En Abril del año pasado en el sitio goldandliberty.com fue publicado el
siguiente análisis que ofrecemos aquí en castellano, donde su autor, tomando
como guía ciertas reflexiones del filósofo alemán Emanuel Kant, se remonta
hasta el origen de la así llamada Escuela de Frankfurt, compuesta
mayormente de judíos, originadora de siniestras políticas de control social, de
la dictadura cultural llamada "corrección política", y propagadora de
la nueva forma que ha asumido el marxismo, el "marxismo cultural",
empeñado en la destrucción de la civilización occidental y sus valores.
Si una persona no
tiene pensamientos filosóficos, ciertas preguntas nunca cruzarán por su mente.
Cuando yo era joven, había muchas cuestiones e ideas que nunca me preocuparon
como lo hacen hoy. Hay una pregunta, sin embargo, que me ha intrigado durante
muchísimo tiempo, y todavía me fascina tan intensamente como lo hacía entonces:
¿precede el espíritu a la materia o bien es al revés?.
En otras palabras,
¿es la conciencia humana la que crea lo que percibimos como nuestra realidad y
la existencia física, o es a la inversa?; ¿determina el pre-existente mundo
material nuestros sentidos y forma nuestro proceso de conocimiento? En esencia,
lo que realmente yace bajo la superficie de esta pregunta es lo siguiente:
¿nace un hombre como un ser consciente con un libre albedrío y
auto-determinación, o no?.
No se alarme; éste no
es un artículo sobre filosofía política. Pero ésa es una cuestión existencial
fundamental que encontré que provoca muchas de las dudas que tengo en cuanto al
funcionamiento de nuestra sociedad y nuestra cultura política. Si bien admito
libremente que no soy ningún filósofo o experto en la materia, trataré de
explicar en este artículo por qué la respuesta que elegimos a esta pregunta
crucial, que la mayor parte de las personas nunca considera, tiene un asombroso
impacto sobre la manera en que pensamos, el modo que vivimos y actuamos, y la
forma en que la sociedad se comporta como un todo.
Al zambullirnos más
profundo en este debate, descubrimos importantes ideas que pueden ayudarnos a
entender por qué nuestra sociedad occidental y su identidad cultural han
degenerado enormemente y sobre todo por qué los valores de familia se han
deteriorado tan dramáticamente. Un entendimiento más claro de la evolución
histórica de esta antiquísima pregunta y de sus implicaciones de gran alcance
proporcionará valiosas percepciones acerca de la crisis intelectual de las
sociedades occidentales y de la supresión estratégica del disenso y del
pensamiento independiente, y arrojará luz sobre los orígenes de la esclavitud
intelectual que conocemos hoy como Corrección Política.
La Herencia Kantiana y los Grilletes Intelectuales de la
Inmadurez
Creo que tiene
sentido comenzar nuestra búsqueda para responder esta antiquísima pregunta
mirando las obras de Immanuel Kant (1724-1804), el filósofo alemán que es
considerado el padre de la Filosofía moderna. En 1784 él escribió lo siguiente
sobre la Ilustración:
«La Ilustración es
la aparición del hombre desde su auto-impuesta inmadurez. La minoría de edad es
la incapacidad de usar el propio entendimiento sin la guía de otro. Esta
inmadurez es auto-impuesta si su causa radica no en la carencia de
entendimiento sino en la indecisión y la falta de coraje para usar la propia
mente de sin la guía de otro. ¡Atrévete a saber! (Sapere aude).
"Ten el coraje para usar tu propio entendimiento", es, por lo tanto,
el lema de la Ilustración».
Las fuerzas
económicas y políticas de hoy parecen ser conocedoras del peligro representado
por una ciudadanía libre-pensadora. A medida que nuestra cultura occidental
enfrenta una crisis existencial y sufre ataques desde múltiples frentes, las
élites políticas parecen estar enfocadas en imponer su voluntad a toda costa.
Ellos están desesperadamente tratando de mantener a raya una multitud de
amenazas, y están fracasando en ello; ellos están contentos con simplemente
hacer que el público acepte dicho fracaso como una victoria estratégica: la
crisis de inmigración, la inestabilidad económica crónica, los conflictos
geopolíticos con horrendos costos humanos, la violación de las libertades
personales, todo eso debe ser tomado como hechos de la vida; esto nos es
vendido como la nueva normalidad.
Por lo tanto, la
prioridad de ellos es mantener a los pueblos bajo control, para aplastar el
disenso y el surgimiento de rebeliones. Para hacer eso, las leyes contra acciones
específicas no son suficiente. Para "mantener la paz" uno tiene que
tener leyes contra el pensamiento mismo. Al re-definir lo correcto y lo
incorrecto, al controlar la narrativa y limitar el pensamiento independiente y
la libre expresión, el público, en su conjunto, permanece estratégicamente
maleable e intelectualmente manejable.
Considerando el éxito de esa estrategia, y
teniendo en cuenta la definición de Kant de la Ilustración, parece pertinente
plantear la pregunta: ¿hemos logrado alguna vez evolucionar como individuos
maduros e ilustrados o todavía estamos atrapados en nuestra propia auto-impuesta
minoría de edad? Creo que esto último es el caso; y para clarificar
adicionalmente mi punto de vista, no hay ningún mejor hombre para citar que el propio
Kant:
«La pereza y la
cobardía son las razones de por qué una parte tan grande de la Humanidad de
buena gana permanece menor de edad durante toda su vida, mucho después de que
la Naturaleza los ha liberado de guías externos. Ésas son las razones de por
qué es tan fácil para otros establecerse a sí mismos como guardianes. Es muy
cómodo ser un menor. Si tengo un libro que piensa por mí, un "pastor"
que actúa como mi conciencia, un médico que prescribe mi dieta, etcétera,
entonces no tengo ninguna necesidad de esforzarme. No tengo ninguna necesidad
de pensar si simplemente puedo pagar; otros se encargarán de aquellos
desagradables negocios por mí.
«Aquellos guardianes
que gentilmente se han hecho cargo de nuestra supervisión procuran que la abrumadora
mayoría de la Humanidad —entre ellos el bello sexo entero— considere el paso a
la madurez no sólo como difícil sino como extremadamente peligroso. Primero,
esos guardianes hacen estúpido a su ganado doméstico, y cuidadosamente impiden
que las dóciles criaturas den un solo paso sin los andadores en los cuales
ellos las han puesto. Luego ellos les muestran el peligro que las amenazaría si
ellas trataran de caminar por sí mismas. Ahora bien, este peligro no es
realmente muy grande; después de tropezar unas cuantas veces ellos aprenderían,
al final, a caminar. Sin embargo, los ejemplos de tales fracasos intimidan y
generalmente desalientan todos los posteriores intentos».
La Escuela de Frankfurt
y los Orígenes de la Corrección Política
Lo que está llegando
a ser cada vez más difícil de negar, especialmente en Europa y Estados Unidos,
es que ya no tenemos el derecho absoluto e inalienable a la libre expresión.
Aunque afirmamos ser orgullosos ciudadanos de sociedades democráticas que, en
teoría, respetan y apoyan las libertades individuales, en la práctica la
definición de lo que constituye libre expresión se ha deteriorado tanto y se ha
hecho tan estrecha, que a menudo es una burla de aquel mismo principio.
Cada vez más una
mayor cantidad de temas han sido clasificados como "fuera de los
límites" (de los que no se habla), la expresión pública de las opiniones e
ideas personales "incorrectas" ha sido criminalizada, e incluso la
investigación académica o científica de ciertos campos ha sido suprimida. Pero
los síntomas de nuestra auto-censura socialmente impuesta son evidentes también
en las conversaciones cotidianas: ¿No es profundamente inquietante que sea casi
imposible tener un debate normal y templado acerca de la crisis de inmigración,
que es un asunto existencial que muy probablemente formará el futuro del
continente europeo?.
Los derechos
naturales al propio pensamiento independiente y a la libre expresión han sido
fuertemente recortados so pretexto de lo que es referido ahora como la
"corrección política". Expresar la propia opinión libremente puede
hacer que uno sea etiquetado como un paria y como una amenaza directa para la
sociedad. Pero las repercusiones no terminan allí: la auto-censura también es
impuesta por medio de nuevas leyes implementadas por nuestros líderes morales,
a los que les parece que el poder concedido a ellos por sus cargos
gubernamentales se extiende también a colocar limitaciones en cuanto a lo que
podemos pensar y lo que no.
Hace 250 años Kant
enfatizó la necesidad del debate público como sigue:
«Es muy difícil para el individuo salir de
la minoría de edad, la que se ha convertido casi en una segunda naturaleza para
él. Él incluso en su desarrollo ha llegado a gustar de ella, y es al principio
incapaz de usar su propio entendimiento porque nunca se le ha permitido
ejercerlo. Es posible, sin embargo, que el público se eduque a sí mismo. En
efecto, si se cuenta con libertad, la ilustración es casi inevitable. Siempre
habrá unos cuantos pensadores independientes, incluso entre los
auto-proclamados guardianes de la multitud. Una vez que tales hombres se han
sacado de encima el yugo de la inmadurez, ellos difundirán en torno a ellos el
espíritu de una razonable apreciación del valor del hombre y de su deber de
pensar por sí mismo.
«Es especialmente notable que el público
que fue antes puesto bajo el yugo por esos hombres, después obliga a esos
mismos guardianes a permanecer en sumisión si es así incitado por algunos de
sus guardianes que son incapaces de cualquier iluminación. Eso muestra cuán
pernicioso es implantar prejuicios: ellos se vengarán finalmente contra sus
autores o los descendientes de sus autores.
«Por lo tanto, un público puede conseguir
la iluminación sólo lentamente. Una revolución puede causar el final de un
despotismo personal o de una tiránica y avara opresión, pero nunca una reforma
verdadera de los modos de pensamiento. Nuevos prejuicios servirán, en lugar de
los antiguos, como líneas guía para la multitud irreflexiva».
En resumen, sin la
libertad de discutir abiertamente, el individuo no tiene los medios para
escapar de su auto-impuesta minoría de edad. Sin la posibilidad de liberarnos y
de ilustrarnos a nosotros mismos, permanecemos impotentes para cuestionar, para
oponernos a y desafiar el statu quo.
Como piezas en un
tablero de ajedrez, no tenemos voz en cuanto a nuestros propios destinos y
ningún control de las estratagemas que implícitamente ayudamos a imponer.
Silenciosamente cómplices de las devastadoras políticas, de conflictos y de
guerras luchadas en nuestro nombre, simplemente nos convertimos en espectadores
y miramos cómo nuestra cultura se corroe, nuestros valores se degradan y
nuestras libertades son pisoteadas. Para entender cómo el hombre moderno se
hizo cómplice de su propia subyugación intelectual, tenemos que volver y
rastrear las raíces de la crisis.
"Emancipación mediante el Adoctrinamiento"
El pensamiento libre
y la libre expresión siempre han estado entrelazados y correlacionados. La
desaparición de ambos tiene sus orígenes entre 1930 y 1968, cuando un grupo de
intelectuales y supuestos filósofos se juntaron para establecer una escuela de
pensamiento que estaba esencialmente enfocada en la destrucción de la
civilización occidental y todo lo que ella respalda (incluído su sistema
económico basado en el capitalismo) por medio de la "emancipación".
Max Horkheimer, un
filósofo marxista, fue uno de los padres fundadores de la Escuela de
Frankfurt, que encarnó la moderna Teoría
Crítica, que estuvo en un alto grado caracterizada como
neo-marxista. Horkheimer, junto con Jürgen Habermas, Theodor W. Adorno, Herbert
Marcuse y Erich Fromm, por nombrar sólo unos cuantos, formaron la Escuela de Frankfurt y su Instituto para la
Investigación Social, un intelectual centro de estudios que formó la
concepción cultural de Occidente y de Alemania en particular.
Según Horkheimer, la
Teoría Crítica serviría "para
liberar a los seres humanos de las circunstancias que los esclavizan".
En consecuencia, su objetivo principal era crear la plataforma teórica e
ideológica para una revolución cultural. Ese grupo de "filósofos"
procuró conseguir su objetivo, y en gran medida lo logró, concentrándose
específicamente en la cultura. Es la cultura la que conforma el fundamento que
forma los modos de pensar y la perspectiva política de los pueblos mediante el
control del lenguaje y las ideas por medio de los canales institucionales,
particularmente la educación.
En suma, la Teoría
Crítica es la politización de la lógica. Horkheimer declaró que "la lógica no es independiente del
contenido", con lo cual él prácticamente quiso decir que un argumento
puede ser considerado lógico si pretende destruír la civilización occidental, y
que es ilógico si la apoya. Ésta es, por supuesto, la piedra angular de la
"corrección política" y la razón de por qué el debate abierto e
irrestricto es desaprobado como subversivo y sedicioso. Ella fomenta el
desacuerdo y la duda, estimula el análisis crítico e impide la uniformidad
intelectual y el pensar grupal.
La Escuela de
Frankfurt afirmaba que su Teoría Crítica es la teoría de la verdad. La
filosofía occidental, desde Tomás de Aquino a Kant, así como Hegel, Fichte,
Schelling y Goethe, debería ser, por lo tanto, sumariamente descartada y
sustituída por su propio dogmático conjunto de reglas y pautas para
"pensar correctamente". La Teoría Crítica en sociología y filosofía
política fue más allá de la interpretación y la comprensión de la sociedad:
procuró superar y destruír todas las barreras que, en su opinión, entrampaban a
la sociedad en sistemas de dominación, opresión y dependencia.
Un argumento
principal, aunque polémico, tiene que ver con la animosidad de dicha Escuela
contra la religión y la espiritualidad. Según la Escuela de Frankfurt,
el cristianismo es el renacimiento institucional de la filosofía pagana, y Dios
es mera ficción. La religión condujo a la gente a proyectar su sufrimiento
en una entidad divina, y sirvió como una distracción de la miseria causada por
el capitalismo, y en su núcleo no hay nada sino pura imaginación.
Así como las teorías
del darwinismo y el freudismo cuestionaron el status de la religión, el
marxismo y el neo-marxismo en consecuencia trataron de disipar la ignorante
imagen mítica de la antiquísima divinidad institucionalizada: no Dios
sino el Hombre es la entidad más alta. Puesto que no es mi propósito hablar de
teología sino demostrar la mentalidad de los miembros de esa escuela de
pensamiento, una vez más me referiré a una cita de Immanuel Kant, que escribió
lo siguiente en su Crítica de la Razón Pura:
«La razón humana,
en una esfera de su cognición, es convocada a considerar preguntas, las que no
puede evadir, según son presentadas por su propia naturaleza, y que no puede
contestar, ya que ellas trascienden cada facultad de la mente».
Kant era conocido
como un feroz crítico de la práctica de la religión, pero él reconoció que la
cognición y la racionalización son indicativas de la mente y el espíritu
humanos, y que son los medios por los cuales el individuo llega a la conclusión
de que existe un dios. La importancia de este argumento está en la creencia de
Kant en el libre albedrío y en la determinación de la mente humana para
desarrollar ese proceso de racionalización a fin de llegar a la conclusión de
que el hombre es esencialmente bueno. En este contexto, Dios es más una
metáfora para la moralidad y esto desempeña un papel decisivo en la cuestión
fundamental de espíritu versus materia: la mente y el espíritu del
Hombre preceden a la materia. Esencialmente, Kant reconcilió esos dos conceptos
en una manera que destaca la conciencia humana y la auto-determinación.
La Escuela de
Frankfurt posicionó su ideología en el extremo opuesto del espectro. Ella
profesaba que el hombre es limitado en su existencia como mamífero y como un
producto de la Naturaleza que es impulsado por necesidades básicas. No hay
espacio para la libre voluntad, ninguna capacidad para el juicio crítico o
aptitud para distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, ninguna conciencia,
y ninguna racionalización. Esta posición tiene sus raíces en su trasfondo
marxista, que sostiene que el hombre es un producto de la sociedad: su mente y su
espíritu son determinados y formados por el mundo material.
A causa de esta
vulnerabilidad ante factores externos, la mente humana es considerada como
frágil y manipulable, y por lo tanto el hombre no puede ser hecho responsable
de sus propias decisiones. Esta idea sirvió como la base para la tesis de la Escuela
de Frankfurt de la "despenalización del crimen". Según Habermas,
por cuanto el hombre es un producto de la sociedad, es inevitable que él de
manera adaptativa ceda a sus tendencias criminales, ya que él ha sido criado
bajo el yugo de la violencia estructural de un sistema capitalista criminal.
La Escuela de
Frankfurt creía que al despojar a la Humanidad de la espiritualidad y al
destruír el ambiente material creado por el sistema capitalista y su estructura,
el hombre vivirá libre, sin el sentimiento de responsabilidad y sin la carga de
la conciencia. Ellos prometieron libertad sin libre albedrío, visualizaron una
emancipación por medio de la asimilación intelectual, y prometieron garantizar
la imparcialidad sin justicia.
La Importancia Estratégica de la Educación Pública
De acuerdo a la Escuela
de Frankfurt, el funcionamiento defectuoso del sistema comienza con la
familia. La familia es la primera y fundamental entidad moral que encontramos.
Esa entidad cría niños en una manera autoritaria que crea adultos sumisos,
obedientes y dependientes. En otras palabras, es la familia la que nos llena de
y nos programa para el fascismo. Así, desacreditando y destruyendo la familia
como concepto, uno puede cortar de raíz el capitalismo y el fascismo.
Con esta actitud
antagonista hacia la unidad de la familia en la sociedad, combinada con su
cruzada ideológica contra la espiritualidad, los filósofos de Frankfurt necesitaban
proponer una alternativa para reemplazar los viejos caminos con su propio mapa
de ruta para el futuro. En opinión de ellos, la
respuesta era simplemente reprogramar y rediseñar la sociedad de modo que cada
uno se comportara como esperan los demás, de modo que el comportamiento humano se
convirtiera en un acto de reciprocidad. Sólo éste sería el código universal de
ética que habría de gobernar su utopía.
Para infundir e
imponer este código en la sociedad, ellos propusieron el uso de las
instituciones, y más importante aún, de la educación. La confiscación de esos
canales institucionales sería el modo más eficiente de imponer y promover su
ética, con la educación proporcionando la llave para el asegurado acatamiento,
desarraigando el disenso y cualquier potencial para el pensamiento
independiente de parte del individuo en el futuro.
Las repercusiones de
esa estrategia son obvias en la sociedad de hoy. La educación pública nos ha
condicionado desde la infancia para no cuestionar al Estado y sus políticas
colectivistas. Tal vez usted recuerde uno de nuestros recientes artículos en
los que, entre otras cosas, hablamos de los orígenes del sistema de educación
pública [1], en el cual le presentamos a Wilhelm Wundt, el padre de la
psicología experimental (y a sus defensores John Dewey y Edward Thorndike en
Estados Unidos), el científico que dio forma al enfoque de la educación estatal
de hoy.
[1] http://www.acting-man.com/?p=41753
Él basó su
metodología en la siguiente suposición: "El
hombre carece de espíritu y auto-determinismo". Él posteriormente
intentó demostrar que "el hombre es
la suma de su experiencia, de los estímulos que se entrometen en su conciencia
y en su inconsciencia".
El gran H. L. Mencken
escribió en 1924 que el objetivo de la educación pública no es
"llenar
a los jóvenes de la especie con conocimientos y despertar su inteligencia...
Nada podría estar más lejos de la verdad. El objetivo... es simplemente reducir
a tantos individuos como sea posible al mismo nivel seguro, criar y entrenar
una ciudadanía estandarizada, para acabar con el desacuerdo y la originalidad.
Éste es su objetivo en Estados Unidos... y es su objetivo en todas las otras
partes".
La Aparición del Marxismo Cultural
La Escuela de
Frankfurt desarrolló el dogma de que "libertad y justicia" son
términos dialécticos, significando que ellos están en oposición uno con otro,
en un juego de suma cero, en el cual "más libertad = menos
justicia" será la consecuencia, y en consecuencia "más
justicia = menos libertad". Basado en esta dialéctica, la libertad
quedó como la tesis, y la justicia reflejaba la antítesis.
Este bastante
interesante enfoque de la dialéctica fue adoptado de las ideas y las obras de Georg
Wilhelm Friedrich Hegel. Sin embargo, la Escuela de Frankfurt distorsionó
el núcleo del concepto y desnaturalizó su lógica consecuencial. En resumen, la
principal diferencia entre Hegel y el enfoque dialéctico de Horkheimer radica
en la conclusión: el idealista Hegel creía, al igual que Kant, que el espíritu
crea la materia, mientras que para Horkheimer, discípulo de Karl Marx y de su
teoría del materialismo, lo opuesto era el caso.
Marx postuló que el
mundo, la realidad objetiva, puede ser explicado por su existencia material y
su desarrollo y no por la realización de una idea divina absoluta o como un
resultado del pensamiento humano racional, como fue postulado por el idealismo.
Por lo tanto, poner límites al mundo material, colocar reglas y pautas externas
en el medioambiente dentro del cual los individuos viven, piensa y funcionan,
en opinión de dicha Escuela, debería bastar para dar forma a la experiencia
cognoscitiva de aquéllos y confinar su espíritu a los parámetros
"deseados".
Creo que éste es el
punto clave que vincula a la escuela de pensamiento de Frankfurt con lo que
conocemos hoy como "corrección política". En su núcleo encontramos la
familiar falsa creencia de que menos libertad garantiza más justicia, y por lo
tanto más seguridad. Este mantra es regurgitado constantemente por medio
de la mensajería institucional y política, inculcado en los valores sociales e
implantado en las mentes de las generaciones más jovenes y en los futuros
votantes, a través de los canales educacionales, tal como pretendía la Escuela
de Frankfurt.
En vez de crear la
plataforma para estimular el desarrollo humano individual mediante el
razonamiento, la formulación de preguntas y la estimulación del diálogo, el
sistema institucional trabaja como una cadena de montaje, desde la cuna a la
sepultura, que estandariza exitosamente a los individuos y los prepara para
someterse al statu quo, para aceptar y no para cuestionar.
Ésta es la lógica de
la Teoría Crítica y
el elemento principal de la "corrección política". Se trata de un
intento vano y condenado de controlar la inherente entropía de las ideas
humanas y del pensamiento independiente, para forzar el flujo de nuestras
experiencias entrelazadas y únicas a un antinatural estancamiento y, en último
término, romper el espíritu del Hombre y poner su mente bajo control.
Ahora usted puede quizá entender lo que
Thomas DiLorenzo quiso decir en una de nuestras últimas entrevistas acerca del
"marxismo cultural" [2], cuando él dijo:
«Ellos en gran parte abandonaron la vieja retórica de la
"lucha de clases" que implicaba a las "clases" capitalista
y obrera y la sustituyeron por una clase opresora y una clase oprimida. Entre
los oprimidos se incluye a las mujeres, las minorías, los LGBT y diversas otras
categorías mascotas. La clase opresora está compuesta por varones heterosexuales
Blancos que no son marxistas ideológicos como ellos».
Cuando los miembros
de la Escuela de Frankfurt se vieron
obligados a dejar Alemania durante el gobierno nacionalsocialista, ellos se
trasladaron a Estados Unidos, muchos cerca de Hollywood, y establecieron
fuertes lazos con las Universidades de Columbia y Harvard. Así es cómo ellos
extendieron su influencia en Estados Unidos, y aparte de Hollywood, ellos
también convirtieron a la élite académica de la mayoría de las universidades en
almacenes de "marxismo cultural".
Aquí en Europa,
algunos de los nombres más prominentes en la política de hoy estuvieron entre
los estudiantes rebeldes de 1968 que fueron educados por la primera generación
de la Escuela de Frankfurt. Entre éstos se incluye al ex-Canciller
alemán Gerhard Schröder y a su ministro de Defensa Joschka Fischer, actual
vicepresidente del Bundestag alemán; a Ulla Schmidt, y por último, pero
no la menor, a la Canciller Angela Merkel.
En el sexagésimo aniversario de la Unión
Demócrata Cristiana (CDU) el 16 de Junio de 2005 en Berlín, ella explicó
cuántos cambios en la sociedad que fueron provocados en 1968 han formado la
vieja República alemana y siguen influyendo en la CDU hasta este día. Como ella
lo dijo:
"No
queremos volver al concepto de familia, a la imagen de la mujer de los años
'50, y no queremos volver al marco socio-político de aquella época. Nosotras como
mujeres debemos marchar a través de las instituciones y tomar nuestro lugar en
las posiciones claves de poder en el liderazgo de este país".
Mi comprensión del
marxismo cultural consiste en que él no tiene nada que ver con la libertad, o
con la ilustración cultural y el progreso social. En vez de eso, como el propio
Horkheimer dijo, todo ello se trata de la creación de individuos idénticos que
no se reúnen ni intercambian ideas, ya que ellos funcionan como máquinas
irreflexivas. La Escuela de Frankfurt y sus seguidores han resultado por
lo tanto claramente ser los enemigos de la libertad y de la mente humana
consciente.
Para concluír, permítame ceder las
palabras finales una vez más a Immanuel Kant, el cual escribió:
«Un alto grado de libertad
cívica parece ser ventajoso para la libertad intelectual de la gente, pero al
mismo tiempo ello establece barreras insuperables. Un grado menor de libertad
cívica, sin embargo, crea el espacio para dejar a aquel espíritu libre
expandirse hasta los límites de su capacidad. La Naturaleza, entonces, ha
cultivado cuidadosamente la semilla dentro del núcleo central, a saber, el
impulso y la vocación del pensamiento libre.
«Y este pensamiento libre gradualmente
hace reaccionar a los modos de pensamiento de la gente, y los hombres llegan a
ser cada vez más capaces de actuar en libertad. Al final, el pensamiento libre
actúa incluso sobre los fundamentos del gobierno, y el Estado encuentra
aceptable tratar a un hombre, que es ahora más que una máquina, de acuerdo con
su dignidad».–
Muy bueno.
ResponderEliminarExcelente articulo
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