Escrito en 1996 y publicado en el vol. 25 Nº 4 de Diciembre de 1997 de
la revista estadounidense Liberty Bell,
el siguiente ensayo que presentamos traducido (The Meaning of Life: Race and Nature) pertenece a un curioso
personaje británico llamado David Wulstan Myatt (1950), que fue toda su vida un
ferviente y conocido difusor del nacionalsocialismo hasta que en 1998 se
convirtió al Islam y lo publicitó celosamente, para, en 2010, renunciar
públicamente al mismo para emprender un camino propio. Viviendo en Inglaterra
sólo desde sus 17 años, tras vivir en Tanzania y en el Extremo Oriente (por
destinaciones de su padre, un funcionario del gobierno británico), este
intelectual nacionalsocialista, que fue ocasionalmente guardaespaldas de Colin
Jordan, traslada las reflexiones de su activismo político a ideas de una
profundidad no usual en el discurso práctico, y nos hace ver aquí hacia dónde
debiese apuntar una sociedad basada más en la homogeneidad que en su
desestructuración.
por
David Myatt, 1996
Primera Parte
La Naturaleza Orgánica del Nacionalsocialismo
I.
NATURALEZA Y NACIONALSOCIALISMO
Hoy, muchas personas son conscientes de
que la Naturaleza —nuestro ambiente natural— está bajo la amenaza del constante
y desenfrenado desarrollo, y de la continua e irrestricta industrialización.
Una consecuencia obvia de tal desarrollo, urbanización e industrialización
crecientes ha sido la permanente decadencia en la "calidad de vida"
de la gente, ya que lo que ha habido, y hay, es una concentración en las
preocupaciones materiales.
El proceso entero de irrestricto
desarrollo, cambio y crecimiento ha sido, y es, alimentado por la avaricia
material, por un deseo de adquirir, mantener y aumentar el "nivel de
vida" por medio de la posesión de bienes materiales y lujos materiales.
En las naciones desarrolladas del mundo
occidental, el crecimiento desenfrenado que ha ocurrido, y que todavía está
teniendo lugar, ha conducido a la construcción de cada vez más caminos, cada
vez más barrios residenciales, cada vez más urbanizaciones y desarrollo
industrial y comercial. Los sitios aislados y salvajes han sido destruídos o
devastados, y el campo ha sido invadido por cada vez más casas y por vehículos
cada vez más ruidosos que van siempre más rápido. En Europa, y en el resto del
mundo desarrollado, cada vez más inmigrantes de los países subdesarrollados
llegan cada año haciendo de países ya atestados, como Gran Bretaña, más
sobrepoblados.
En todas partes las actividades de los
seres humanos ha tenido prioridad sobre la Naturaleza, con las ganancias y el
crecimiento material anteponiéndose a la Naturaleza. Por ejemplo, en Europa,
los árboles y los bosques son talados, y el campo destruído, precisamente para
que cada vez más puedan ser construídos caminos, de modo que cada vez más gente
pueda trasladarse más rápido en la búsqueda del hedonismo o de una mayor y
mejor comodidad material.
Lo que ha ocurrido es que el equilibrio
natural con la Naturaleza, que las sociedades anteriores generalmente
mantenían, se ha perdido. Las sociedades anteriores entendían y valoraban a la
Naturaleza, con los lugares salvajes de ella a menudo siéndoles dada la
preferencia por sobre los seres humanos, porque tales sitios eran considerados
como "sagrados para los dioses", como lugares donde los dioses mismos
moraban y donde ellos podían ser experimentados y conocidos. Hoy, esa conciencia
espiritual natural casi se ha perdido en la búsqueda grosera de riqueza y
complacencia personal.
El Habitante del Futuro
Muchas personas comprenden que lo que está
ocurriendo no puede continuar sin que ocurra alguna gran catástrofe. Si tal crecimiento
continúa, sin restricciones, quedaremos con sólo unos pocos lugares que no
hayan sido arruinados donde la Naturaleza puede ser sentida y conocida, con
esos pocos sitios casi invadidos con gente que se escapa de los eriales urbanos
e industriales. Si tal crecimiento realmente continúa, los problemas sociales
que se están desarrollando aumentarán. Si tal crecimiento y búsqueda de
auto-complacencia y materialismo realmente continúa, entonces nuestro mundo
occidental —y probablemente el resto del mundo también— se convertirá en un
lugar inhumano para vivir, con disturbios sociales crecientes y constantes, y
con una pérdida de todo lo humano y valioso.
Lo que es humano —y valioso para nosotros—
es una conciencia de nuestro propio lugar en la "disposición natural de
las cosas", es decir, una perspectiva, una profundidad de visión, un
entendimiento de cómo nosotros como individuos estamos equilibrados entre el
pasado y el futuro, y de cuán importante es la Naturaleza para nosotros, la
creadora y madre de todos nosotros, de quien en último término dependemos para
nuestro alimento y nuestro bienestar, y a quien deberíamos respetar, si es que
no reverenciar.
Si el cambio y el crecimiento continúan
irrefrenados, con la Naturaleza destruída, entonces un nuevo tipo de ser humano
será creado, el habitante urbanizado que no sabe nada de la profundidad salvaje
de la Naturaleza, y quien por lo tanto no respeta la Naturaleza, y que no tiene
ninguna verdadera perspectiva sobre la vida. Ese habitante será por lo tanto
vanamente arrogante y débilmente auto-complaciente, adicto a placeres
personales. Todo lo que ese habitante conocerá de la Naturaleza será la "Naturaleza"
artificial, casi sin vida y totalmente sin dioses encontrada en "parques
campestres", en los campos estériles y químicamente contaminados de las
granjas de la agroindustria, y en bien mantenidos y trillados "senderos de
la Naturaleza".
Las horas del despertar de ese habitante
estarán llenas de música de una clase u otra, y entretenimiento, y posiblemente
algun trabajo en algún edificio o casa cerrados, y él se sentirá en casa en las
ciudades, en los automóviles, en edificios y casas, e incómodo en lo que quede
del "mundo de los terneros". Ese habitante tendrá mucho "tiempo
libre" para complacerse de un modo irreal mediante organizados y
controlados "juegos" y "deportes" y "pasatiempos
emocionantes". Ese habitante no sabría qué hacer si él se encontrara solo
durante algún tiempo, en un lugar tranquilo, sin "sistemas de
entretenimiento", y ellos harían casi cualquier cosa para evitar una
exposición prolongada e incómoda a los "elementos naturales". Ellos
se ejercitarían, pero sólo un poco, y probablemente en algún
"gimnasio" o "club de deportes" de interior.
Las preocupaciones de ese habitante
urbanizado serían personales, o abstractas, fabricadas para tales habitantes
por los intereses comerciales y políticos internacionales que controlarían, de
un modo casi tiránico, a todas o a la mayor parte de las naciones del mundo.
Sin saberlo, ese habitante sería controlado —y ocupado— por tales
preocupaciones desde la cuna a la sepultura. Gradualmente, el mundo mismo se
convertiría en un gigantesco "parque temático" multinacional para el
placer de tales habitantes, a quienes los intereses comerciales y políticos
internacionales querrían mantener entretenido, bien alimentado y razonablemente
dócil, ya que tales habitantes serían los trabajadores que mantendrían
funcionando el Sistema antinatural entero.
La
Naturaleza, el Movimiento Ambientalista y la Raza
Muchas personas entienden cosas tales como
éstas, ya que muchos tienen alguna conciencia de los problemas y las pesadillas
que esperan en el futuro si no se hace nada. En efecto, un nuevo movimiento
"ambientalista" entero ha surgido, y se ha arraigado en tales
preocupaciones. Muchas de las que han llegado a ser llamadas soluciones
"ecológicas" a tales problemas ambientales han sido propuestas
durante las décadas pasadas, la mayoría de ellas bien intencionadas.
Este
movimiento ambientalista, sin embargo, ha dejado en gran parte de entender
realmente a la Naturaleza porque ha ignorado uno de los aspectos más
importantes de ella. En consecuencia, careciendo de una comprensión y una
apreciación de ese aspecto, las soluciones propuestas fundamentalmente no
funcionarán: ellas estarán "contra la Naturaleza" misma, y al final
crearán más problemas que los que solucionarán. El primer problema que debemos
entender, y resolver, es el nuestro propio, la naturaleza de nuestra propia
especie, de nuestra propia relación con la Naturaleza. Habiendo entendido esto,
y habiéndolo resuelto, podemos procurar trabajar en armonía, en equilibrio, con
la Naturaleza, y quizá crear un mundo equilibrado y natural donde la Naturaleza
sea restaurada a su lugar legítimo, con otras especies respetadas y protegidas
y con la posibilidad de evolucionar a su propio modo.
Lo que ha sido ignorado hasta ahora es la
perspectiva racial humana: el hecho de que, como especie, hemos evolucionado
debido a la Naturaleza, de que podemos evolucionar todavía debido a la
Naturaleza, y que debemos depender de la Naturaleza —debemos actuar de acuerdo
con los procesos o las leyes de la Naturaleza— si hemos de sobrevivir y
evolucionar posteriormente. La preocupación de la mayor parte de los
ambientalistas y conservacionistas ha sido y es preservar o conservar tantas
variedades de criaturas como sea posible, pero ellos han dejado de considerar
que nosotros, como especie, somos de muchas variedades, de muchas razas, y que
esas muchas razas y sus muchas culturas merecen ser conservadas y debe
permitírseles seguir evolucionando según su propio modo singular.
La Naturaleza —y por ende la evolución—
trabaja para producir diversidad y diferencia. Nuestras propias razas distintas
y únicas, y las diversas culturas y sociedades que tales razas han producido,
son el producto de la evolución. Estas cosas han evolucionado durante largos
períodos de tiempo, y ellas son lo que nos hace, como individuos, únicos y
especiales. Somos parte de nuestra propia raza y de la cultura que nuestra raza
ha producido. Si actuamos para preservar y extender nuestra propia raza única,
y nuestra cultura, entonces actuamos de acuerdo con la Naturaleza, estamos
respetando a la Naturaleza. Si, sin embargo, actuamos para debilitar o destruír
nuestra propia única raza y cultura, estamos actuando contra la Naturaleza,
estamos siendo irrespetuosos con la Naturaleza.
Cuando procuramos debilitar o destruír la
diferencia racial y la diversidad —cuando buscamos mezclar las razas y las
culturas raciales— estamos ignorando a la Naturaleza y siendo arrogantes,
creyendo vanamente que sabemos más que la Naturaleza. Cuando hacemos tales
cosas antinaturales, estamos siendo tan malos, tan irreflexivos, como alguien
que por ignorancia, avaricia o egoísmo, busca destruír, o realmente lo hace,
algunas especies que la Naturaleza se ha esforzado por crear. Cuando hacemos
cosas antinaturales tales como debilitar la diferencia racial —mediante, por
ejemplo, la justificación de la mezcla de razas o la aceptación de una creación
tan antinatural como la "sociedad multi-racial"— no somos mejor que
algún ignorante y avaro urbanizador que destruye algún hábitat natural y borra
una especie o dos, a fin de construír algún camino innecesario.
El error cometido por el movimiento
ambientalista ha sido suponer o creer que nosotros, como especie, de alguna
manera no estamos sometidos a las leyes de Naturaleza, que lo que se aplica a
todas las otras especies no se aplica, o no debería aplicarse, a nosotros. Eso
es simplemente una completa ignorancia voluntaria, y es inexcusable. En vez de
aceptar la destrucción de nuestra propia singular diversidad y diferencia,
deberíamos celebrar esta diversidad y diferencia de culturas y razas. Nosotros
deberíamos fomentarla, y esperar llevarla adelante. Para hacer esto deberíamos
procurar crear las condiciones sociales, políticas y ambientales adecuadas para
preservar y extender cada raza única y cada cultura única. Nuestras propias
razas únicas, y nuestras propias culturas únicas, están bajo amenaza y
necesitan ser salvadas tanto como aquellos animales, aquellas plantas y
aquellas otras especies que están amenazadas por el cambio global, la avaricia
global y la ignorancia global.
Debemos llegar a un entendimiento completo
y racional de nuestro propio lugar en la "disposición natural de las
cosas", y procurar crear un equilibrado y armonioso estilo de vida donde
todas las muchas creaciones de la Naturaleza sean respetadas, y donde ellas
puedan seguir evolucionando. Nuestro planeta —hasta donde sabemos— es especial
porque contiene la vida, y esta vida es especial, y debería ser valorada,
debido a su gran diversidad, abundancia y diferencia.
La comprensión completa y racional que
necesitamos está contenida en la filosofía natural del Nacionalsocialismo. El
Nacionalsocialismo explica la importancia de las maravillosas creaciones
naturales —raza y carácter individual— a la vez que explica cuán equilibrada o
armoniosa puede ser construída la sociedad para preservar y posteriormente
extender esas creaciones naturales. El Nacionalsocialismo por otro lado explica
cómo este nuevo tipo de sociedad puede conducir a los individuos a un
entendimiento de la Naturaleza misma.
El Nacionalsocialismo, explicado de manera
simple, es un ejemplo de las leyes de la Naturaleza en acción, y una sociedad
nacionalsocialista es simplemente una sociedad orgánica donde la Naturaleza es
respetada y reverenciada, y donde el equilibrio natural, la armonía natural y
la belleza de la Naturaleza, son desplegados de un modo humano y social. En
contraste con la sociedad orgánica y reverenciadora de la Naturaleza, o Reich
del Nacionalsocialismo, todos los otros tipos de sociedad existentes, de hecho
o como una idea política, son sin vida, abstractos e irrespetuosos de la
Naturaleza.
II. LA SOCIEDAD ORGÁNICA DEL NACIONALSOCIALISMO
La diferencia fundamental entre la
sociedad del pueblo creada por los ideales nacionalsocialistas y todas las
otras sociedades modernas —sean tales sociedades el producto del marxismo, el
capitalismo, el socialismo multi-racial, el liberalismo o la
"democracia" parlamentaria— es que una sociedad o Reich nacionalsocialista
es una sociedad orgánica, y como tal refleja, o representa, las leyes de la
Naturaleza.
Tal
sociedad orgánica es natural, sana y evolutiva. Todas las otras sociedades
modernas están o bien (1) basadas en o han derivado de abstracciones o ideas
artificiales —y en cuanto tales, todas ellas son sociedades no orgánicas—, o (2)
las ideas abstractas creadas para conformar una sociedad tan antinatural han
infectado a una sociedad orgánica sana, y han reducido a aquella sociedad
orgánica sana a la enfermedad y le causarán finalmente su muerte. Es decir,
todas las otras sociedades modernas son, o producirán inevitablemente, lo que
es sin vida, carente de alma y de evolución retrógrada.
Uno de los dos objetivos fundamentales del
Nacionalsocialismo es crear un tipo completamente nuevo de sociedad moderna
mediante una revolución nacionalsocialista, es decir, poniendo en práctica los
ideales del Nacionalsocialismo de un modo práctico. Este nuevo tipo de sociedad
—este Reich— es una sociedad que hace posible y que ayuda al desarrollo
de los individuos dentro de ella. Se trata de un medio para fomentar la
evolución de aquellos individuos y sus comunidades. En efecto, la razón misma
de la existencia de tal sociedad es hacer aquello, para continuar nuestro
desarrollo ascendente como individuos y crear así un tipo nuevo y más alto de
ser humano. Crear este nuevo tipo es el segundo objetivo fundamental del Nacional-Socialismo.
El
Organismo del Pueblo
Para ser viva, u orgánica, una sociedad
tiene que reflejar y representar el organismo vivo natural que es una comunidad
de gente ligada por lazos de sangre y una cultura o herencia común. Esto es así
porque sólo una comunidad racial o étnica tal vive como un organismo sano
natural. Sólo un organismo racial único tal es distinto, y producto de la
evolución. Todos los otros tipos de "comunidad" —como las multirraciales
de los Estados modernos— son construcciones antinaturales y artificiales que
son o que llegan a ser no orgánicas. Además, las ideas abstractas que subyacen
en tales sociedades pueden infectar a una sociedad orgánica sana y destruírla.
Tales sociedades antinaturales —o una sociedad infectada, enferma y alguna vez
sana— no reflejan los imperativos biológicos y orgánicos naturales encontrados
en la Naturaleza, por cuanto ellos no son distintos en el sentido racial.
Una sociedad viva tiene un imperativo
biológico, es decir, tiene un Destino y un ethos. Está sujeta a las
leyes de Naturaleza, al patrón de nacimiento-vida-muerte-renovación
que se encuentra en la Naturaleza. Por cuanto es viva, procura crecer,
prosperar y vivir reproduciéndose a sí misma. Por cuanto vive, y ha
evolucionado, es distinta; tiene su propia naturaleza, carácter o ethos.
La verdad es que la raza y la comunidad son la Naturaleza hecha manifiesta. La
raza es la Naturaleza trabajando para producir diversidad y diferencia, y es la
evolución en acción.
La verdad fundamental de nuestra propia
naturaleza, como seres humanos, es que no somos seres aislados. Somos parte de
nuestra propia raza única ya que poseemos dentro de nosotros el ethos
orgánico y el Destino orgánico de nuestra raza, de nuestro organismo del
pueblo. Somos parte de un organismo supra-personal que ha vivido durante miles
de años antes de nosotros y que puede vivir durante miles de años después de
nosotros, a condición de que ayudemos a su Destino orgánico único. Ese Destino
es prosperar, crecer, evolucionar, desarrollarse.
Debilitamos ese Destino orgánico —y
contribuímos a la muerte de ese organismo supra-personal— cuando no nos
apareamos entre nuestra propia especie, nuestra propia gente, y cuando no
ayudamos al desarrollo o no contribuímos a la prosperidad de ese organismo
supra-personal.
Este
organismo supra-personal que es nuestro pueblo, y así nuestra raza, es el
sentido de nuestras vidas. Nuestro objetivo es ayudar y ayudar a su crecimiento,
su cambio evolutivo, su prosperidad. Seguimos viviendo después de la muerte en
ese organismo, en nuestros descendientes, en nuestros hechos, en el suelo, en
la Naturaleza y en la "patria" donde este organismo mora. No hay
ningún sentido para la "vida después de la muerte" aparte de éste. No
hay ningún sentido para la vida además de éste, y todo lo demás es, en
realidad, o una ilusión o un desperdicio de las oportunidades que ofrece la
vida humana. Cualquiera que entienda estas cosas, y que actúe en base a este
entendimiento, es alguien que está iluminado.
La realidad de nuestra naturaleza consiste
en que nuestra conciencia de nosotros mismos, como individuos separados, es
tanto buena como mala. Es mala porque puede conducirnos al egoísmo, en la búsqueda
de objetivos, placeres y felicidades egoístas en perjuicio de la familia más
grande que es nuestro clan, tribu o comunidad natural. Es buena porque eso
significa que poseemos la capacidad de cambiar conscientemente mediante un acto
de voluntad. Esto significa que podemos ayudar activamente a la evolución.
Fundamentalmente nuestra evolución hacia
la conciencia nos ha presentado un dilema. Podemos decidir permanecer
ignorantes, poco instruídos y egoístas, y de ese modo ignorar a nuestra propia
comunidad y su futuro; o podemos decidir ayudar a nuestra gente, y así ayudar a
nuestro propio desarrollo individual. Podemos elegir vivir egoístamente, y malgastar
nuestra posibilidad de vivir después de la muerte, o podemos decidir ser
idealistas e iluminados, y vivir después de la muerte en nuestro pueblo. O
aceptamos nuestro Destino orgánico, o no tenemos ningún Destino. O aceptamos
nuestras responsabilidades, nuestros deberes, como seres humanos que
evolucionan, o no.
Civilización
Un tipo superior de vida resulta cuando
los individuos del mismo pueblo o tribu cooperan juntos para su propio
beneficio. Esto es, cuando ellos colocan el bienestar de su gente antes que su
propio interés. Todo lo que es bueno y noble en la vida humana se deriva de tal
idealismo.
En el pasado, los individuos arios que
decidieron cooperar juntos, para el bien de su tribu o gente, produjeron a
veces civilizaciones, es decir, ellos han creado un modo de vida cada vez más
alto que el producido por una sociedad tribal. Tales civilizaciones han
resultado cuando los individuos nobles y creativos han cooperado juntos para
beneficio de su pueblo y cuando ellos han desplegado una voluntad colectiva u
organizada; cuando ellos, como comunidad, han sido ordenados y disciplinados. Esa
voluntad colectiva es básicamente el Destino. El imperativo orgánico natural de
sus comunidades se desarrolló, mediante el orden, para convertirse en el
Destino de su civilización, tal como el ethos de su pueblo se convirtió en el ethos de su civilización.
En un importante sentido, la civilización
es el tipo más alto de sociedad hasta ahora creado en este nuestro planeta.
Era, y es, un salto evolutivo, con la Naturaleza cambiando y evolucionando y
ayudando a la creación de formas superiores. Pero hasta ahora, la creación y el
mantenimiento de la civilización han sido instintivos. Y hasta ahora, las
civilizaciones han sido únicamente creadas por arios, ya que sólo los arios han
sido dotados, por la Naturaleza, con los dones de una abundante nobleza y
creatividad, y una auto-disciplina o voluntad colectiva u organizada.
Lo que el
Nacionalsocialismo hace es hacer consciente el imperativo de la civilización.
Esto es, el Nacionalsocialismo nos da los medios para entender la civilización
y la vida superior resultante, así como nos da la capacidad de continuar y
ampliar —para evolucionar posteriormente— esa vida superior, y así producir una
nueva raza de seres más elevados. En un sentido simple, el Nacionalsocialismo
es la organizada voluntad de vivir de la raza o comunidad, conscientemente
entendida y voluntariamente aceptada.
La nueva forma de vida aún más alta, la
civilización superior, que es posible ahora producir usando nuestra voluntad
colectiva, es la sociedad sana, expansiva y orgánica del Nacionalsocialismo,
con su propio imperativo o Destino conscientemente entendido. Ya que una
sociedad orgánica, o Reich, sólo puede ser creada por medio de la
realización práctica de principios e ideales nacionalsocialistas, es necesario
considerar cuáles son esos principios e ideales.
Los
Principios e Ideales del Nacionalsocialismo
Los ideales fundamentales del
Nacionalsocialismo son el honor, la lealtad y el deber. Un individuo que se esfuerza
por vivir de acuerdo a esos ideales es una mejor persona que alguien que no se
esfuerza por vivir según ellos. Es decir, esos ideales producen, o pueden
producir, excelencia personal. Ellos representan lo que es humano y civilizado,
y producen individuos de verdadero carácter o personalidad. Fundamentalmente,
esos ideales veneran el noble idealismo del Nacionalsocialismo mismo, la
búsqueda de objetivos supra-personales y la configuración de estándares altos y
nobles para los individuos.
El principio
más fundamental del Nacionalsocialismo es que los individuos y el mundo pueden
cambiar para mejor por un acto de voluntad. Es decir, los individuos poseen la
capacidad de cambiar, y de cambiar a otros; todo lo que se requiere es un acto,
o actos, de voluntad y de idealismo, la búsqueda de un objetivo noble. Esto es
ser idealista y auto-disciplinado, y es el camino para que los individuos, sus
comunidades y su civilización sean sanos y para que prosperen y evolucionen. En
términos prácticos, este principio significa que los individuos colocan los
intereses de su comunidad antes que el propio interés y antes que su propio
placer y felicidad. Si una persona no se esfuerza por actuar y cambiar usando
su voluntad, entonces él está siendo débil y decadente. Según este principio,
no puede haber ninguna excusa para la mala conducta, para la decadencia, para
el carácter débil; el individuo puede, y debiera, cambiar, una vez que es
consciente de cosas tales como los nobles ideales del Nacionalsocialismo, ya
que tal cambio es lo que significa ser humano.
Así, una revolución nacionalsocialista
fundamentalmente significa un cambio de la perspectiva y del comportamiento de
la gente; significa individuos que se esfuerzan por cambiar mediante un acto de
su voluntad aplicando los ideales de honor, lealtad y deber en sus propias
vidas. De este cambio personal e interior puede ser construída una nueva
sociedad, con las estructuras y las instituciones de tal sociedad reflejando o
representando esos nobles ideales y principios del Nacionalsocialismo. Sin ese
cambio personal, no puede haber ninguna revolución nacionalsocialista, y por lo
tanto ninguna sociedad nacionalsocialista.
El segundo principio del
Nacionalsocialismo es el de respetar y reverenciar a la Naturaleza misma. La
raza —y por lo tanto las comunidades de gente unida por lazos de sangre—
reflejan la realidad de la Naturaleza, y en consecuencia una sociedad étnica, u
orgánica, es el mejor tipo, el más natural y más sano de sociedad para que los
individuos vivan. Tal sociedad representa la voluntad organizada de una
comunidad particular, y expresa el imperativo biológico único, el Destino
único, de aquella gente. Tal sociedad se esfuerza por un equilibrio armonioso
con la Naturaleza, equilibrando Sangre y Suelo —Pueblo y Patria— con Conquista
y Exploración.
El
tercer principio del Nacionalsocialismo es que una sociedad orgánica tal
debería ser el comienzo de una búsqueda para continuar el trabajo de la
Naturaleza esforzándose por avanzar, por proseguir nuestra propia evolución,
creando de esa manera una nueva raza de seres humanos superiores y una nueva
Edad de Oro.
El cuarto principio del Nacionalsocialismo
es que esta búsqueda para seguir nuestra propia evolución depende de que
nosotros comprendamos, expresando y representando en nuestras propias vidas y
en nuestra sociedad lo que es supremamente idealista o numinoso, es
decir, lo que es hermoso, excelente, inspirador y divino. Sólo entendiendo,
expresando y representando o tratando de representar lo que es supremamente
idealista o numinoso podemos como individuos y como pueblo ser inspirados para
cambiar, explorar, conquistar y realizar el propósito de nuestras vidas.
Destino
Nosotros los arios tenemos que descubrir
de nuevo nuestro imperativo biológico único, nuestro ethos y Destino
únicos. Es esto lo que debería inspirarnos y dirigir nuestras vidas, no la
búsqueda de una antinatural y decadente "felicidad personal", y
ciertamente no los esfuerzos para conseguir la comodidad material y el
patrimonio personal. Para sobrevivir y prosperar, un pueblo o raza debe poseer
un Destino, debe valorarse a sí mismo, y estar orgulloso de sí mismo. Debe ser
unido y fuerte. Si una raza o pueblo no se valora a sí mismo, si no está
orgulloso de sus logros y no tiene ningún sentido o sentimiento por su identidad
racial y su Destino, entonces aquella raza está enferma, y agonizante.
Es uno de los principales objetivos del
Nacionalsocialismo el proveernos de un sentido de identidad racial —y reunirnos
con nuestro Destino de civilización único— permitiéndonos así como raza
sobrevivir, prosperar y crear la sociedad orgánica que es necesaria si nuestra
evolución debe continuar.
El enemigo del noble y evolutivo idealismo
del Nacionalsocialismo es el egoísmo inherente en el carácter individual débil.
El enemigo de la sociedad evolutiva, orgánica y numinosa que es el objetivo a
crear del Nacionalsocialismo, es la sociedad enferma del presente con su
carencia de honor personal, su abandono de la excelencia y sus antinaturales y
enfermizas ideas abstractas, como la igualdad racial, el pacifismo, la
decadente auto-complacencia, la felicidad personal y el desdén por la
auto-disciplina.
Parte Dos
Pueblo y Patria
III.
NUESTRA RELACIÓN CON LA NATURALEZA
En nuestro mundo moderno, con su
tecnología, su materialismo y su sociedad de consumo, el individuo en gran
parte ha perdido u olvidado el vínculo, lazo o nexo, que existe entre él, la
Naturaleza y el cosmos además. Ese vínculo existe porque el individuo es un
organismo vivo, con un pasado orgánico, y porque ese organismo para su salud y
su misma vida depende de la Naturaleza. Es una falacia moderna el que nosotros,
como individuos, como seres humanos, somos de alguna manera diferentes o
superiores a la Naturaleza. Le pertenecemos, somos parte de la Naturaleza —de
los procesos creativos, vitales y biológicos de la Naturaleza— tanto como los
árboles o los animales salvajes le pertenecen. Nuestra misma vida es una
expresión de este nexo entre nosotros y la Naturaleza misma.
Ha habido,
sin embargo, diversas tentativas recientes para tratar de entender, y
restablecer, este nexo vivo entre nosotros, como seres humanos vivos, y la
Naturaleza. Estas recientes tentativas "ambientalistas" y
"ecológicas" se enfocan principalmente en el individuo, en el
aislamiento, y en el "estilo de vida" del individuo, pretendiendo
mostrar que hay o podría haber un "estilo de vida" personal para el
individuo que está más "en armonía con la Naturaleza" y, de ese modo,
que ayuda a la Naturaleza, o que ayuda a proteger a la Naturaleza de la
explotación por parte de los seres humanos. Algunas de estas tentativas
recientes van más allá, y sugieren diversos tipos de sociedades humanas que
podrían ser construídas para hacer estas cosas y otras similares.
Sin embargo, todas estas recientes
tentativas están basadas en un malentendido fundamental del vínculo existente
entre nosotros y la Naturaleza. Todos estos recientes intentos ignoran cómo
llegamos a ser lo que somos, cómo y por qué hemos evolucionado. Lo que no ha
sido entendido es el hecho de que nosotros mismos estamos todavía sujetos a la
ley o a los procesos de la Naturaleza, de que nosotros hemos surgido porque
hemos evolucionado desde la Naturaleza, y debido al imperativo biológico, el
Destino orgánico, de nuestros antepasados.
Para
entender el vínculo que existe entre nosotros y la Naturaleza debemos entender
nuestro propio imperativo biológico, nuestro Destino como organismos vivos.
Este Destino no sólo explica el nexo entre nosotros y la Naturaleza, sino que
también nos permite entender cuál es el sentido de nuestra vida, cuál es el
propósito de nuestra existencia, aquí en este planeta que llamamos la Tierra.
Todos los seres vivos en este planeta, todos los organismos, están sujetos a
las leyes de la Naturaleza, al imperativo biológico implícito en la vida misma.
De este modo, todos los organismos nacen, todos ellos tienen el potencial para
crecer; todos ellos, si están sanos, procuran reproducirse o tener
descendientes; y todos ellos, como organismos individuales, deben morir. Todos
los organismos también tienen el potencial para cambiar, para adaptarse a las
condiciones que ellos encuentran o en las que se encuentran, aunque para la
mayor parte de los organismos esta adaptación, esta evolución, para ser
sensible o significativa, ocurre durante muchas generaciones.
El Destino biológico que tiene un
organismo vivo depende de su tipo, de su especie, y de ese modo es determinado
por la evolución. Una especie biológica particular es diferente de otras
especies debido a la evolución; ella se ha adaptado a través del tiempo para
hacer ciertas cosas, y ha adquirido ciertas características, una cierta
naturaleza. Esa naturaleza es inherente en un organismo particular porque aquel
organismo es lo que es —un tipo biológico distinto— debido a los antepasados de
aquel organismo.
De esta manera, una abeja ha evolucionado
para tener alas y volar, mientras que una araña está confinada a donde pueda ir
con sus patas; ambas pertenecen a la clase que llamamos "insectos",
pero ellas son especies separadas, distinguidas por lo que ellas puedan hacer o
no. Una araña tiene la "naturaleza", el carácter, de una araña,
mientras que una abeja tiene la "naturaleza" de una abeja. Las arañas
han evolucionado para construír redes de diversas clases a fin de atrapar su
comida, mientras que las abejas han evolucionado para volar en busca de su
alimento.
De igual
manera, nosotros como individuos somos quienes somos —tenemos la naturaleza que
tenemos— debido a nuestros antepasados, debido a nuestro pueblo o raza. Nuestra
propia especie humana ha evolucionado, durante enormes períodos de tiempo, en
razas o agrupaciones separadas, cada una de las cuales tiene su propia
naturaleza única, y cada una de las cuales, debido a aquella naturaleza, tiene
su propio Destino orgánico único, su propio imperativo biológico.
Al contrario de lo que la mayor parte de
las personas ha sido llevada a creer, estas diferentes razas nuestras tienen
una importancia fundamental porque ellas expresan cómo la Naturaleza se
manifiesta a nosotros; ellas expresan cómo estamos conectados con la
Naturaleza. Lo que es de vital importancia acerca de la comunidad o raza, es
este vínculo, esta expresión de nuestra propia naturaleza como individuos, esta
expresión de nuestra identidad y esta expresión de nuestro Destino orgánico. La
raza es una expresión del Destino orgánico de nuestra propia especie humana. La
raza expresa, o representa, cómo llegamos a convertirnos en lo que somos. En un
sentido simple, raza o comunidad es una expresión de la ley o de los procesos
de la Naturaleza, de cómo funciona la Naturaleza y es hecha manifiesta a
nosotros. La raza es la evolución en acción, la Naturaleza trabajando para
producir más diversidad y más diferencia. Lo que es sólo de importancia secundaria
en cuanto a la raza son las diferencias físicas o mentales reales entre las
razas.
Lo que debe ser entendido es que nuestra
comunidad es nuestra conexión con la Naturaleza y de ese modo con el cosmos
mismo. Así como somos la Naturaleza hecha manifiesta en un organismo
individual, así nuestro pueblo es un organismo que manifiesta la Naturaleza. En
un sentido simple, nuestra comunidad es una cosa viva, un organismo
supra-personal del cual somos parte. El organismo de nuestro pueblo ha vivido durante
miles de años antes de nosotros, y puede vivir miles de años después de
nosotros si aquellos que son parte de él lo ayudan procurando preservarlo y
extenderlo y mantenerlo vital y sano. El imperativo biológico —el Destino
orgánico— de una comunidad es vivir, ampliarse, y evolucionar en adelante.
Lo que hemos perdido en los tiempos
modernos es una apreciación, una comprensión del organismo supra-personal que
es nuestra raza. La raza le da al individuo el Destino orgánico de ella, así
como la comunidad misma es el sentido de la vida del individuo. Lo que la
mayoría de la gente hoy asume es que el "sentido de la vida" —la
felicidad personal, el placer, la comodidad material, etc.— es una ilusión;
tales cosas artificiales son estériles, carentes del Destino orgánico. El
destino, para un individuo, es el Destino orgánico inherente en él debido a su
comunidad.
El verdadero
propósito y significado de la vida es esforzarse por ayudar o fomentar o
mantener sana la propia comunidad viviente, es decir, ayudar al Destino
orgánico de la propia raza. Un individuo ha nacido para hacer esto, y si esto
no es hecho, entonces aquella vida individual no tiene ningún significado o
propósito último. Su vida ha sido un desperdicio, y el Destino que es inherente
en él en virtud de estar vivo y haber nacido entre su comunidad, queda sin
cumplir. En el pasado, la mayor parte de los individuos cumplía algo de ese
Destino casándose entre su propia gente y produciendo hijos y descendientes
para continuar la comunidad misma. Esos descendientes contenían el potencial de
la comunidad, un medio de ayudar o de realizar el Destino de la raza. El destino,
para el individuo, es vital, es numinoso; es inspirador y vivificante. El
destino produce salud. Por contraste, las ilusiones materiales y egoístas que
hoy se consideran como "sentido" y "vida" son sin vida y
carentes de sustancia. Del mismo modo, las sociedades modernas que están
basadas sobre estas ilusiones materiales y egoístas están muertas y vacías de
sustancia.
Es un hecho triste el que un individuo que
es una mezcla racial, un cruzamiento, ha perdido su Destino porque ha perdido
lo que lo conecta a la Naturaleza, su identidad única, y su propósito único.
Ellos no tienen alma, ninguna identidad especial o, a lo más, tienen una
confusión de identidad, y una confusion de propósito. Aquellos responsables de
crear tal mezcla han actuado contra la Naturaleza misma, contra la diversidad y
la diferencia racial que la Naturaleza busca producir mediante la evolución y
sus leyes.
Tales mezcladores de la raza, en vez de
reproducirse entre su propio tipo, y de ese modo procurar ayudar a su propio
Destino y por ende al Destino de la Naturaleza, han socavado el Destino de su
propia comunidad. Tal como aquellos que arrogantemente explotan y devastan la
Naturaleza por ganancias comerciales, aquellos que fomentan la mezcla de razas
y quienes producen una descendencia racialmente mezclada han dañado a la
Naturaleza.
El descendiente racialmente mezclado está
en su mayor parte "desarraigado", y todo lo que él puede hacer para
intentar reparar algo del daño que sus padres han hecho a la Naturaleza, es
esforzarse por ayudar de un modo práctico al Destino de una de las razas de las
cuales él desciende. Es decir, él pueden esforzarse por fomentar la identidad
racial, la supervivencia y expansión racial —y de ese modo el Destino— de una de
las razas de las cuales desciende. Si hace otra cosa aparte de esto, entonces
su vida es un desperdicio, ya que él mismo no puede vivir de ningún modo
significativo después de su propia muerte individual.
IV.
LA VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE Y LA ILUSIÓN DEL YO
Nuestra creencia en nuestra propia unicidad
autónoma es una ilusión. La creencia de que tenemos una amplia
"libertad" para elegir o determinar nuestro propio destino es también
una ilusión. La realidad es que somos parte y dependientes de nuestra
comunidad, y de la Naturaleza, y la única libertad que tenemos, como parte de
este organismo mayor que es nuestra raza, es la libertad de evolucionar o no
evolucionar, es decir, ayudar o no al Destino de nuestra comunidad. Si ayudamos
a ese Destino, cumplimos el propósito de nuestras vidas, y de ese modo podemos
evolucionar hacia lo que está más allá.
Nuestra
individualidad, nuestra conciencia, es una adaptación evolutiva. Esta
adaptación nos ha permitido evolucionar posteriormente mediante la cooperación
en la búsqueda de objetivos nobles. Esto ha permitido la creación de un modo de
vida superior y más evolucionado, la vida en común de las sociedades, y más
tarde, de la civilización. Esto es, nuestra individualidad, nuestra
personalidad, ha sido y es fundamentalmente un medio de ayudar a nuestra raza.
Esto ha sido
y puede ser hecho mediante un triunfo de la voluntad individual, mediante individuos
que conscientemente colocan el bienestar de su pueblo, su comunidad, antes que
su propio interés y su propia supervivencia individual. Las sociedades y la
civilización son creadas, y florecen, sólo en tanto esto sea hecho. Es decir,
sólo mientras florezca el idealismo y la nobleza. En el pasado, una sociedad o
civilización era una sociedad o civilización de una comunidad particular, una
expresión de un pueblo particular en un tiempo y lugar particulares, cooperando
juntos y produciendo así un modo de vivir superior y más evolucionado para
ellos mismos. En sí, tales sociedades y civilizaciones reflejaban el Destino, o
parte del Destino, de una comunidad particular.
La verdad de nuestras vidas individuales
es que poseemos una conciencia comunitaria: una conciencia más allá del corto
alcance de nuestras propias vidas individuales. La realidad del presente es que
esta conciencia comunitaria, esta perspectiva más amplia, se está perdiendo
cada vez más en las sociedades artificiales y sin vida de nuestros tiempos. En
el pasado, esta conciencia era sobre todo instintiva, un producto de nuestra
herencia, de nuestra conciencia comunitaria o identidad racial. Es esta
conciencia la que le da el sentido a nuestras vidas, y es esta conciencia la
que destruye, o que puede destruír, la ilusión de nuestro Yo independiente
Esta conciencia comunitaria es una
conciencia de cómo estamos conectados con la Naturaleza por medio de nuestro
pueblo. Es un entendimiento instintivo o consciente de nuestra herencia racial
y Destino; es una conciencia de que nuestra comunidad ha existido durante miles
de años antes de nosotros, y de que puede existir durante miles de años después
de nosotros. Es una conciencia de que somos nuestra comunidad hecha manifiesta
en un tiempo y lugar particulares.
Sin embargo, esa conciencia comunitaria es
sólo parte de lo que existe; sólo expresa parte de lo que nosotros somos como
seres humanos. Existe una conciencia más allá de esto, la conciencia de la
Naturaleza misma, y del cosmos más allá de la Naturaleza. Cada comunidad es la
Naturaleza misma hecha manifiesta, la Naturaleza encarnada en forma humana, en
los individuos de un grupo particular. Del mismo modo, la Naturaleza es el
cosmos hecho manifiesto, una encarnación, en este planeta que llamamos Tierra,
del imperativo biológico u orgánico del cosmos. La vida misma es el cosmos
luchando por evolucionar, la manifestación, en un tiempo y espacio
particulares, del orden cósmico que es la vida. Cuando existe una conciencia
despierta de esta relación entre el cosmos, la Naturaleza, la comunidad y los
individuos, entonces existe un entendimiento de la vida misma.
Esa
comprensión supra-personal, esa perspectiva que nos lleva más allá del
individuo, no sólo da sentido y significado a nuestras propias vidas sino que
expresa realmente cuál es el sentido de nuestras vidas y de lo que está más
allá de nuestras propias vidas individuales cuando morimos como individuos.
Lo que está más allá de nosotros es un
cosmos entero de conexiones y Destinos, una matriz viva u orgánica llena de
organismos vivientes, que van desde el cosmos mismo hasta organismos de tamaño
planetario como la Naturaleza aquí en la Tierra, con su propia intrincada
matriz de razas vivientes y evolucionantes, compuestas de miembros individuales
vivientes y cambiantes.
En cierto modo, nuestro objetivo como
seres conscientes es descubrir, llegar a conocer, entender esta matriz orgánica
cósmica, y ayudar a su vida, a sus manifestaciones orgánicas y su evolución
como mejor podamos. Este conocer y esta ayuda a los Destinos orgánicos de los
diversos organismos, y particularmente de nuestra propia raza, son para
nosotros, como individuos, una evolución adicional; somos nosotros mismos
contribuyendo a la evolución. Somos nosotros como individuos yendo más allá de
lo que somos, en un tiempo y espacio particulares, y realizando así el
propósito de nuestra existencia, como seres vivos poseídos de voluntad y
poseídos de conciencia. A causa de esto, somos nosotros llegando a ser o
procurando llegar a ser divinos, buscando participar en el gran drama de la
evolución cósmica. Somos nosotros ayudando a la Naturaleza y al cosmos mismo.
Si así ayudamos a esos Destinos orgánicos,
nosotros mismos nos convertimos en esos Destinos, y nos encarnamos en el
futuro, en una forma desarrollada. Es decir, si ayudamos al Destino de nuestra
raza, nos convertimos en nuestra raza, en su mismo futuro y sus posibles
futuras manifestaciones. También nos convertimos en la Naturaleza, en la evolución,
y así en el cosmos mismo, en la misma vida del cosmos. Es decir, perduramos
después de nuestra propia muerte individual en estas cosas. Este perdurar, sin
embargo, no es algo dado, no es algo cierto, no es predestinado: tiene que ser
conseguido por el individuo en esta vida, por un triunfo de la voluntad
individual y por una ayuda al Destino. Si no es conseguido, entonces la promesa
de vida en los individuos que no lo consiguen ha permanecido incumplida.
Más allá de nuestra muerte individual no
hay ningún "cielo", ningún "infierno", ningún "nirvana",
ningún "paraíso", ningún "Walhala" donde perduremos
como individuos con los sentimientos y la conciencia de nosotros mismos como
seres individuales. Tampoco hay ningún "re-nacimiento" como otro individuo.
Ésas son todas ilusiones construídas sobre la ilusión de un Yo independiente.
Todo lo que hay o puede haber es una conciencia supra-personal, una
trascendente, o un desarrollo, para convertirse en un nuevo tipo de ser.
Ese nuevo tipo de ser es parte de nuestras
vidas en el organismo supra-personal que es nuestra comunidad, que es la
Naturaleza y que es el cosmos mismo, todas manifestaciones o encarnaciones de
la misma esencia de la vida misma, y todas siendo partes de lo mismo, el mismo
tipo de ser viviente. No hay ninguna división de esta esencia, por cuanto no
hay ningún espacio que divida a un mundo de otro, y ningún lento pasar del
tiempo causal. En el sentido simple, si trascendemos, por medio de nuestros
logros y nuestra ayuda al Destino, a lo que está más allá de nuestra existencia
individual, llegamos a ser como dioses inmortales. El cosmos mismo, y toda la
vida dentro de él, es nuestro hogar, y podemos viajar por el cosmos y morar en
cualquier parte dentro de él. Esto es así porque nos convertimos en la esencia misma
de estas cosas, que existe más allá de nuestro tiempo normal y más allá de
nuestro espacio causal normal.
Hay un entendimiento y una noción aquí que
es profunda, extraordinaria e importante para nuestro futuro. Desafortunadamente,
es una comprensión que mucha gente en estos tiempos no entiende o no puede
entender o apreciar, ya que es contraria a las creencias ilusorias, los dogmas
ilusorios y el materialismo que dominan y determinan las sociedades de nuestro
tiempo. Como tal, se trata de la sabiduría, del entendimiento de los siguientes
mil años, que ayudará a crear, o que creará, un ser humano más altamente
desarrollado.
V.
PUEBLO Y PATRIA: CREANDO UNA SOCIEDAD COMUNITARIA ORGÁNICA
El Destino de un pueblo particular puede
ser hecho manifiesto en una patria. Una patria es una sociedad étnica o
comunitaria que mora en un lugar particular o patria. Para ayudar a la
Naturaleza, y para evolucionar posteriormente, las sociedades de pueblos deben
ser creadas sobre una base de alcance mundial para preservar y ayudar a cada
pueblo único o raza que la Naturaleza ha desarrollado. Hacer otra cosa es
socavar y destruír lo que la Naturaleza se ha esforzado por crear; es dañar
arrogantemente a la Naturaleza misma.
Sólo una sociedad
comunitaria —una sociedad, Estado o nación étnicos— es una sociedad orgánica o
viva, y sólo una tal sociedad viva y sana puede ayudar a la Naturaleza y
fomentar la evolución de nuestra propia especie. Todos los otros tipos de
sociedad, por muy bien intencionadas que sean, son contrarias a la Naturaleza y
anti-evolutivas ya que todas ellas dañarán a la Naturaleza, probablemente de
manera irrecuperable.
Para que un pueblo particular sobreviva,
prospere y evolucione —y así para que la Naturaleza misma sea ayudada— debe
tener un hogar, un lugar para habitar, ya que debe establecer un equilibrio
armonioso con la Naturaleza. Lo más importante de todo, dicho pueblo debe tener
o establecer su propia identidad, y poseer un sentido o una comprensión de su Destino
único, un sentido de perspectiva y un sentido de orgullo. La comunidad debe
valorar sus propias tradiciones, su herencia y su cultura, por cuanto ellos
deben procurar mantener vivo a su pueblo mismo. Esto significa que ellos deben
mantener pura su sangre casándose entre su propia clase racial. Los individuos
de aquella comunidad deben ser alimentados con buena comida, puesto que ellos
deben ser o llegar a ser físicamente sanos. La tierra misma debe ser cuidada,
ya que la gente depende de su bienestar. Así existe, o debe ser desarrollada,
una conciencia de Sangre y Suelo, de Pueblo y Patria.
Existe también, o debe ser desarrollada,
una conciencia del Destino de aquel pueblo único. En el pasado, el Destino de
una comunidad particular ha sido expresado por medio de un mito o leyenda,
sobre todo implicando a dioses o deidades. Tales mitos y leyendas ya no son
necesarios, ya que ahora poseemos la capacidad de conocer conscientemente y
entender el Destino de nuestra comunidad, estando basado ese Destino único en
el ethos único, el carácter único, de un pueblo particular.
Una sociedad viva tiene un propósito
supra-personal, una lucha por hacer real su Destino. De esa manera, los
individuos de tal sociedad poseen un objetivo supra-personal. Básicamente, una
sociedad racial es la voluntad organizada de dicho pueblo. Es una sociedad
ordenada llena de individuos auto-disciplinados que voluntariamente cooperan
juntos para su propio mayor bien, porque ellos saben o sienten que una tal
sociedad ordenada y auto-disciplinada los hace individuos mejores y más sanos,
y les da una oportunidad para cumplir el real propósito de sus vidas. Así
pueden ellos, y su comunidad, evolucionar, y una nueva raza más alta de seres
humanos nace. Los valores de una sociedad orgánica son los valores del
idealismo y la nobleza, la búsqueda o la lucha por la excelencia personal y
supra-personal mediante la puesta de altos estándares personales.
Por contraste, las modernas sociedades
no-orgánicas pretenden satisfacer los egoístas deseos materiales de los
individuos dentro de aquella sociedad. No existe ningún objetivo supra-personal
al cual los individuos puedan aspirar y que los inspire, y en realidad ningún
propósito común por el cual tales sociedades luchen, excepto vagas e ilusorias
y abstractas ideas como "felicidad" y "seguridad". Por esta
razón, tales sociedades son desorganizadas, des-evolutivas y no funcionan
particularmente bien.
Hemos alcanzado ahora la etapa de nuestra
evolución en que poseemos el entendimiento, y hemos desarrollado la arrogancia
egocéntrica, la ilusión del Yo, de o ayudar a la Naturaleza, o dañarla
severamente. Una sociedad étnica, orgánica o racial —basada en el Pueblo y la
Patria— es un paso hacia ayudar a la Naturaleza y a nuestra propia evolución,
tanto como especie y como individuos. Cualquiera y cada tipo de sociedad
multirracial es una despiadada destrucción de la Naturaleza.
Crear una
sociedad orgánica requiere que nosotros actuemos con entendimiento, que seamos
auto-disciplinados, que consigamos nuestro propio singular triunfo de la
voluntad. O reconocemos —y nos esforzamos por restaurar— nuestra conexión con
la Naturaleza, evidente en la raza, o egoísta y arrogantemente ignoramos esa
conexión, y dañamos a la Naturaleza y el futuro de nuestra propia especie aquí
en este planeta que llamamos la Tierra.
La verdad suprimida y temida de nuestros
tiempos es que el Nacionalsocialismo de Adolf Hitler fue una expresión moderna
y consciente de la sabiduría de Pueblo y Patria. Él mismo fue una encarnación
del Destino de la gente aria, y su misión fue revelar esa sabiduría y restaurar
la conexión entre nuestra especie y Naturaleza, permitiéndonos así ayudar a la
Naturaleza y seguir con nuestra evolución. La noble sociedad racial que él comenzó
a crear en Alemania debía ser un medio práctico para conseguir una nueva Edad
de Oro aquí en este nuestro planeta.
Que su trabajo quedase inacabado y que haya
sido despiadadamente destruído por sus enemigos, y que el Nacionalsocialismo y
Adolf Hitler han sido el sujeto de la más odiosa, más intensamente mentirosa y
deshonrosa campaña propagandística que el mundo haya visto alguna vez, revela
muchísimo acerca de las fuerzas e influencias que ahora dominan este planeta
que es nuestro hogar.
Parte Tres
Más Allá del Egotismo del Pasado:
Un Revolucionario Manifiesto Nacional-Socialista
VI.
UN MANIFIESTO REVOLUCIONARIO
Éste es un manifiesto revolucionario
porque claramente perfila lo que los individuos deben aceptar si una sociedad
realmente noble y evolutiva ha de ser creada. Esta sociedad evolutiva es
básicamente una sociedad noble donde los ideales fundamentales del
Nacionalsocialismo —el honor, la lealtad, el deber— son aceptados por los
individuos, aceptados como los principios rectores de la vida pública y son los
fundamentos de todas las instituciones públicas y del gobierno mismo.
Lo que debe ser aceptado es que ciertas
cosas son perjudiciales o dificultan nuestra propia evolución y por ende la
creación de un modo de vida más alto y más noble. La mayoría de esas cosas
perjudiciales proviene de nuestro propio egotismo y nuestro propio deseo de
posesiones materiales, comodidad material y riqueza. Si hemos de evolucionar y
llegar a ser seres más avanzados, más cultivados, más civilizados, y si hemos
de crear una forma de vida más avanzada, una sociedad más avanzada y una
civilización más avanzada, debemos rechazar e ir más allá de tales cosas, con
todo lo difícil que sea, que sin embargo es radical y revolucionario. Lo que es
importante es aceptar lo que es necesario, cambiar nuestras propias vidas
mediante un triunfo personal de la voluntad, y esforzarse por crear una
sociedad mejor y más noble para nuestra gente.
Para crear tal sociedad todo lo que es
necesario es idealismo y un triunfo de la voluntad. Esto es revolucionario, y
requerirá una revolución práctica, en las actitudes de la gente y en la
sociedad. Tal sociedad nunca puede ser creada por compromiso, por la
complacencia en lo que es egotista, material, "respetable" y burgués.
Para el Nacionalsocialismo, el Estado, la economía y la sociedad misma son sólo
un medio, un medio para crear un individuo más avanzado, más altamente
evolucionado, y un pueblo o raza más avanzada, más altamente evolucionada.
Cualquier dificultad práctica e inmediata que exista, sólo está allí para ser
vencida por una implementación práctica, humana y revolucionaria del idealismo.
Este
Manifiesto perfila sólo lo imprescindible, la esencia, de lo que es necesario.
Está concebido como una guía para la acción revolucionaria, y como un estímulo
hacia el desarrollo de la filosofía nacionalsocialista. Como Adolf Hitler
escribió en Mein Kampf:
"El Estado es sólo el receptáculo, y
la raza es lo que él contiene. El recipiente sólo puede tener sentido si
preserva y salvaguarda el contenido. De otro modo carece de valor".
"De ahí que el objetivo supremo del
Estado étnico sea proteger y preservar a aquellos elementos raciales que, por
su trabajo en el campo cultural, crean la belleza y la dignidad que son
características de una Humanidad superior. Como arios, podemos considerar al
Estado sólo como el organismo vivo de un pueblo, un organismo que no mantiene
simplemente la existencia de un pueblo sino que funciona de tal modo que
conduzca a su pueblo a una posición de libertad suprema mediante el desarrollo
progresivo de las facultades intelectuales y culturales...".
"De un mecanismo muerto que afirma
ser un final en sí mismo [nuestro actual Estado] surgirá un organismo vivo que
tiene que servir exclusivamente a un propósito; y aquel propósito es uno que
pertenece a un orden más alto de existencia...".
"La Weltanschauung racial está en un profundo acuerdo con la
voluntad de la Naturaleza, porque restaura el juego libre de aquellas fuerzas que
conducirán a la raza por las etapas de un sostenido desarrollo recíproco hacia
un tipo más alto, hasta que finalmente la mejor parte de la Humanidad poseerá
la Tierra y será libre para trabajar en cada dominio por todo el mundo, e
incluso alcanzar lugares que están lejos más allá de esta Tierra".
"El instinto para la preservación de
la propia gente de alguien es la causa primaria que conduce a la formación de
comunidades humanas. De ahí que el Estado sea un organismo racial y no una
organización económica. La diferencia entre los dos es tan grande que es
incomprensible para nuestros políticos contemporáneos. Por eso a ellos les
gusta creer que el Estado puede ser constituído como una estructura económica,
mientras que la verdad es que siempre él ha resultado del ejercicio de aquellas
cualidades que son parte de la voluntad para preservar al pueblo y a la raza.
Además, estas cualidades siempre existen y funcionan por medio de las virtudes
heroicas, y no tienen nada que ver con el egoísmo comercial, porque la
conservación del pueblo siempre presupone que el individuo está listo a
sacrificarse. Tal es el sentido de las líneas del poeta:
Nie wird euch das Leben
gewonnen sein.
[Y si usted no arriesga su vida,
nunca ganará vida para usted mismo
(Friedrich Schiller, Wallensteins
Lager, 11)].
"El sacrificio de la existencia
individual es necesario a fin de asegurar la conservación de la raza. De ahí es
que la condición más esencial para el establecimiento y el mantenimiento de un
Estado es un cierto sentimiento de solidaridad, basado en una identidad de
carácter y raza, y en una resuelta disposición a defender a éstos a toda
costa"
[Mein Kampf, vol. 2, cap. 2].
VII.
LA FUTURA SOCIEDAD EVOLUTIVA
El Nacionalsocialismo pertenece al futuro
porque representa nuestro noble deseo de continuar nuestra evolución, como
individuos y como especie, y porque es un medio práctico para crear una
sociedad verdaderamente avanzada y evolucionaria. El Nacionalsocialismo es
fundamentalmente idealista y de hecho espiritual, una manifestación de que yace
más allá del egotismo y el materialismo. Como tal, el Nacionalsocialismo puede
crear un nuevo mundo, una nueva Edad de Oro, donde el noble idealismo y la
espiritualidad que representa son materializados, permitiéndonos así como seres
humanos realizar nuestro potencial divino o evolucionario.
Más Allá de la Propiedad Privada
En contraste con el idealismo noble y
práctico del Nacionalsocialismo, la vida moderna y las sociedades modernas
desperdician nuestro potencial humano. Tales sociedades principalmente
manifiestan o estimulan lo que es esencialmente un modo de vivir infrahumano y
primitivo, la búsqueda del materialismo y el triunfo del individuo egoísta y
auto-centrado. En ninguna parte este moderno egoísmo, este triunfo del
destructivo egotismo, es más evidente que en la propiedad privada y en el deseo
de obtener y conservar propiedad privada y riqueza privada. Una sociedad
avanzada y evolutiva es una donde la avaricia egoísta, el egotismo destructivo
y el materialismo infrahumano del presente y del pasado han sido todos
desterrados y abolidos porque quedaron detrás.
Dejar tales cosas requiere la abolición
deliberada de la propiedad privada, y esto mismo requiere individuos que
consigan su propio triunfo de la voluntad aceptando y sosteniendo lo que es
noble e idealista más bien que lo que es egotista o beneficioso para ellos,
como individuos en aislamiento. En resumen, significa individuos que noblemente
se esfuerzan por colocar el bienestar, y el futuro, de su pueblo o sociedad
antes que su propio interés. Además, significa aquella nueva sociedad misma,
esforzándose por objetivos supra-personales e inspiradores o numinosos.
Tenemos que, y debemos, ir más allá: debemos
abolir el mezquino y destructivo materialismo del pasado, el capitalismo del
pasado, y los intrascendentes y destructivos deseos egotistas que nosotros
mismos sentimos. Debemos liberarnos de lo que es primitivo y lo que es mundano.
Debemos concentrarnos en y desarrollar nuestra superior naturaleza civilizada,
y rechazar, mediante un triunfo de la voluntad, nuestra primitiva naturaleza
egotista. Si hacemos esas cosas, somos seres humanos; si no las hacemos, si
desdeñamos la auto-disciplina y el idealismo, entonces estamos siendo
infrahumanos y viviendo de un modo infrahumano.
Debemos crear un gobierno, un Estado, una
economía y una sociedad que pueda proveernos y que nos provea realmente de los
elementos necesarios básicos que necesitamos para vivir y estar sanos: un buen
alojamiento, buena asistencia médica, un medioambiente bueno y comida buena.
Eso puede liberarnos, y lo hará, de las tareas mundanas básicas de la vida,
permitiéndonos con ello perseguir metas supra-personales, más elevadas, más
dignas y numinosas que pueden crear y que crearán un tipo superior de
individuo, un modo de vivir superior y una civilización superior. Tales cosas
deberían ser proporcionadas porque ése es el único y genuino propósito de un
Estado, su gobierno y su economía: cuidar de su gente y crear las condiciones
que permitan la evolución de aquel pueblo.
Nacional-Socialismo, No Comunismo
Debe ser entendido en adelante que los
ideales revolucionarios del Nacionalsocialismo representan lo que es necesario
para crear una sociedad evolucionaria. Dichos ideales son nacionalsocialistas,
no comunistas; es decir, ellos reflejan la naturaleza del socialismo racial y no la naturaleza del socialismo igualitario del
comunismo. Fundamentalmente, el Nacionalsocialismo acepta la realidad de la
Naturaleza y de nuestra propia existencia humana, manifiesta en la raza y en la
excelencia del carácter individual, mientras que el comunismo busca debilitar y
destruír tanto la diversidad racial como la diferencia, y la excelencia del carácter
individual.
El comunismo
significa la coerción de la gente, una dictadura. El nacionalsocialismo
significa la libertad de una democracia comunitaria, la libertad de una
sociedad orgánica. El comunismo significa la búsqueda de una sociedad utópica
anti-evolutiva y materialista; el Nacionalsocialismo significa la búsqueda de
objetivos no materialistas y numinosos. El comunismo significa un final a la
excelencia individual, y el deseo de destruír la personalidad individual y la
responsabilidad individual; el Nacionalsocialismo significa la búsqueda de la
excelencia personal mediante un esfuerzo por el honor y el idealismo, y la
aceptación de la responsabilidad individual.–
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