce entre 1000 y 3000 a.C. Antes de ese período, es evidente
ahora que los ojos azules, una mutación única entre los europeos, eran
generalizados ya hace 8.000 ó 7.500 años entre los europeos nativos, o pre-arios,
cazadores-recolectores que tenían la piel morena parecida a aquella vista en
India Central o el Oriente Medio. Los expertos del pasado estuvieron de acuerdo
en que los europeos descendían de dos linajes ancestrales distintos: los
cazadores-recolectores de ojos azules y piel morena, y los tempranos
agricultores europeos que llegaron alrededor de hace 7.500 años a lo que es la
actual Alemania. Esos tempranos agricultores no eran poblaciones de habla
indoeuropea y estaban más principalmente relacionados con los vascos de la
península ibérica.
Un nuevo estudio, sin embargo, indica un
tercer linaje. Investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard y de la
Universidad de Tubingen en Alemania han documentado ahora una contribución
genética de un tercer ancestro: antiguos euroasiáticos del Norte. Ese grupo
parece haber contribuído a los caucásicos actuales también. Ese mismo linaje es
el antepasado común tanto de los europeos del Norte como de los indios
norteamericanos. De hecho, la mayor parte de los indios norteamericanos
comparten más en común con los pueblos más antiguos de Europa que con los de
Siberia o África. "El
mismo grupo euroasiático del Norte Antiguo contribuyó a ambos". Es
incluso verdadero que aquellos europeos que descendieron de recién llegados del
Cercano Oriente alrededor de hace 6.000 años comparten conexiones con un linaje
aún más antiguo llamado los Euroasiáticos de Base.
El estudio de cómo evolucionaron los primeros europeos hasta convertirse
en la población Blanca de hoy fue iniciado por Johannnes Krause, el profesor de
arqueo- y paleogenética de la Universidad de Tubingen y co-director del nuevo Instituto
Max Planck para Historia y Ciencias en Jena, Alemania. Para hacer eso él
recolectó el ADN de miles de individuos por todo el mundo y nueve antiguos
humanos de Suecia, Luxemburgo y Alemania. Ente éstos se incluían ocho
cazadores-recolectores de 8.000 años antes de la llegada de la agricultura y
uno de hace 7.000 años, entre los cuales también se incluyó el ADN del famoso Hombre
del Hielo, llamado Otzi.
El ADN de antiguos euroasiáticos del Norte no estaba presente en los
cazadores-recolectores de hace 8.000 años, ni en los tempranos agricultores de
hace 7.000 años. Esto sugiere que este nuevo linaje fue introducido más
recientemente. "Casi todos los europeos tienen una ascendencia de todos
esos tres grupos ancestrales", dijo Iosif Lazaridis, un investigador
en genética del Reich Laboratory [de la Universidad de Harvard, en
EE.UU.] y primer autor del informe.
«Las diferencias entre ellos se deben a proporciones relativas de
ascendencia. Los europeos del Norte tienen más ascendencia de
cazadores-recolectores —hasta aproximadamente el 50% entre los lituanos— y los
europeos del Sur tienen más ascendencia de agricultores».
«La ascendencia asiática del Norte Antigua», añadió Lazaridis, «es
proporcionalmente el componente más pequeño en todas partes en Europa, nunca
más del 20%, pero lo encontramos en casi cada grupo europeo que hemos estudiado
y también en poblaciones del Cáucaso y el Oriente Próximo. Una transformación
profunda debe haber ocurrido en Eurasia del Oeste después de que llegó la
agricultura».
Al principio el ADN euroasiático del Norte
era un marcador genético distinto pero desconocido. Ninguna equivalencia de ADN
conocido podría ser hecha. Se trataba de algo completamente único para los
investigadores. Entonces, en Enero de 2015 un resto euroasiático del Norte fue
encontrado en Siberia. Eso permitió a los investigadores determinar a los
parientes más cercanos, incluyendo europeos del Norte e indios nativos
norteamericanos. El grupo conocido como los Euroasiáticos de Base se bifurcó de
todos los remanentes del ADN africano incluso antes de que lo hicieran los
aborígenes australianos, haciendo de ese antepasado de los europeos uno de los
más antiguos en la Tierra.
En el curso de este artículo hemos examinado el descubrimiento del
Hombre del Hielo, así como sugerencias de que tanto los europeos Blancos como
las civilizaciones de Irán e India se remontan a una edad mucho más distante
que lo que antes se pensaba. También hemos sugerido que la población de Europa,
al menos los indoeuropeos, tuvo su principio fuera de Europa o Asia Central, y
puede incluso haberse originado en la montaña, comenzando en el Norte de la
India o incluso más al Sur. ¿Pero qué hay del Hombre del Hielo? Con la
información recolectada por esta investigación, sabemos lo que sucedió. Hace
cinco mil años, un montañista solitario fue de excursión por la escabrosa
tierra salvaje alpina. Su verdadero destino e identidad se han perdido para
siempre en las arenas del tiempo. Por lo que sabemos, él llegó a una cañada
cercana. Agotado, se detuvo y descansó al lado de una gran roca. Lo que pasó
después cambiaría al mundo para siempre: él obviamente fue sobrepasado por los
elementos y falleció.
Cincuenta siglos más tarde, él surgiría de su helada tumba para
sorprender y cautivar al mundo de los hombres. En 1998 el gobierno austriaco
entregó el cuerpo del Hombre del Hielo a Italia, su verdadero lugar de origen.
Él fue llevado a la ciudad italiana de Bolzano, en la localización de su
asentamiento original miles de años antes. Flanqueado por una escolta militar, fue
llevado a un museo de diez millones de dólares construído en su honor. Él había
completado el círculo. A Otzi el Hombre del Hielo le puede haber tomado
varios milenios, pero su espíritu pudo brillar con toda justicia sobre su
cuerpo sin vida y sonreír diciendo "Bienvenido
a Casa".
Otzi, un involuntario viajero del tiempo,
plantea muchas preguntas. Dan Rather, el periodista estadounidense, lo calificó
como "el
cadáver más famoso desde el rey Tutankamón" (NOVA, Nov. de
1998, The Iceman Returns). Ese hallazgo y todos los otros
descubrimientos como aquél, son esenciales para el estudio de los orígenes de
la Europa del Norte, y en realidad para la subespecie caucásica entera. Lo que
es asombroso sobre ese particular desentierro arqueológico es que rivaliza en
comparación con algunos grandes hallazgos de Egipto, el Oriente Medio y las
Américas, pero fue en el corazón de Europa donde la raza nórdica primero
apareció.–
Ciao Alonso González de Nájera, l'articolo che hai pubblicato ti rende l'onore di tutti quelli come me che studiano, confrontano e ricercano la Verità, sopratutto oggi che la "globalizzazione" tende a fare dell'umanità un unico "campo erboso" omogeneo quanto condizionato. Per chi come me ha gli occhi del medesimo colore dell'immagine di copertina della rivista LIFE, pur essendo nato nel Cilento (provincia di Salerno): riminiscenza di un antico passato, è molto importante Sapere e Conoscere da "dove veniamo". Caratteristiche antropologiche che non si limitano a una "stringa del DNA", ma che portano con se la Memoria Storica e Antropologica di una passato oltremodo glorioso, sul punto dell'ingegno evolutivo. Data la parentesi storica del nazismo, rivendicare antiche origini Ariane, significa fare apologia, nel mondo condizionato dal "pensiero unico". I fatti però, dimostrano che le diverse Etnie, non hanno prodotto quanto quelle Ariane (riferimento Vedico): ovvero a quelle popolazioni definite dal colore degli occhi e della pelle. Ho apprezzato moltissimo l'assenza di pubblicità su questo sito: c'è troppa gente che "predica bene e razzola male" ;-) Sarei felice di approfondire i Vostri studi e ricerche. Con gratitudine. Cono Marmo
ResponderEliminar