Cumpliéndose hoy siete años de la partida de Miguel Serrano Fernández
(1917-2009), diplomático y fecundo escritor hitlerista chileno, a modo de
homenaje a su coraje y perseverancia en sus ideales, presentamos aquí su texto
de Mayo de 1986 (año 97) Nacionalsocialismo,
Única Solución para los Pueblos de América del Sur. Escrito hace casi 30
años, este texto repite y anticipa temas en especial de su trilogía final, en
plena consolidación de su espíritu, siempre atento a los devenires de la
realidad chilena y, en este caso, iberoamericana en su conjunto, entremezclando
referencias históricas y campanadas de alerta por lo que pudiese venir y acaso
ser evitado.
Nacionalsocialismo,
Única Solución
para
los Pueblos de América del Sur
por Miguel Serrano,
1986
Dedico esta
pequeña obra fundamental al más grande prosista de nuestra Era Hitleriana, al
escritor hitlerista Knut Hamsun, hiperbóreo de Noruega, con el ansia y la
nostalgia de Thule metida en los huesos del alma. También se la dedico al más
grande poeta de nuestra Era Hitleriana, Ezra Pound, hitlerista por igual, irlandés
de los Estados Unidos de América; y al más grande pensador chileno, Nicolás
Palacios, todos ellos desconocidos hoy de una juventud desorientada por la
educación dirigida, por la electrónica, el marxismo, la sociedad de consumo, la
música negro-judaica, los orientalismos de toda clase, el "yoguismo",
la "teología de la liberación", el terrorismo marxista, maoísta,
secretamente manejados por los "Sabios de Sión".
Knut Hamsun,
Ezra Pound, Nicolás Palacios, tres gloriosas víctimas de la Gran Conspiración
judaica, asesinados espiritualmente —si esto fuera posible— sólo por haber
tenido ideales, inmolándose en las llamas inextinguibles de su Fe, mas
resurrectos con los Dioses, en el Eterno Retorno, en el Gran Día del Regreso de
nuestro Führer, Adolf Hitler, el
último Avatâra.
Joven camarada,
joven hitlerista, busca y lee a estos héroes nuestros, llévalos en tu corazón,
resucítalos en el fuego sagrado de tu vida inmortal.
NACIONALSOCIALISMO
La doctrina Nacionalsocialista se sostiene
sobre dos pilares básicos, o piedras sillares: la concepción racista de la
Historia y una especial ideología económica. Para comprender su vigencia en la
América del Sur, debemos analizar ambas.
I. LA
RAZA
Los revisionistas de la Historia saben que
el descubrimiento de América no ha sido hecho por Colón. Cristóbal Colón era
judío y lo que realmente significó su empresa es algo turbio, una falsificación
más, destinada a colaborar en la Gran Conspiración contra la cual luchamos hoy.
Alfred Rosenberg afirmaba que "la
verdad del judío es su mentira orgánica". Y ésta debería ser la premisa,
el dogma, con que nos movamos quienes aspiramos a remodelar la Historia, a
revisarla, limpiándola de las capas de falsedad con que el judío la ha
presentado. Debemos buscar siempre la mano judía. Y una vez hallada, hay que
establecer como principio inconmovible que ella oculta la verdad, pudiendo
estar seguros de que lo que se nos muestra es todo lo contrario de lo que en
realidad es.
Muchos siglos, milenios antes de Colón,
primeros los hiperbóreos, luego los frisones, los troyanos, los celtas, los
normandos, los vikingos y los templarios, se habían instalado en América. Y
Colón lo sabía, siendo sólo un agente judío que iba enviado a América con la
misión de borrar las huellas de esos "Dioses Blancos", como los
llamaran los indígenas de color, pertenecientes a las razas inferiores de los
"esclavos de la Atlántida". En ningún momento Colón creyó encontrar
allí un nuevo camino hacia la India, ni Catigara. Con ello no hacía más que
poner una cortina de humo en torno a su verdadera empresa, pudiendo engañar a
algunos eclesiásticos poco avisados y a soberanos que ya habían perdido su
instinto racial, su "memoria de la sangre", en la mezcla con judíos.
Además, el "descubrimiento de América", la empresa de Colón, no fue
nunca financiada con la "venta de las joyas de la Corona", sino con
dineros secretos de judíos y "marranos"
[1], que debían cumplir aquí una conspiración fundamental contra los
"Dioses Blancos", contra los arios hiperbóreos, destruyendo sus
restos aún visibles en esta parte del mundo.
[1] Nombre que se daba en España a los
judíos conversos al cristianismo.
No corresponde que nos extendamos aquí en
una descripción y comentario sobre las investigaciones y descubrimientos
circunstanciales que se han efectuado sobre un mundo ante-histórico americano,
poblado por una raza de gigantes blancos, de semi-dioses, y cuya leyenda se
preservaba todavía en las tradiciones y documentos, hasta la llegada de Colón y
de los jesuítas a estas tierras. Los indígenas, los pueblos de color de este
continente, los llamaban "Dioses Blancos", transposición de Weisengoten, visigodo. El investigador y
antropólogo francés Jacques de Mahieu, residente en Argentina, gran
revisionista de la Historia oficial, se ha referido con insistencia a este tema
apasionante en sus libros. Es un luchador incansable contra la conspiración
planetaria, a quien se desearía ignorar, por esto mismo. Sus libros son casi
desconocidos del gran público americano y español, no así de Alemania.
El profesor De Mahieu ha probado que las
civilizaciones precolombinas, la maya, la mejicana, la de Tiahuanaco, la de los
incas, tienen origen vikingo. Con acopio de documentos líticos, rúnicos,
arquitectónicos, étnicos y lingüísticos, nos comprueba lo dicho. Ha aportado
también pruebas irrefutables de la presencia de los templarios en América y de
la falsificación del judío Colón, de su impostura. Los últimos descubrimientos
del profesor De Mahieu han adquirido un carácter sensacional, al demostrar la
existencia de los Hiperbóreos en América del Sur, con el hallazgo de piedras
grabadas de más de 3.500 años de antigüedad, pudiendo ser, según él, los
indígenas blancos Comechingones, de las sierras de Córdoba en Argentina, los
troyanos desaparecidos sin dejar huellas, tras la destrucción de la ciudad
homérica.
A este tema fascinante me he referido en
mi libro "Adolf Hitler, el Último
Avatâra". Hubo, sin duda, conquistadores españoles con sangre
visigoda, que algo sabían de estas cosas, mayormente por la "memoria de su
sangre" y que vinieron a América precisamente a tratar de tomar contacto
con sus milenarios ancestros, así como Colón y sus secuaces venían a destruírlos,
tratando de completar la empresa ya cumplida en Europa con buen éxito. Pedro
Sarmiento de Gamboa es un conquistador extraordinario, cosmógrafo, alquimista y
mago, quien pudo, tal vez, tomar contacto en Inglaterra con ese otro alquimista
y matemático genial, John Dee, que trataba de convencer a Isabel I de instaurar
un "Imperio de Dos Mundos", de éste y un otro "paralelo".
Sus cálculos, de una matemática no euclidiana, lo llevaban a creer que se
podría penetrar al "segundo mundo" por Groenlandia, refugio de los
sobrevivientes hiperbóreos, de un continente desaparecido en el Polo Norte.
Según De Mahieu, los restos de esos
sobrevivientes hiperbóreos blancos en Sudamérica son los Comechingones de las
sierras de Córdoba, así como los restos de los vikingos de Tiahuanaco son los
Guayakis de Paraguay, que los jesuítas persiguieron hasta destruírlos. Sus
descendientes degenerados, bastardizados, pueden aún encontrarse en las selvas
de Paraguay. Restos semejantes serían también los indígenas blancos de las
selvas del Amazonas, en Brasil, los de Panamá y algunos otros. Mas, a la
llegada de Colón, los guías hiperbóreos, los "Dioses Blancos", habían
desaparecido de la superficie de América y del mundo, se habían sumergido en
las ciudades ocultas, dentro de los Andes, bajo la superficie de la Tierra, o
al fondo de los "Oasis" de la Antártica. También, en los grandes
Himalayas. Por todas partes en nuestra América los conquistadores españoles se
encuentran con la leyenda y rumores sobre la existencia de ciudades encantadas,
residencia de los inmortales Dioses Blancos. Muchos españoles pierden la vida
buscándolas. Son El Dorado, Elellin, Trapalanda, la Ciudad de los Césares. Esta
última, en Chile, o en Argentina. Así como en la India, en los Himalayas, son
Agartha y Shan-Shambala.
Bien sabemos, por Schliemann, que las
leyendas siempre encubren una verdad de fondo. Ahí está Troya para
asegurárnoslo. "Cuando el río suena,
es porque piedras trae", dice el refrán popular en Chile.
Mi convicción es que las fechas deberían
correrse muchos milenios hacia atrás para fijar la llegada de los hiperbóreos
blancos a las Américas. Cientos de miles de años. Comprendo que es muy difícil
para un investigador, un científico, que debe luchar en el mundo académico
judaizado, sostener o declarar cifras como éstas. La Gran Conspiración lo
trituraría, con el sarcasmo o el ridículo. Recientemente, en el Norte de Chile
se han descubierto momias con siglos de antigüedad, mayor que las más viejas de
Egipto, trabajadas con una técnica distinta y desconocida, pertenecientes a una
civilización y a un pueblo igualmente desconocidos. Una vez encontradas, poco
más se ha dado a conocer. Con seguridad, la misma mano ha entrado a manejarlo
todo.
En mi libro ya citado, reproduzco la
fotografía de una estatuilla existente en el Museo Dillman S. Bullok, de la
ciudad de Angol, en el Sur de Chile. La he tenido en mi mano. Es de una gran
belleza y esculpe la figura de un hiperbóreo —de un "troyano", diría
De Mahieu. Su rostro es barbado y en su frente pareciera hallarse grabado el Árbol
Irminsul. ¿Cuántos miles de años tendrá esa joya?, ¿quién la esculpió? No se le
ha dado mayor importancia, llegando a afirmarse que es del siglo XVI, o del
XVIII. Hallada en tierras del Sur de Chile por un agricultor de origen alemán,
mientras araba, nadie sabe cómo ha llegado a encontrarse allí, ni quién la esculpió.
Menos aún quién le sirvió de modelo.
LOS ARAUCANOS
América fue llamada Hvetramannaland por los vikingos. Tierra de Hombres Blancos. Porque
ellos sabían que allí habitaban y regían hombres blancos, sus antepasados hiperbóreos,
los nórdicos polares, de ambos polos. Aquí vinieron los vikingos en busca de
sus ancestros, como los templarios vinieron en busca de los vikingos y los
dirigentes secretos del Hitlerismo Esotérico en busca de sus antepasados
templarios, vikingos e hiperbóreos, antes y después de 1945.
Cuando los conquistadores españoles, de
origen visigodo, llegaron a Chile, se encontraron con los araucanos, aborígenes
aguerridos, a los que estuvieron combatiendo por cuatrocientos años, en guerra
muy dura y sin poder vencerlos. A la Corona de España, la conquista de Chile le
costó en hombres muertos, o perdidos, más del doble que en todo el resto de las
Américas. ¿Quién era este "indio" araucano, que conocía el arte de la
guerra, la estrategia y la táctica, que con tanto heroísmo defendía su tierra,
sus tradiciones, sus leyendas y sus dioses? Al igual que el germano, adoraba el
árbol, el bosque y poseía una casta de sacerdotes-magos, que acompañaban a sus
guerreros al combate, leyendo el destino de la batalla en las estrellas.
El poeta-guerrero y español don Alonso de
Ercilla y Zúñiga, autor del poema de gesta "La
Araucana", donde cuenta las guerras de los Conquistadores con el indio
araucano, ha dicho que su informante, la india Glaura, le afirmó que su gente
descendía de hombres blancos y rubios, de frisones. Son varios los
conquistadores que declaran que en el Sur de Chile se encontraron con hombres y
mujeres araucanos de gran belleza, rubios, de ojos azules y de elevada
estatura (¿como en la estatuilla referida?). La Crónica frisona llamada de Oera-Linda, que relata el hundimiento de
los restos de Hiperbórea —Atland (o Atlántida, para el investigador germano Jurgen
Spanuth)— nos cuenta de un Rey-Marino frisón, de nombre Inka, que navega hacia Occidente (América) y no vuelve más. Esto
habría acontecido alrededor de 2500 años a.C., con mucha anterioridad a los
vikingos en estas latitudes. De allí, entonces, esa misteriosa estatuilla en el
Sur de Chile, representando a un frisón, a un troyano, o a un hiperbóreo. En
verdad, a un Dios Blanco. El historiador y sabio chileno José Toribio Medina
dice que fray Gregorio García cree que el araucano descendería de un antiguo
tronco de navegantes frisones; es decir, germánico, nórdico. Y el investigador francés
venido a Chile Claudio Gay, autor de la "Historia
Física y Política de Chile", escribe que "los indios del Sur eran blancos y sus mujeres hermosas".
Que en los araucanos residió un poder, o
que fueron los depositarios de un signo misterioso, de una superior interrogante,
sin posibilidad de respuesta ya, se nos insinuaría en el rumor que circula en
estos tiempos de que la Dirección judía habría comenzado a transportar
araucanos a Israel. Allá se habrían casado, incorporándose al ejército. Con la
expatriación de Etiopía de una entera tribu de "judíos etíopes" y su
traslado a Israel, a los Rabinos les faltaría encontrar una tribu más de las
que afirman se extraviaron en el Éxodo para completar el número cabalístico que
indicaría la consumación del tiempo, con la aparición de su Mesías, o Rey del
Mundo, anunciado en "Los Protocolos
de los Sabios de Sión" y en cuya "conformación" colaboran la
Gran Sinagoga, las Logias Masónicas y el Vaticano. Que esto es así, lo
confirmaría la visita del Papa eslavo ("esclavo") a la Sinagoga, para
rendir pleitesía al amo judío, quien, por veinte siglos, lo fuera secretamente, no existiendo ya ningún impedimento para los cristianos, pues la instauración del
Mesías judío bien puede pasar por el "retorno de Jesucristo", que
también fuera un judío. En las Logias, como en la cristiandad, queda aceptado
ya que el judío es el "pueblo elegido de Dios".
Que los etíopes o los araucanos sean en
verdad "tribus perdidas" de Israel, poco importa para los fines que se
persiguen. Los Sabios de Sión se lo harán creer a los judíos. Y esto basta para
la instauración del Mesías y la última explosión de su mística. Por lo demás,
tampoco han existido nunca doce tribus de Israel, ni tribu perdida alguna. Hubo
sólo doce tribus germanas, desgajadas del verdadero Éxodo nórdico-ario de
Hiperbórea, en el desierto del Gobi. Existió también un pueblo divino de los Ases polares. Todas estas historias y
leyendas nórdicas han sido robadas y desfiguradas por una tribu parásita que se
ha fabricado así una mitología, pasándola como su historia nacional. Los judíos
son la sombra negra de los Dioses Blancos. Le van siguiendo los pasos. De allí,
el viaje del judío Cristóbal Columbus a las Américas y su intención secreta de
encontrar aquí una de las "tribus perdidas". En verdad, en América se
hallaban tribus hiperbóreas perdidas, la del Rey-Marino Inka, frisón, entre otras.
También el judío siniestro Simón Wiesenthal ha escrito un libro sobre los
judíos en América. Vinieron a América con Colón para destruír todas las huellas
de los Dioses Blancos —como ya lo habían hecho en Europa—, sus secretos, sus
leyendas divinas y sus mitos sagrados. Nada de extraño, entonces, que ahora
puedan pretender hacerlo también con los restos de los araucanos, destruyendo
su memoria de la sangre.
Quizás en esto pueda encontrarse una
explicación al suceso extraño de la denominación como vicepresidente del Congreso
Mundial de Sinagogas del rabino nacionalizado chileno Ángel Kreiman, en la
reunión efectuada en Jerusalén en 1985. Se lo estaría premiando por un hecho
importante, al mismo tiempo que se señala el interés creciente que el judaísmo
y los Sabios de Sión manifiestan por el Cono Sur de América, en especial por Chile,
país de geografía mítica, con una raza que una vez fuera verdaderamente de
origen divino. La Gran Conspiración pretende arrebatárnoslo todo, para dejarnos
sin nada: los visigodos, los ostrogodos, y hasta los araucanos.
Lo más extraordinario en las tradiciones
araucanas es la institución del Re-che,
"hombre de raza pura". Con seguridad un blanco ario, el cual se
hallaba en la cúspide de una jerarquía, ya desaparecida a la llegada de los
españoles y de don Alonso de Ercilla. Hacia allá tienden, con gran nostalgia,
las leyendas y las aspiraciones de ese extraño pueblo, ya mezclado, bastardizado
con tribus mongólicas, en sus estratos bajos, como los guayakis de Paraguay y
los pieles rojas de la América del Norte. Se han mezclado con los
"esclavos de la Atlántida", han cometido el "pecado
racial". Esos seres ya inferiores, esos mestizos, tenían por misión
conservar las leyendas de los Dioses Blancos, preservando el secreto de sus
Ciudades Encantadas, inexpugnables, donde los Re-che, de raza blanca pura, los arios, se refugiaron para salvar
la divinidad de su estirpe, una vez que se produjera la invasión de las tribus
mongólicas y el "pecado de la mezcla". Los mestizos araucanos tenían
por misión, como los tibetanos, custodiar las entradas secretas hacia los
recintos sacros del mundo interior, donde desaparecieron sus Guías, Reyes y
Señores. Los Re-che, los Siddha.
En "El
Último Avatâra" he contado el extraño caso del viaje a Alemania de una
delegación de indios de la América del Norte, ocurrida no hace mucho. Iban en busca
de sus ancestros, porque, habiendo llegado el fin para su tribu, únicamente el
encuentro con el Gran Guía, que en Alemania veneraba la Swástika, haría posible
su regeneración. Buscaron allí, pero sólo encontraron al viejo profesor Hermann
Wirth, fundador de la Ahnenerbe y
divulgador de la "Crónica de Oera
Linda", precisamente. Gracias a él nos ha sido dado poder llegar a
saber de ese extraño viaje de esos indios a Alemania, después de la última
guerra. Buscaron allí, sin encontrar al Gran Guía, adorador de la Swástika
Levógira, pues Él ya había partido.
EL RACISMO
Los dirigentes secretos del Hitlerismo
conocían perfectamente la verdad de la ante-Historia, o proto-Historia de la Humanidad.
Cuarenta mil volúmenes había en el castillo de Wewelsburg, donde se iniciaba la élite SS. En el libro de Otto Rahn "La Corte de Lucifer" se hace mención
de los "Dioses Blancos" americanos. Su autor había entrado a las SS.
Misiones secretas de la Ahnenerbe, el
Instituto especializado de investigación sobre los ancestros arios, fueron
enviadas al Tíbet y también a Sudamérica. De Colombia y Ecuador portaron
objetos muy importantes, seleccionados por su sentido mágico-simbólico, por su
derivación rúnica y vinculación indo-germánica. Ellos conocían bien el falso
mito de las civilizaciones americanas de color, todo ese artificial asunto indigenista.
En América, como en todo el mundo, jamás ha existido cultura o civilización que
no haya sido el producto del hombre blanco, del nórdico polar, de los divinos
godos, o Gott, de los Dioses. Él es
su fundador y constructor, él es su impulsor. Porque es la raza auténtica, la
única; siendo los seres de color, negros, amarillos y rojos, sólo un producto
de la tierra, animales-hombres, esclavos-robot, fabricados en la Atlántida,
meras exteriorizaciones, plasmaciones visuales del opus alchimicum, memorizaciones-guías
para la realización de ese Arte-Regio, esencialmente interior, o de un Mundo
Interior. Luego, estos seres-robot, semi-animales, se han mezclado, mestizado
con el ario caído, o derrotado, dando origen al héroe de los tiempos lejanos,
al hombre divino involucionado; o bien, al hombre-animal evolucionado, producto
del "pecado racial" de los divinos, de una caída, de una derrota
(¿voluntaria?) de la cual no se ha salvado ningún viviente en este planeta.
Por ello, el racismo de los hitleristas
consistía en un intento por retornar al origen puro, remontando la corriente
fatal del Destino entrópico, hacia el origen polar de la especie divina,
limpiando la raza y la sangre, regenerando las estirpes por medio de una imagen-meta, un modelo para la selección
—Auslese-Vorbild—, un regreso
planificado, voluntario, al Gran Antepasado, al ideal de perfección, que en los
hitleristas pasó a ser el hombre rubio nórdico, de ojos azules. Una cría
preparada de la especie humana, una regeneración de la sangre, de la biología y
del espíritu. Porque también el Espíritu necesita de una envoltura superior
para poder expresarse, así como la música de Bach, por ejemplo, se ejecuta
mejor en un violín Stradivarius. Y "porque
sólo el noble puede ennoblecer". La palabra germana Adel viene de Odal, y es una fuerza que procede del dios Odín, Wotan, Quetzalcóatl,
Wakan-Tanka.
Esto era lo que se enseñaba, pretendiendo
producir una mutación, en el laboratorio mágico-alquímico de Wewelsburg,
castillo de la iniciación SS. La creación de una aristogenesia, la regeneración de la raza alemana, que, por estar
más cerca de la imagen-meta, se
hallaba menos mestizada.
Así entendido, el racismo, en su exacta
perspectiva, nos permite comprender que el Nacionalsocialismo no tiene por qué
excluírse de los países mestizos de la mal llamada América Latina, teniendo que
depender su aplicación únicamente del mayor o menor grado de bastardismo, o mestizaje
alcanzado. Chile, a lo menos, se hallaba a la fecha de la gran epopeya hitlerista
en condiciones de ser un país nacionalsocialista, por la situación única de su
mestizaje parejo y las posibilidades de remontarlo. Por ello, llegó a tener uno
de los más importantes partidos nazistas del mundo, después de Alemania. Y por
esto también el enemigo descargó aquí su furor diabólico, produciendo la más
espantosa masacre de jóvenes nacionalsocialistas, en 1938, frente a la cual el putsch de Múnich y la masacre de la
Guardia de Hierro en Rumania, palidecen.
"RAZA
CHILENA" (de Nicolás Palacios)
Por las reflexiones, aquí sintetizadas,
sobre la ante-Historia y la Historia, por su especial configuración étnica, por
la subsiguiente inmigración de alemanes en el Sur de Chile, este país
constituye (o constituyó) un caso exclusivo en la América llamada Latina, lo
que no quiere decir que Argentina, Uruguay y el mismo Paraguay, es decir, el
"Cono Sur", especialmente, y también los demás países de esta
América, no tengan capacidad (o la tuvieran) de remontar la entropía, casi
siempre fatal, del mestizaje. Porque ellos poseen (o poseyeron) suficiente
cantidad de sangre blanca. Pero Chile no fue nunca, ni lo es todavía, un país
"latino", o "latinoamericano". Fue un país indo-germano,
germano-americano.
Ésta fue la tesis que sostuvo un
extraordinario investigador de comienzos de este siglo: el doctor chileno
Nicolás Palacios, en su libro "Raza
Chilena", casi completamente desconocido al presente, víctima también
de la Gran Conspiración judía, masónica, eclesiástica, masónico- cristiana.
Habiendo sido el doctor Palacios el más entusiasta exponente de las virtudes
marciales del pueblo y de la "raza chilena", voluntariamente se lo ha
ignorado en las escuelas, universidades y hasta en las Fuerzas Armadas,
plagadas de masones. Sin embargo, ha llegado a ser, de algún modo, obligatorio
en la enseñanza en Chile el espurio libro de Anna Frank.
La obra de Nicolás Palacios, escrita con
método científico, porque su autor era un científico, con amplia erudición
histórica, antropológica, etnológica, sociológica y filosófica, además de
ignorada ha sido ridiculizada, valiéndose de las típicas mentiras y artimañas
que utiliza el enemigo del hombre blanco y de la raza en este planeta.
Publicado en 1904, el libro "Raza Chilena" ha sido
reeditado una sola vez y muy raramente se lo encuentra en bibliotecas y
librerías de antigüedades. Ha sido hecho desaparecer. No será difícil descubrir
la verdadera razón de tal animosidad: la Gran Conspiración histórica, el poder
judío y su control total de la vida en las Américas, la del Norte y la del Sur,
desde la fecha casi del "descubrimiento" de Colón, control que se
hace definitivo, absoluto, con la mal llamada "Independencia" de los
pueblos americanos.
Cuando aún no se divulgaban "Los Protocolos de los Sabios de Sión",
en el año 1904, el doctor Nicolás Palacios hace referencias en su libro al
problema judío. Afirma que, antes de estudiar y luego entrar a aplicar una
teoría científica, filosófica, política o económica, se debería investigar
sobre el origen racial de su autor. Si es judío, la doctrina será fatalmente
dañina para los no judíos...
Esto lo afirmó un escritor chileno al
comienzo de este siglo, en el libro más extraordinario que se haya escrito en
nuestra lengua castellana, el único que posee un valor trascendente y
revisionista de la Historia en todo nuestro ámbito, el único destinado a ser
inmortal, si hubiese sido apoyado por todo un pueblo. Pero "el peso de la
noche", el sentido del ridículo, la falta de imaginación y la cobardía
moral del chileno, más la Gran Conspiración, lo han impedido. Por las razones
étnicas aquí expuestas es indudable que este libro sólo pudo ser escrito en
Chile y en ningún otro país, ni siquiera en España. Difícilmente pudo serlo en
Europa, ya que el mismo libro del conde de Gobineau, "La Desigualdad de las Razas Humanas", que Nicolás
Palacios pudo haber conocido, no trata el problema judío, siendo el punto débil
y sospechoso de Gobineau. Únicamente en Alemania pudo escribirse alguna vez un
libro como "Raza Chilena".
Y no deja de ser curioso que "El
Mito del Siglo XX", de Alfred Rosenberg, se le parezca hasta en sus
defectos, que son bastante pocos, después de todo.
Palacios sostiene la existencia de dos
Españas: una, la aborigen, negroide quizás, la que Gobineau llamaría
amarillo-finesa, de los habitantes de la proto-Historia, anterior a Roma, de
seres pequeños y oscuros; la "Europa etrusca", de Rosenberg. Luego
irrumpen los Godos, en varias oleadas, por el siglo IV de esta Era, con los
vándalos, los suevos, los ostrogodos y los visigodos. Imperan allí por más de
cuatrocientos años, dominando a la población nativa, ya mezclada con romanos.
Los Visigodos —"Godos Sabios", "Dioses Sabios", porque godo viene de Gott, Dios en alemán, así
como "Dioses Blancos" es una transposición de "Visigodo",
de Weisengoten— desplazan a las otras
tribus germanas, apoderándose de toda España, pasando a ser, hasta el presente,
la substancia de la España heroica, caballeresca y guerrera. Toda la auténtica
aristocracia española, castellana, es de origen visigodo.
El vocablo hidalgo, hijodalgo, que
significa nobleza, es una contracción de "hijo
del godo", "Hijo de Dios",
precisamente. Es ésta la España rubia y blanca. Por lo mismo, es contra esta
España que se descarga el peso siniestro de la Gran Conspiración judía, su odio
étnico y su leyenda negra, como hemos podido ver nosotros, después de Palacios.
En verdad, la última arma para derrotar a la España visigoda ha sido la mezcla
de sangres, con la aparición del "marrano",
el judío converso y mezclado. Valiéndose del endeudamiento de la clase hidalga
gobernante, empobrecida con la usura, el judío se ha introducido en matrimonios
en el torrente de la sangre aria visigoda, paralizándola desde dentro.
Según Palacios, la mezcla con el moro, que
no es semita sino númida (vaya uno a saber si no había hasta vándalos entre
ellos, o "libios rubios") es en verdad poca. Y las estirpes visigodas
se preservan, a pesar de la conversión de algunas al mahometanismo. Palacios da
sus nombres, apenas si disfrazados. Para el visigodo, arriano antes que
cristiano romano, le era lo mismo convertirse al mahometanismo, siempre que
preservara su sangre, en cuyo flujo circulaban Wotan, Freya, Baldur y las
runas. Sabemos hoy que esos Dioses y estos signos reaparecen todos secretamente
en el Arte Gótico, en las Catedrales Góticas, especialmente, aún cuando la Gran
Conspiración haya tratado de hacernos creer que las catedrales nada tienen que
ver con los godos y ha sido un error denominarlas góticas, por el solo hecho de
que la bóveda de crucería, u ojival, no es creación de ellos. Las catedrales
fueron construídas por Corporaciones de artesanos iniciados, no por cristianos.
Eran protegidos por los godos, entre ellos, los "malditos" Cagot, o "perros" de los
"godos", según Otto Rahn ("ca"
es can, perro, y "got"
es godo; es Dios), habitantes del Languedoc pirenaico. "Perro", en
este caso, era el grado superior de la iniciación de esos artesanos secretos y
sabios, fieles de Wotan, siendo los dos otros grados inferiores, "Zorro"
y "Lobo". Perro es también el fiel compañero del dios ario Mitra,
como el Lobo lo es de Wotan. Las corridas de toros en España serían un resto
degradado, es decir, exoterizado, del sacrificio del toro en el culto esotérico
de Mitra, llevado a España con las legiones romanas, de seguro.
Así, y correctamente entendido, las
catedrales góticas distan mucho de ser los templos cristianos que se cree,
siendo monumentos secretamente dedicados al dios Wotan de los germanos. Para
los Constructores-Iniciados, más aún para sus patrones godos, no era difícil
realizar esto, pues conocían que el cristianismo había entrado a saco en el
templo de piedra de los Externsteine,
robando la crucifixión de Wotan en el Árbol Irminsul, así como también se
apropiara de los elementos principales del Mitraísmo, judaizándolos.
La casta más alta goda, de la que los
visigodos elegían sus reyes de origen
divino, era de ascendencia báltica, nórdico-polar. En España, los
dirigentes de esta casta sagrada de los visigodos pertenecían a un círculo
esotérico, llamándose entre ellos "Ases",
revelándonos que preservaban perfectamente el conocimiento de su origen
mítico-divino, entroncándose con el Ases Wotan y con la sacra ciudad ancentral,
Asgard, residencia de los Ases polares, hiperbóreos. En la perdida lengua
original hiperbórea, de la que el sánscrito deriva, el nombre Asgard —Cíudad de
los Ases— ha dado nacimiento al de Agartha, o Agarti, la ciudad mítica, también
oculta hoy, residencia del dios ario hindú Vishnú, blanco y rubio. En verdad,
Asgard y Agartha son una misma, como lo son Wotan y Vishnú, y como lo son los Ases y los Vanes, de cuya mezcla se originan los germanos, y, por lo tanto,
los godos y los visigodos. También los Pandavas y los Koravas, de la Guerra del
Mahabaratha. Los Ases y los Vanes
tienen un origen extra-estelar, divino. De ahí que los visigodos y los
merovingios luego (también los frisio-araucanos) se consideraran de origen
divino. Y es este conocimiento el que el judío ha intentado hacer desaparecer
de la superficie del mundo visible y de la "memoria de la sangre" de
los arios, de los blancos, al mismo tiempo que se lo apropiaba, para incluírlo,
deformado y desarticulado, en un fárrago de inventivas y un cúmulo de fantasías
y embustes, que pasan ahora a ser su historia nacional.
Como una manera de poder demostrar la
objetividad de las afirmaciones aquí hechas sobre los godos, su arte y sus
orígenes, diremos que muchas de ellas también aparecen en el libro de un autor
anti-nacionalsocialista acérrimo y fanático pro-judío, "El Misterio Gótico", de Gérard de Sède. Confirma lo aquí
expuesto con referencia a los godos y a las catedrales, escribiendo que los
constructores medievales recibieron su inspiración e iniciación de los godos,
del dios Wotan y las Runas. Nosotros podríamos pensar que también los
Templarios, a quienes se debería gran parte del financiamiento de la
construcción de las catedrales de la Edad Media, gracias a su comercio de la
plata, traída secretamente de América, podrían hasta haberse convertido, al
final, al Wotanismo. Y decir Wotan, es decir Runa. Estarían a punto de re-germanizarse, al contacto comprobado
(De Mahieu) con los vikingos de Tiahuanaco, además de las Corporaciones de
Constructores, que ellos empleaban. Habría sido ésta una de las causas
importantes, si no la más importante, para su destrucción por la Roma papal,
junto con el propio deseo de hacer desaparecer su cofradía del mundo visible,
con un origen poco claro y contactos espurios. Un deseo de purificarse,
reorganizándose secretamente en algún punto del planeta.
Ahora bien, la conquista de Chile, en el
extremo Sur del continente americano, debió realizarse por los visigodos de
España, nos dice Palacios, debido a que la guerra era continua, no daba tregua
y demandaba todas las energías y temple de una casta de guerreros, que amaban
la aventura y la guerra, por el honor y la gloria. Es así como a Chile viene lo
mejor que aún le resta a España de su estirpe visigoda. Y en Chile se mezcla
obligadamente con el aborigen picunche y con algunos muy pocos araucanos
aguerridos, cuyo ancestro (esto lo decimos nosotros, Toribio Medina y Gay)
también era ario, frisón, hiperbóreo. El error de Palacios es confundir al
semi-animal picunche con el una vez
superior araucano.
Palacios se refiere al "mestizaje
parejo" del pueblo chileno, llamándolo "raza". Para mí, ningún
mestizaje puede considerarse raza. Palacios exalta las bondades y grandezas de
la "raza chilena", producto de ese mestizaje imaginado del araucano y
del germano visigodo, dando pruebas abundantes de la influencia gótica en el
lenguaje, en la pronunciación del castellano en Chile, en las costumbres e idiosincrasia.
Por cuatrocientos años la vida en Chile es la de una fortaleza militar, con el
arma al brazo, labrando la tierra al mismo tiempo que se guerreaba, no teniendo
en vista la riqueza, que no la había, sino el honor y la gloria del combate,
tal como lo cantara don Alonso de Ercilla en su poema de gesta, ya mencionado.
Por todo esto, a Chile no entran de inmediato
los judíos, los "marranos", con sus "encomiendas", o mercado
de esclavos negros del África y su comercio con usura. Aquí corrían peligro de
perder la hacienda junto con la vida. Entraron a medida que el territorio se
fue pacificando, mayormente en el siglo XVIII y XIX, para invadirnos casi
totalmente al presente. La "Independencia" americana se ha cumplido
para que el judío se apodere de este Continente, conspiración tramada en las
logias masónicas francesas e inglesas, especialmente en la Logia Lautarina, de Londres, a la que pertenecieron todos los
llamados "Padres de la Patria", de las inventadas naciones
sudamericanas, incluyendo al "Libertador" Simón Bolívar.
Hasta hace muy poco en Chile la
aristocracia gobernante era blanca, muchas veces rubia y de ojos azules, sin
que tuviera antepasados directos alemanes, holandeses ni ingleses. De pura cepa
castellana, hispano-visigoda, o vasco-nórdica, únicamente. Cada vez menos,
pues, la descomposición de la clase gobernante y el ascenso del mestizaje
involucionado, con el elemento mongólico del picunche y del araucano en
decadencia, ya tardío, y de algunos negros, van haciendo también de Chile un
país asiático y de color, por desgracia.
SI HITLER HUBIESE TRIUNFADO
Estamos deseando poder demostrar que el
Nacionalsocialismo no sólo habría sido posible, sino además beneficioso y hasta
salvador de los pueblos sudamericanos, especialmente de Chile, en el Cono Sur
de América. Porque habría forzado a los mestizos a remontar la entropía de una
involución casi siempre fatal hoy, imponiendo la práctica de la eugenesia, para
limpiar científicamente la sangre, por así decir, y la "raza",
mezclándola únicamente con elementos más blancos, pudiendo, de este modo,
preservar el estamento rubio, ario, visigodo. Así habría acontecido si hubiese
triunfado Hitler en esa etapa de la Gran Guerra (la que aún no termina) y se
hubiera impuesto mundialmente el Nacionalsocialismo. Por esto éramos
partidarios de su trascendental gesta, y lo fueron especialmente los antiguos visigodos,
aún existentes aquí, aquellos que todavía escuchaban la Voz en la Memoria de la
Sangre, y porque, además, sabíamos que los hitleristas conocían estos secretos
étnicos de la Historia y de la Ante-Historia, aunque no pudieran declararlos abiertamente.
Pero también el enemigo lo sabía. Y por
ello su guerra contra el "Genio de los Gentiles"
adquirió dimensiones nunca vistas, planetarias y hasta cósmicas. El Demonio se
jugaba su propia existencia, la del Mal sobre la Tierra. No deberíamos extrañarnos,
por esto mismo, que tras la última Gran Guerra, con el dominio total —aunque momentáneo—
del judío, una política racial totalmente opuesta se haya impuesto, con su
malignidad abismal. Está destinada a producir las más aberrantes mezclas de
razas y de sangres, teniendo como fin último la imposición del negro y la
animalización del Hombre, especialmente del ario, sobre la Tierra. La
degeneración total, la desaparición del Blanco. La Iglesia de Roma, desde
siempre, más ahora con su Papa eslavo (esclavo), las logias masónicas, la Rusia
soviética, predican la "igualdad de todos los hombres", la mescolanza
indiscriminada, la protección de los inferiores, de los degenerados, los
alcohólicos, los impedidos, los lisiados, los criminales, los imbéciles y los
mongólicos. Todo está dirigido a protegerlos y a preservarlos, pudiendo
mezclarlos cada vez más entre ellos y también con los sanos, sin que exista
ayuda alguna para el racialmente superior, para el mejor dotado. Al contrario.
Es ésta la política impulsada por el judío, dueño hoy en el mundo de todos los
órganos de publicidad, de las finanzas y de la Banca internacional, detrás de
todos los gobiernos, las Iglesias, las sectas ocultistas, hinduístas,
orientalistas, gnósticas, masónicas y filo-masónicas, rotarios, Clubes de Leones,
etcétera.
El plan va dirigido a bastardizar el mundo
en su totalidad, exterminar a los arios, transformándoles en animales, algo ya
casi logrado, aún en Alemania. De este modo el judío mantendrá estable, casi
sin mezcla, su propia "anti-raza", siguiendo una disciplina étnica
estricta, también una suerte de aristogenesia,
una religión fanática de "anti-sangre", que le permita, en un mundo degenerado
y embrutecido, transformarse en su rey, el rey de los esclavos del mundo.
Porque, como dice el refrán: "En el
país de los ciegos, el tuerto es el rey". En un mundo de degenerados
étnicos, de bastardos animalizados, donde ya no existe más la raza blanca, el
ario puro, quien preserva religiosa y fanáticamente la "impureza" de
una "anti-sangre" y una "anti-raza" (lo que casi pasa a ser
pureza, en el extremo opuesto), será el amo, será el rey.
EL JUDÍO
¿Qué es el judío? No creo que algún ario
se encuentre hoy en condición de poder descifrar totalmente este misterio
oscuro. Hábilmente y con maña han sido borradas las huellas del origen. A pesar
de constituír una "cloaca étnica", una "cloaca gentium", el judío ha perdurado inmutable a
través de milenios. Hitler define al judío de la siguiente manera: "No es un nómade, es un parásito",
que se enquista en la vida y cuerpo de otros pueblos y les succiona su energía
vital creadora. Como un Drácula, bebe su sangre. Y así le es dado perdurar casi
eternamente. El judío no crea nada propio, únicamente plagia la creación de los
otros, de los arios, y la corrompe. La misma Biblia no le pertenece, un documento trunco, adulterado, expoliado.
Como por milagro, se preservan en el Génesis
algunos recuerdos antediluvianos, que han logrado sobrevivir a la
falsificación.
Los judíos conocieron retazos de este documento
incompleto, luego llamado "Génesis",
y se lo apropiaron, tal como harían muchos siglos después con la Kábala germánica,
con el "Libro de las Tres
Madres". Por esto, en la Biblia
no es posible descubrir nada auténtico sobre el origen verdadero del judío.
Porque el judío no es el hebreo, ni es el israelita, términos ambos que se
referían a otros seres, a otras cosas o situaciones: a los gigantes, el
primero, a una raza de gigantes desaparecidos, y al "combate con el Ángel",
el segundo, una prueba iniciática, o referencia tradicional a un grado
hermético de la tradición aria extraterrestre, acaecida en un "prólogo de la
Historia", como diría Berdaief. No tienen nada que ver con el judío del Kahal, que hoy conocemos, con el sionista,
ni con los "Sabios de Sión". Por eso en mi libro "El Cordón Dorado, Hitlerismo Esotérico" he dicho que un
hebreo podría volver a ser ario, porque fue siempre ario y nunca judío. Como el
resto de los arios de hoy, se ha mezclado, olvidando su origen divino. Pero podría
despertar.
Una vez pregunté al profesor Herman Wirth,
fundador de la Ahnenerbe, sobre el
judío, y me dio una respuesta extraordinaria, iluminadora. Según él, los judíos
habían sido una tribu de esclavos, que vivió en la periferia de la gran civilización
aria del Gobi. Como se sabe, esa civilización floreció en lo que hoy es el
desierto del Gobi, después de la desaparición del mundo Hiperbóreo del Polo
Norte. Así, la Biblia original, no
falseada, se habría referido a la destrucción misteriosa de la civilización del
Gobi, cuando menciona a Gog y Magog, ciudades que tuvieron que ver con los God-os, según Gérard de Sède. Según
Wirth, los judíos siguen como esclavos el Éxodo de los godos arios, de los
hebreos (gigantes), de los israelitas (iniciados-sacerdotes, "nacidos dos
veces", arios precisamente). Las tribus godas son Doce. "Pueblo de
origen divino", "extraterrestres", son los atributos de los godos.
Y el concepto del "Mesías" tenía que ver con los del Avatâra, Tulku y Boddisâtva, como
se aplicará en India y en Egipto, donde los arios descienden en su Éxodo. En la
conquista de la India aplican estrictas leyes raciales para no mezclarse con
los negroides drávidas, estableciendo el sistema de castas, que en el idioma sanscrito-ario es Varna, que quiere decir color,
precisamente.
La vida de las dos primeras castas, del rey
y del brahmán, se regirá por el "Código
de Leyes de Manú", que tanto admirara Nietzsche. El Génesis también nos habla de los Nephelim como de seres llegados de los
astros, restos milagrosamente salvados en la Biblia de una tradición que se ha hecho desaparecer y que corresponde
a los Ases y los Vanes de la epopeya nórdico-polar de las Eddas.
El Éxodo hiperbóreo se extiende y ramifica
por todo el mundo: la India, Europa, Egipto. En los frisos de los templos
egipcios son los Tamehu, guerreros blancos, rubios, de ojos azules. Ya hemos
dicho que allí también, por primera vez, se encuentra el nombre de hebreo, significando gigante. Ramses II,
Tamehu él mismo, derrota a los hiperbóreos y los hace prisioneros. Con Moisés,
que no era judío sino un sacerdote egipcio llamado Osarsiph, logran escapar,
llevando con ellos el Arca de la Ley Racial (el "Código de Manú") y la Vara del Poder (la "vara de
Aarón"), el Vril, con la que ya
el dios ario persa Mitra ha golpeado la Roca y sacado agua. Moisés hace lo
mismo, o se le atribuye lo mismo. En todo esto hay un gran misterio, habiéndose
traspolado astutamente regiones y nombres, al extremo de ubicar estas historias
en los desiertos del Medio Oriente, con los "cuarenta años de
peregrinación en el desierto" y la "pérdida de diez tribus de
Israel".
La destrucción de la civilización del Gobi
se ha producido muchos miles de años atrás. Sólo la conquista de la India por
los arios tiene casi siete mil años. Y el Génesis
es un documento antediluviano completamente expoliado y falsificado. Si los
judíos fueron una tribu de esclavos, ya existente en la civilización del Gobi,
o si únicamente se encontraban en las regiones medio-orientales del Asia menor
a la llegada de los godos-hiperbóreos, de los Tamehu, de los amoritas, de ningún modo es posible saberlo a
ciencia cierta. Si ellos se apropiaron los documentos míticos y fabulosos,
depositarios de un conocimiento e historia tradicional arios, en el Éxodo del
Gobi, en el Cáucaso, en Egipto, o entre los elementos periféricos de las
civilizaciones de Ur y Canaán, tampoco tiene ya importancia. Lo que sin duda ha
sucedido es que se apropiaron todo, destruyéndolo, falseándolo, cambiando el
sentido espiritual y geográfico y haciendo desaparecer la conexión
extraterrestre y el origen del gran drama del descenso de los arios Nephelim a combatir al Demiurgo en este
astro. Y transforman esos documentos, que ellos han llamado "Biblia", en un hacinamiento
de historias agregadas, en "historia nacional judía", donde se lo
apropian y falsifican todo, haciendo aparecer a David, a Salomón, a Moisés,
como seres reales y como judíos, siendo que no lo fueron. Así, la Biblia es el documento más falso, más
mentiroso, más lleno de ponzoña que haya circulado entre los hombres. Y lo es en
el Antiguo y el Nuevo Testamento. Así lo vio también Lutero, en uno de sus momentos
de lucidez cuando acusó a los judíos de "falsificadores
y malvados".
Los judíos se apropian también de la
ciencia del conocimiento de las leyes raciales arias, de la pureza y sacralidad
de la sangre, secreto que era guardado por la casta de los Reyes-Sacerdotes y
de los guerreros, los héroes y semi-Dioses, ya involucionados tras la
desaparición de Hiperbórea y la destrucción del Gobi. Y hacen uso de ese
conocimiento a objeto de preservar una anti-sangre y una anti-raza, un continuo impuro. Tras el "Pacto
Renovado", las leyes instituídas por Esdrás, Nehemías y la Gran Sinagoga,
para los judíos son tan estrictas como las del "Código de Manú" para los arios de India. Y rigen por
igual, del nacimiento a la muerte. La misma circuncisión se origina en la
adulteración de un conocimiento de la Kábala
Rúnica de los arios. En el "Talmud"
—Sanhedrin Jud. p. 88— se dice que "el nombre de su dios, Shaddai, se
inscribe en la carne de un judío únicamente por la circuncisión". "La forma de la palabra Isch se encuentra en las ventanas de la nariz; la
palabra Daleth, en la curvatura de
los brazos, y Ain, en su órgano
sexual; pero únicamente cuando se ha cortado el prepucio". O sea,
circuncidado. Sólo entonces el nombre de su dios ha penetrado en la carne del
judío. Al final de este estudio veremos que se está ahora pretendiendo, por
procedimientos electrónicos, introducir también en la carne de los no-judíos el
nombre del Demonio, que es Sched, con
el Número de la Bestia del Apocalipsis: 666.
Son también algunos retazos dispersos en
el Génesis, milagrosamente supervivientes,
los que aportan una titilante luz en las sombras del misterio judío. Se habla
ahí de los Sheidim, seres extraños y
monstruosos, productos de la mezcla del ser humano con el animal. Una
involución provocada, tal vez una ideovariación
actuando al revés, en un ideoplasma,
técnica ésta que únicamente pudieron correctamente aplicar los arios para
producir una mutación hacia lo alto y tendiente a un Segundo Nacimiento, a
recuperar algo que fuera perdido: la divinidad del Hombre-Dios, pero que ahora
se habría usado malignamente para un pecado de la especie, conformando un animal-hombre-demonio.
Que esto sea posible, la Biblia parece
insinuarlo con el Sheidim.
Mestizo no es el término apropiado para
referirse al judío, pues señala, generalmente, una mezcla de elementos no
completamente opuestos. Aquí se ha producido una conjunción de materiales
disímiles, desemejantes. Mezcla de abrahamitas, semitas, mohabitas, edomitas o idumeos,
siríacos y turanios, además de amoritas. El semita original pudiera haberse
constituído por una mezcla de amarillo y negro. El semita auténtico es el
beduino emigrado de los desiertos de Arabia, inhallable ya en los tiempos a que
los judíos atribuyen la Biblia. El
que ahora conocemos como semita, conserva del beduino sus características de
nómade. Sólo en parte el judío posee su sangre. Hoy el judío podría describirse
(siempre incompletamente) como sigue: Un cinco por ciento de su mezcla se
compone del homo siriacus, el hitita,
de cráneo redondo, braquicéfalo, "nariz judaica", cuerpo corto,
rechoncho; otro cinco por ciento del homo
arabicus, el semita, nómade cruel, de cráneo alargado, delgado, alto, que
da las características predominantes en el judío. Un diez por ciento es del homo europæus, el amorita, alto, blanco
de ojos azules. El amorita es un nórdico polar, posiblemente un resto de la
casta de los Señores de la civilización del Gobi, descendido al Asia Menor. Los
egipcios lo llamaron Tamehu, como hemos dicho, reproduciéndolo en sus frisos y
estelas. Nefertiti era una amorita. El ochenta por ciento restante de la cloaca gentium, lo compone una mezcla
indefinida, con rasgos y cualidades contrapuestos.
Gottfried Feder, en su estudio sobre el
judío, cree que no es posible remontarse más allá de 2.600 años en busca de
huellas seguras, o visibles. Sin embargo, por lo que se conoce, sus
características eran las mismas siglos anteriores. Son Nehemías y Esdrás, junto
con la Gran Sinagoga, los que establecen hace 2.600 años las leyes inflexibles
que pasan a regir la vida del judío, desde el nacimiento a la muerte. Leyes "raciales",
en especial, expulsando de la comunidad y de la región geográfica a todo judío
que no las cumpla, o que no las haya
cumplido con anterioridad a su dictación (lo que hace creer que aún antes
existieron), desposando individuos de otras tribus, pueblos o sangres. Así, desde
esa fecha hasta el presente, puede decirse que los genes judíos son siempre los
mismos, conformando más que un pueblo, una comunidad sanguínea, una familia, donde
los genes de Nehemías y de Esdrás siguen yendo en las venas de cualquier judío
típico actual. Es por ello que la Gran Sinagoga y el Kahal no necesitan transmitir órdenes escritas para que todo judío
las cumpla, como consignas infalibles, y crea absolutamente, por ejemplo, que
hubo seis millones de judíos "gaseados" por los nacionalsocialistas y
lo pregone a todos los vientos, como si hubiera sido un testigo ocular. Porque
el judío es un robot biológico que reacciona inmutable, programado
telepáticamente para cumplir las órdenes dadas a través del torrente sanguíneo,
por la Gran Sinagoga, o por el kahal
regional, para que allí se hagan activas y dinámicas, en su "anti-sangre".
Y la "verdad", así activada, será siempre una "mentira orgánica", la mentira de su origen, de su falsificación
biológica y de su "pecado racial", que el judío desea imponerse a sí
mismo, como un continuo impuro, para
que así, a través suyo, pueda adquirir expresión la Palabra del Demiurgo, del
Arquetipo Sombrío, que han llamado Yahvé. En esta ciencia, o tecnología racial,
de una "anti-raza" y una "anti-sangre", deberá buscarse la explicación
y encontrarse un camino al secreto de una supervivencia de siglos, pese a su abismal
mezcla. Mas, para que esto sea plenamente posible, el Arquetipo Demiurgo necesita
destruír las razas puras, terminar de una vez con la raza aria y con la
posibilidad de transmutación, redención y regeneración del Hombre y de la
Tierra, en el único sentido que deben entenderse estos conceptos: el etnológico, racial. Por lo mismo, la
purificación de la raza y la sangre de los arios viene a significar la muerte y
la destrucción del judío, careciendo de toda posibilidad de llegar a dominar el
mundo, imponiendo a su Gólem, a través
de su continuo impuro...
Así, alcanzamos nuevamente el punto clave,
ontológico, del conflicto inmenso que estallara entre Hitler, el Avatâra (Mesías de los arios), y el
Demiurgo-Arquetipo-Yahvé, con sus representantes y robots aquí en la Tierra,
los judíos de Sión.
Allí donde otros pueblos mestizos, y mucho
menos mestizos, han desaparecido en la entropía fatal de la mezcla, donde ya la
misma raza blanca pareciera precipitarse en los errores que la llevarán a su
extinción, el judío perdura, por la
voluntad demoníaca de mantener un continuo impuro, por medio de la
disciplina tenaz de la "ciencia de la sangre", de un "racismo"
que robaron de los arios hiperbóreos, emigrados del Gobi; de los Ases, de los Nephelim. Se lo han apropiado para alcanzar lo opuesto. De vez en
cuando, el judío deberá absorber sangre aria, mezclándose con mujeres no
judías, en proporción regulada, como un Drácula que "bebe su sangre",
la que rápidamente disuelve en su continuo
impuro, sin perder jamás sus características trascendentes. Y decimos trascendentes, porque en todo esto hay
algo más que una pura ciencia biológica y materialista, no teniendo el racismo
ario, ni el "racismo" judío, nada de materialista, como mal se podría
entender. Es a través de la sangre pura cómo los arios establecen un contacto
con sus dioses y escuchan su Voz. En el mestizaje, en la impureza de
la sangre, pierden la capacidad de ese contacto con su mundo espiritual —lo que
Jung mal llamara "Inconsciente Colectivo" (ario, en este caso)— con
los Dioses de la Luz.
Y es a través de ese continuo impuro cómo el Demiurgo, o Demonio, puede comunicarse con sus
acólitos, los judíos, y ellos escuchar también su voz: a través de lo que Jung,
asimismo, llamó "Inconsciente Colectivo
Judío". Allí establece su tabernáculo el Dios Monoteista de las
Sombras, que combate a los Dioses de la Luz, y no solamente en la Tierra. Lucha
de Altas Potencias, comenzada en un tiempo inmemorial, donde los representantes
de la Luz, los Hijos de la Luz, han caído en este astro, entrando en el olvido
de ellos mismos, al "mezclarse con
las hijas de los hombres". Mientras tanto, el judío establece con su
Demiurgo un "Pacto Renovado" y racial, "racista", de
"anti-raza", por el que deberá permanecer esencialmente impuro, de
modo de no absorber más sangre aria de la necesaria, para que pueda realizarse
esa operación de magia negra —alquímica a la inversa— que le permitirá seguir
siendo ontológicamente impuro, un Sheidim (también en un sentido metafísico,
"bíblico"), de modo que únicamente así la comunicación sea expedita y
se cumpla la promesa que Yahvé le hiciera de entregarle el dominio del mundo,
junto con la destrucción de los divinos arios, de los últimos Nephelim.
Ya el Führer,
Adolf Hitler, lo dijo: "El judío es
lo más alejado posible del animal". (Porque metafísicamente también el
Sheidim lo es). Un producto
artificial de una Mente, de un Propósito. Es una "anti-raza", creada artificialmente,
por medio de una Voluntad y una Nomocracia, es decir, de un Gobierno de la Ley.
Al comprender esto, se ve cuán inferior a ese Propósito y a esa Voluntad se
encuentran los arios hoy: materialistas, supervivientes adormecidos, pusilánimes
y cobardes. Enfrentados a una minoría sinárquica, de fanáticos sionistas, acólitos
de un súper-robot-gólem, de un
Demiurgo, que llaman Yahvé, se ponen a temblar y les entregan sus tesoros más
preciados, para que los corrompan y los destruyan. Renuncian a su inmortalidad.
Se han convertido en menos que animales. Se han degenerado. El judío los desprecia
con razón y siente náuseas en su presencia.
Adolf Hitler intentó regenerar la raza
aria, por medio de la aplicación estricta de la Ley Racial de los Arios, para
salvar lo que aún fuera posible del inmenso desastre étnico del verdadero
Pueblo Elegido y Divino. Debió, por ello, enfrentarse en un conflicto
espiritual y definitivo con los representantes de la "anti-raza", de la
"anti-sangre" y del Mal sobre la Tierra.
II. LA
ECONOMÍA MÁGICA DEL NACIONALSOCIALISMO
Con lo hasta aquí expuesto, nos hemos
permitido dar una visión más amplia, en una perspectiva diferente, del
conflicto de las Edades, pudiendo comprender que ningún pueblo de la Tierra que
posea genes arios pudo quedar excluído de esa Gran Guerra, la que aún no
termina. Chile, como los otros países sudamericanos, fue involucrado. Todos
estamos comprometidos a vida o muerte, aún cuando a menudo no lo sepamos con la
conciencia diurna.
El análisis que ahora haremos del otro
pilar que sostiene la concepción nacionalsocialista, su sistema económico, nos
permitirá comprender aún mejor cuán vigente se halla esta doctrina, a la luz de
la situación desesperada en que han sido puestos nuestros pueblos.
Para poder penetrar en profundidad el
sistema económico y social del hitlerismo, se hace necesario descubrir la hábil
y siniestra trampa con que el judío ha aprisionado al mundo no judío: el interés del capital. La Usura, como
la llamara el gran poeta hitlerista Ezra Pound.
La moneda, el oro, el dinero, fue en sus
comienzos, y debería volver a serlo, únicamente un medio que facilita el
intercambio de productos entre las sociedades humanas. Pues bien, el judío se
ha apoderado primero del dinero, de la moneda, del oro, para luego
transformarlo en una mercancía en sí. Por tendencia de su Inconsciente Colectivo,
lo ha convertido en una abstracción de matemática "einsteniana", por
así decir, en una entelequia con vida propia, que se reproduce a sí mismo
gracias al interés. El dinero ha pasado a ser la más importante mercancía, con
la creación del Mercado de Capitales. De un intermediario que facilitara el
trueque de productos —lo que siempre debió seguir siendo— el dinero se ha
transformado en el centro de la economía de los países, en lo más importante en
la vida de los hombres y de la sociedad. Con ello, se ha permitido a su
verdadero dueño, el judío, controlar la actividad total, primero del comercio, como
el intermediario y director del mismo, luego de la vida de todos los seres
sobre la Tierra. Valiéndose del préstamo con interés, de la Usura, ha logrado
intervenir, además, de modo artero, solapado, en la salud de la raza superior,
envenenando con su ponzoña la sangre aria.
Desde la más lejana Antigüedad, el judío
logró penetrar en las estirpes de las clases gobernantes, de reyes y señores, endeudándolos,
aprisionándolos en las redes de su trampa usurera, del préstamo con interés,
para así arrebatarles sus bienes, e introducir a sus hijas, desposándolas con
la nobleza. El dinero, el interés del dinero, ha sido su arma, de más de dos
filos, con la cual ha podido destruír a su enemigo ingenuo, adormecido. Las
reacciones violentas, productos de una indignación desesperada, sin método, sin
conocimiento y sólo momentáneas, los pogroms,
no podían conducir a nada efectivo. Por el contrario, sirvieron bien al judío
para explotar el sentimiento de conmiseración a su favor entre los arios
cristianizados. La trampa de la usura era una maldición, una manipulación de
magia negra, proyectada desde las oscuras profundidades de la Sinagoga, por
mentes rabínicas, cuidadosamente preparadas para ello.
Sólo el exorcismo de otras mentes muy
lúcidas, de una magia blanca, digamos, podrían haber tenido éxito para deshacer
el embrujo y liberar al Prometeo hipnotizado y encadenado por la Serpiente de
la Usura, sacándolo de ese cerco infernal. Que esto, tal como aquí lo decimos,
haya llegado a producirse, se incluye dentro de lo milagroso. Que fuera en verdad
una operación esotérica y mágica, se revela en el hecho de que el propagador del
antídoto contra el veneno de la Serpiente de la Usura, contra el interés del
capital, era un alemán, miembro de una Sociedad esotérica germana, la Thulegeselschaft —Orden de Thule— con sede en Múnich. Fue Gottfried Feder, miembro
permanente de esa Sociedad, el expositor elegido para presentar la teoría y el
sistema que destruyera definitivamente la "esclavitud del interés del
capital". Feder era Miembro Permanente de la Orden de Thule, siendo otro Miembro Permanente Rudolf Hess. (Pudiendo
ser ésta una de las razones esotéricas de que aún se le mantenga en prisión).
Hitler, Dietrich Eckart y Rosenberg eran Miembros Visitantes. La Orden de Thule podría considerarse como
la inspiradora secreta del Nacionalsocialismo y de las SS. Su emblema se
componía por una Swástika Levógira y un puñal idénticos a los de la Orden Negra
SS. Únicamente una Orden Esotérica de Magia Aria (para no seguir diciendo magia
blanca) podría haber combatido con éxito a otra, también esotérica, de Magia
Judía (Magia negra). La Raza contra la "Anti-Raza", la sangre pura
contra la "anti-sangre" impura. y la aparición de un genio de la raza
blanca, de los arios, un verdadero Mesías, un Avatâra, como lo explico en mi último libro, ya citado. Que esto
también lo sabían y esperaban los judíos, queda dicho en "Los Protocolos de los Sabios de Sión". Y era lo que
ellos más temían.
Creemos haber podido demostrar cuán
estrechamente unidos van para el judío sus prácticas económicas, la usura y su
conspiración etnológica. Esas prácticas le han permitido mezclarse y penetrar
en la raza aria. La transformación del dinero en una entelequia cabalística, en
una abstracción matemática, en un gólem
con vida robótica, en una deidad poderosa, ha permitido a su dueño y supremo
sacerdote poder vivir del interés que produce, sin trabajar y "sólo adorando a su dios",
como le ordenan el "Talmud"
y la "Torá". Todo el mundo
de los gentiles, los no judíos, trabajará
como esclavo para el judío, arrastrándose a sus pies, bajo el látigo del dinero
y de la Usura, esclavizado al interés del capital, por el miedo al hambre y a
la miseria.
Es por eso que el Interés es sacro y es santo para todas las organizaciones,
sociedades y países del mundo donde el judío gobierna entre bastidores. Por
supuesto, no se hace necesario mencionar a Estados Unidos, la Banca
Internacional, los trusts
financieros, Suiza, Europa; hablemos también de la Rusia soviética y de los
países esclavos comunistas de la Europa del Este: todos ellos respetan el interés del capital, y lo prestan con tasas
muy altas. Cuando los deudores no pueden pagar con dinero, por carecer de él,
deberán pagar con sangre, con soldados, como Cuba, o con sus materias primas y
sus territorios. En Chile, el gobierno judeo-marxista de Salvador Allende
respetó el interés del capital y no expropió ningún bien perteneciente a
judíos. Ni lo habría hecho con latifundios ni propiedades agrícolas, si el
judío los hubiese tenido. Pero el judío nunca ha sido agricultor en los países
extranjeros donde se ha enquistado. Sólo prestamista, intermediario, banquero o
comerciante, laboratorista (controla la fabricación y comercio internacional de
drogas; Merck es de Rockefeller) e
industrial de alimentos, pudiendo controlar doblemente la salud física y mental
de los arios, de los no judíos.
Para el gobierno militar que derrocó al
marxista de Salvador Allende, también el interés y el pago del interés del
capital han sido sacrosantos.
No es de extrañar, entonces, que el
antídoto que prepararan los inspiradores del Nacionalsocialismo abarcara en su
amplitud una extensión igual a la del veneno judío: la raza, la sangre y la
economía, yendo íntimamente enlazadas la política socio-económica y la agraria,
de "sangre y suelo", como
fuera llamada. Se abolió el padrón oro,
pasando a ser reemplazado por el padrón trabajo.
El valor del dinero dejaba paso al valor de las riquezas naturales y del
trabajo del hombre. Se volvía, así, a considerar el trueque de mercaderías como
la esencia sana de toda economía humana tradicional, retornando el dinero, la
moneda, el oro, a ser lo que siempre debió ser: un medio para facilitar el
trueque, el intercambio.
Una vez en el poder, Hitler se niega a
aceptar el interés usurero. Alemania no tenía dinero para pagarlo; únicamente tenía
el trabajo de su gente y lo que este trabajo producía en carbón, en acero,
etcétera. La moneda alemana pasaría a valer exactamente lo que este trabajo y
sus productos. Además, y esto es lo importante, se acaba la Usura. Al mismo
tiempo se comienza a limpiar la raza, imponiéndose la Imagen-Meta, el
Ideal-Meta del ario puro, del nórdico polar (Auslese-Vorbild). Y el golpe pasa a ser mortal cuando Gottfried
Feder declara que la solución para un país que carece de dinero para pagar sus
deudas, acumuladas en intereses gigantescos, es la declaración de la quiebra
del Estado. Porque esto es lo más sano, siendo la destrucción del Nudo Gordiano
de la esclavitud al capital judío internacional.
Un país en quiebra no puede ser metido en
prisión, como un individuo. Sólo se le puede declarar la guerra mundial. Y esto
fue lo que precisamente se hizo con la Alemania Nacionalsocialista, aún cuando
no se declarara en quiebra. Como Hitler y sus seguidores sabían que ésta sería
la acción final del judaísmo acorralado, debieron comenzar a prepararse de
inmediato para la guerra. La tragedia fue que Hitler no disponía del tiempo
suficiente para hacer resurgir a Alemania totalmente, menos aún a Europa y a la
raza blanca, con el mal ya muy adentro, en la sangre, en los huesos y en el
corazón. No podría vencer materialmente en esa guerra planetaria. Pero pudo sí
vencer espiritualmente, lo que, en forma inevitable, por ley cíclica, resultará
también en un triunfo material, mucho antes de lo que se piensa. Será el
retorno del Führer y del Hitlerismo
triunfantes. Porque el triunfo se cumplió ya, con el solo hecho de descubrir al
Enemigo. Y el judío también lo sabe.
Para intentar retardarlo en su
configuración terrestre, ha inventado esa patraña emocional (bomba explosiva
emocional) del holocausto de seis millones de judíos, de los crímenes raciales
y genocidios del nacionalsocialismo. Porque, ante el fracaso estruendoso de sus
sistemas capitalista y marxista, los pueblos esclavizados por el interés del
capital, por la usura y el terror constante, ante la posibilidad inexistente de una guerra atómica [2], pueden abrir sus
ojos para ver la única solución justa, la única apropiada para el no-judío: la
recuperación del valor trabajo, la declaración
de quiebra, el retorno a los principios de una economía aria y la destrucción
de la esclavitud del interés del dinero, además de la limpieza de la sangre y
de la raza, pilares que fueron y son del sistema Nacionalsocialista, el único
honesto, el único sano. La solución justa para el no judío sobre el planeta.
[2] No existen bombas atómicas capaces de
ser transportadas, o lanzadas en proyectiles. Sólo hubo cinco bombas de esta
especie y ellas fueron alemanas, las que Hitler no quiso usar y que cayeron en
manos de los judíos norteamericanos. Una fue utilizada experimentalmente en el
desierto de Nevada, dos en Hiroshima y Nagasaki y otras dos se reservan para
ser usadas contra Alemania, en una próxima guerra. Sólo los hitleristas fueron
capaces de producir el uranio enriquecido de verdad para una bomba atómica
transportable, porque ellos dominaron la ciencia de la Implosión, Los otros
sólo pueden hacer explotar una bomba atómica in situ, bajo tierra; porque únicamente dominan la técnica de la
Explosión.
El golpe iba dirigido al corazón de la
Gran Conspiración universal contra la raza blanca, contra el hombre ario, contra
el no-judío. De lograr imponerse totalmente el sistema Nacionalsocialista, por
convicción y ejemplo, no por la imposición de la fuerza o la violencia, el
caldo de cultivo del virus judío, ese cáncer para los no judíos, quedaría
totalmente destruído. Y el judío desaparecería, devorándose
a sí mismo, en el furor impotente de su desesperación. Volvería el aguijón en
contra suya, lo que siempre hará si se lo aísla y deja solo. "Porque únicamente como parásito de
otros pueblos puede seguir existiendo", afirmaba Hitler. (El mismo
Estado de Israel hoy vive de los dineros, la investigación y el trabajo del resto
del mundo, además de la extorsión que hace de Alemania). De ninguna manera
habría sido necesario aniquilar físicamente al judío, en un genocidio u
holocausto nunca contemplados por el hitlerismo. Hitler sólo pretendió aislar a
los judíos en Madagascar. La guerra interrumpió ese plan.
Ante el inmenso peligro, llegó para el
judío el momento de aplicar su "Protocolo V", de "Los Protocolos de los Sabios de Sión". El instante
crucial del Destino, del Eterno Retorno
vivenciado, en ese fatídico y profético Documento. Hora definitiva de los
tiempos, acontecimiento estelar, que marcará la Historia del Universo y de la
Raza de los Divinos y de la "Anti-Raza" del Demiurgo, hasta el final
de una Era.
Dice el "Protocolo V":
«Somos demasiado poderosos, todo el mundo
tiene que obedecernos. Los gobiernos no pueden hacer ni el más pequeño tratado
sin nuestra intervención secreta. Per me
reges regunt (Los soberanos reinan por
medio mío). Leemos en la Ley de los Profetas que somos elegidos por Dios para
gobernar el mundo. Dios nos dio la capacidad para realizar este trabajo. Si en
el campo enemigo existiera un Genio, éste tal vez podría combatirnos, pero un
recién llegado no podría competir con viejos luchadores como somos nosotros. Y
EL CONFLICTO ENTRE ÉL Y NOSOTROS TOMARÍA UN ASPECTO QUE EL MUNDO JAMAS VIO
ANTES. AHORA YA ES TARDE PARA EL GENIO DE LOS GENTILES».
Es ésta una profecía estremecedora.
Y el "Protocolo VII":
«Debemos colocamos en condiciones tales
que nos resulte posible poder responder a toda oposición con una declaración de
guerra del país confinante al Estado que tenga la osadía de cruzársenos en el
camino; y si tales confinantes a su vez decidieran unirse en contra de
nosotros. debemos responder declarando una guerra mundial».
Esto fue planeado mucho antes de la
Primera Guerra Mundial. ¡Imaginémosnos lo que sucedería hoy si todos los países
sudamericanos, endeudados, esclavizados al interés del dinero y al Fondo Monetario Internacional, se pusieran
de acuerdo para no pagar más, y se declararan
en
quiebra!.
"Porque
nuestros cuarteles generales son perpetuamente desconocidos al Universo",
nos revelan los Sabios de Sión, en el "Protocolo IV" del fatídico
Documento, filtrado a comienzos del siglo al conocimiento de los no judíos.
Y el Protocolo IX:
«Se nos advierte que las naciones podrían
insurgir contra nosotros, toda vez que nuestros planes resultaran prematuramente
descubiertos, pero, anticipándonos a ese acontecimiento, podemos tener la seguridad
de que lograremos poner en acción una fuerza tan formidable que hará temblar hasta
los hombres más valientes...».
(Movilizaron a 120 países contra la
Alemania Nacionalsocialista en la Segunda Guerra Mundial, guerra que ellos provocaron
y prepararon con mucha anticipación, porque la tenían lista para el caso de la
aparición del Genio de los gentiles,
como se nos ha revelado)... "Haremos
que estallen todas las ciudades del mundo...". Situación que también
tienen preparada para la inevitable resurrección del Hitlerismo.
EL LIBRO DE LAS PROFECÍAS Y AMÉRICA DEL SUR
Varios libros han sido considerados
proféticos en el curso de la Historia humana: las "Centurias" de Nostradamus, los "hexagramas"
del "I-Ching", más algunos otros.
Casi todos son oscuros, dependiendo casi siempre de la técnica usada en
consultarlos y de la buena fe del consultante; o sea, de eso que en inglés se
ha llamado wishful thinking, de lo
que se cree que se lee, o de lo que se quiere leer. Pero hay un libro muy claro
y directo, que sin rodeos nos dice lo que nos sucederá, aportando un sentido,
además, a lo que ya nos ha sucedido. Sus profecías se cumplen siempre, aún
cuando el consultante no lo desee, aún cuando se cubra los ojos para no verlo.
Ese libro es "Los Protocolos de los
Sabios de Sión", sobre el que tanto se ha escrito y polemizado,
asegurando los judíos que es falso, sin que nunca lo hayan podido probar, libro
cuyo verdadero origen se desconoce, pudiendo haberse filtrado de un Congreso
Sionista-Masónico, efectuado en Basilea, en 1897, o bien, de una reunión
paralela de la logia judía B'nai Brith.
Su primera edición fue hecha por Sergei Nilus, en la Rusia zarista.
La veracidad de ese libro viene siendo
probada por los acontecimientos de la Historia antigua y contemporánea, tal
como lo afirma Henry Ford en su famosa obra "El
Judío Internacional", y tal como lo estamos haciendo nosotros mismos
en esta exposición. Para destruír las últimas dudas de aquellos que no quieren
ver ni creer, los acontecimientos actuales en el llamado "Tercer
Mundo", en especial en el continente sudamericano, debieran bastar. Porque
en "Los Protocolos de los Sabios de Sión"
se revela, hasta con sus detalles, la política que el judío seguirá con las
naciones, una vez que haya asegurado su dominio sobre ellas. Para nuestros
pueblos, constituye la profecía más sensacional jamás hecha.
El caso de Chile ha pasado a constituír
una prueba clara, irrefutable. Durante el gobierno judeo-socialista-masónico de
Salvador Allende Gossens (judío por su madre) y antes de ese gobierno, durante
la Democracia Cristiana de Frei y su ministro judío, (Jacques) Chonchol,
también hoy con el gobierno de la Junta Militar de Pinochet, la aplicación y
cumplimiento de los Protocolos es
clarísima, visible, irrefutable. El gobierno de Pinochet ha impuesto en este
país el sistema monetarista de la Escuela de Chicago, del judío Milton
Friedman, terminando de destruír con él la agricultura tradicional, que Frei y
Allende comenzaran pero que no alcanzaron a consumar.
Ha
destruído, además, nuestra incipiente industria nacional. El endeudamiento con
la Banca Judía Internacional ha alcanzado cifras de pesadilla, aunque siempre sean
menores que las de Argentina, Brasil y Méjico, por ser estos países más grandes
en número de habitantes y en dimensión geográfica. La deuda externa
latinoamericana alcanza hoy a los 360.000 millones de dólares, y esa deuda
aumenta con nuevos préstamos, destinados a pagar únicamente el interés de los
intereses del préstamo inicial, jamás la deuda misma, en una palabra, lo que
aquí hemos estado refiriendo y que es de una certitud increíble, alucinante, en
la revelación de "Los Protocolos de
los Sabios de Sión", habiendo sido planeado con antelación de casi un
siglo; mejor dicho, hace sólo un siglo que este Plan siniestro se filtró, como
por un milagro, al conocimiento de un público ya en su mayoría incrédulo,
embrutecido, lo cual no deja por ello de constituír la más sensacional profecía
de toda la Historia conocida del Hombre en la Tierra.
No
es necesario que entremos aquí a describir el sistema judío monetarista, por
ser de todos conocido, más aún, sufrido, en su gran simplicidad. Por lo demás,
ya lo hemos hecho. Se trata de dar preferencia al Mercado de Capitales, a la
especulación del dinero, mercancía esencial, que pasa a desplazar a todas las
otras, en un súper-capitalismo que "se
regirá por sus propias leyes, de la oferta y la demanda". Y esto en
apariencias, ya que "nadie conoce el
lugar exacto de los cuarteles generales" desde donde el verdadero amo
del dinero lo dirige todo.
Los bancos y las financieras se
transforman en templos donde los fieles van a pagar sus tributos en dinero
(interés) al "Pueblo Elegido", al Becerro de Oro, al Dios Oscuro, obteniendo
a cambio los beneficios de un interés momentáneamente alto, aunque ilusorio. De
este modo se consigue que la industria, el comercio sano, la agricultura, dejen
de ser rentables, ante el espejismo de un interés usurero, obtenido sin
trabajar. Hasta que todo se termina en la quiebra de las financieras, de los
bancos y de los financistas criollos, que han sacado a tiempo y subrepticiamente
sus capitales al exterior, o que también han sido engañados por los verdaderos
señores de todo el juego, que manejan los hilos desde sus cuarteles secretos. Los
financistas criollos van a parar a la cárcel, desde donde muy pronto saldrán en
libertad.
El gobernante no-judío que acepta caer en
esta trampa, lo hace por tres motivos, principalmente: O es un ingenuo, que
cree en la bondad del sistema (si hubiera leído a Palacios sabría que "un sistema propiciado por un judío
siempre será dañino para un no-judío"); o se pasa de listo, creyendo
que, aun aceptándolo hoy, mañana se presentará una situación milagrosa que le
permitirá cambiar de rumbo y zafarse de la esclavitud; o es un calculador
ambicioso, enfermo de poder, típico dictador latinoamericano, que intuye que
sólo podrá conservarse en el mando entregándose en alma y cuerpo a servir los intereses
y los designios del capital internacional, o sea, del judío internacional. El
judío lo mantendrá en el poder mientras le sirva y lo expulsará miserablemente,
como a un monigote, una vez que se hayan cumplido sus planes y sus fines.
Cuál sea el caso de Chile, poco interesa averiguarlo
ya, cuando el país ha sido destruído entre las garras del monstruo monetarista,
material y espiritualmente, y sólo cabe leer nuevamente el "Libro de las Profecías"
para intentar conocer qué se nos tiene reservado aún a Chile y a Sudamérica en
la estrategia judía mundial. De seguro la miseria, como el caldo necesario para
hacer triunfar el cáncer de la revolución marxista, la esclavitud, que el judío
prepara para esta parte del mundo, a través de la Iglesia Católica
marxistizada, principalmente. Salvo que los pueblos despierten, en un último
instante y traten de aplicar el antídoto del Nacionalsocialismo, aunque esto
los conduzca al sacrificio. La acción heroica y extrema siempre será preferible
a la esclavitud. Y aunque el judío impusiera su poderío material, su plan
habría fracasado, pues habría perdido otra guerra ideológica y espiritual.
Porque habría sido redescubierto. Su
triunfo se le atragantaría, siendo sólo aparente. Los pueblos habrían despertado.
Como un modo sencillo de sintetizar la
situación actual de las naciones sudamericanas, al mismo tiempo que poder
demostrar cuán vigente se halla para este continente la solución
Nacíonalsocialista, vamos a transcribir los Protocolos que aquí se están
aplicando y que nos tienen al borde del abismo. Puede así comprobarse que la Escuela
Monetarista de Chicago no es más que la realización de unos pocos Protocolos de los Sabios de Sión. Milton
Friedman, o como sea su verdadero nombre judío (por ejemplo, el verdadero
nombre judío de Kissinger es Abraham ben Eleazar), no ha hecho más que ponerlos
en práctica en Chile, en Inglaterra y otros países de goyim, de no-judíos. Por ello, se le ha dado el Premio Nóbel de
Economía.
Protocolo VI:
«A objeto de arruinar la industria de los gentiles y de
favorecer la especulación, fomentaremos el amor del lujo desenfrenado, al que
ya hemos dado impulso. Debilitaremos astutamente la base de la producción,
sembrando gérmenes de anarquía entre los obreros y alentándolos a proseguir en
el abuso del alcohol. Al mismo tiempo emplearemos todos los medios para arrojar
del país a los gentiles inteligentes...».
En Chile se ha producido un gran éxodo de
inteligencias.
Protocolo IV:
«Para que se arruine completamente la vida
social de los gentiles, tenemos que colocar el comercio sobre una base
de especulaciones. El resultado de ello será que la riqueza de la tierra, que
se recoge por medio de la producción, no quedará en manos de los gentiles, sino
que pasará a través de la especulación a nuestras cajas fuertes...».
(Hoy, los viejos predios agrícolas
chilenos, todos endeudados con la banca judía, trabajan únicamente para pagar, apenas,
el interés de las deudas contraídas, que se les instó a adquirir).
«La lucha por la supremacía y especulación
en el mundo de los negocios producirá una sociedad desmoralizada, egoísta, sin
corazón. Esa sociedad será completamente indiferente, incluso enemiga de la
religión, y disgustada de la política y de los políticos. La lucha por el
dinero será su única guía, haciendo un verdadero culto de los placeres
materiales que él puede procurar...».
¡Qué retrato más fiel del Chile de la
última década, habiendo sido fomentado todo por la prensa, la televisión y la
propaganda controlada por el judío, o por sus lacayos, enquistados en las
alturas!.
Protocolo VIII:
«Circundaremos nuestros gobiernos de un
verdadero ejército de economistas» (de la Escuela de Chicago, en Chile,
habiendo sido el gobierno Demócrata Cristiano de Frei el que firmó un acuerdo
inter-universitario con la Universidad de Chicago, convenio heredado y
respetado por el gobierno de Pinochet). «Tal
es el motivo de por qué a los judíos se les enseña principalmente la ciencia de la
economía. Estaremos rodeados de miles de economistas, de banqueros, de comerciantes
y, lo que es aún más importante, de millonarios, porque en rigor de verdad todo
lo decidirá el dinero...».
Protocolo XX:
«Los empréstitos contraídos en el
extranjero son como una sanguijuela, que no se puede separar del cuerpo del gobierno,
hasta que no se caiga por sí sola, o hasta que el gobierno no consiga
liberarse. Pero los gobiernos de los gentiles no desean quitarse de encima esta
sanguijuela, por el contrario, aumentan su número, y he aquí por qué sus
Estados están condenados a morir desangrados. Pues, ¿qué es un empréstito exterior
sino una sanguijuela?».
(¡Qué revelación más extraordinaria, hecha
hace casi cien años por los verdugos a sus víctimas futuras, a los pueblos
americanos!. ¡Y qué ignorantes o criminales aparecen nuestros gobernantes,
frente a la realidad y sus manipuladores! Porque, ¿quién está detrás del Fondo Monetario Internacional y de los
empréstitos externos?).
«Todo empréstito demuestra la debilidad
del gobierno y la incapacidad de comprender sus propios derechos. Todo
empréstito, como Espada de Damocles, pende sobre la cabeza de los gobernantes,
que, sombrero en mano, recurren a nuestros banqueros...».
«Todas las crisis económicas que nosotros
hemos organizado con tanta astucia en los países de los gentiles, fueron
ocasionados retirando dinero de la circulación...». (En Chile se ha hecho
por recomendación expresa del Fondo
Monetario Internacional). «El Estado
se vio obligado a recurrir a empréstitos. Esos empréstitos ocasionaron pesados
gravámenes a los gobiernos, obligándolos a pagar intereses, y así vinieron a
quedar atados de manos y pies».
(Las recomendaciones del Fondo Monetario, ordenadas por el
Gobierno Invisible, están siendo dirigidas con el fin expreso de producir
cesantía, rebelión social y, al final, caos, destrucción y esclavitud judía
totalitaria, estilo Kahal, como diría
Henry Ford).
«La concentración de la producción en manos
del capitalismo agotó las fuerzas productoras del pueblo, así como la riqueza
del Estado. En los actuales momentos, la moneda no puede satisfacer las
necesidades de la clase obrera, porque no basta para todos». «Conviene considerar a los niños como
consumidores de moneda desde el día mismo de su nacimiento». (Éste debería
ser el lema de la Escuela Monetarista de Chicago).
«Los informes de nuestros secuaces, a
quienes se enviaba como "expertos"
(cada gobierno sudamericano tiene uno, enviado por el Fondo Monetario) fueron
redactados por nuestros agentes. Resultaron siempre gratos a las mentes poco avisadas,
porque iban acompañados de recomendaciones para realizar economías futuras.
Habrían podido preguntarnos que cómo era posible realizar economías aplicando
nuevas tasas... pero no nos preguntaron nada».
«Vosotros sabéis en qué condiciones de caos
financiero han caído por su propia culpa y negligencia. Terminaron por
fracasar, a pesar de los sacrificios de sus gobernados».
Hasta aquí las citas de "Los Protocolos de los Sabios de
Sión", escritos, o preparados, con casi un siglo de anticipación, para
ser aplicados ahora en los países de América del Sur. Parecieran, sin embargo,
estar siendo redactados hoy, como para dar argumento a un escritor hitlerista
que deseara hacer la crítica de los gobiernos irresponsables y nefastos,
entregados sumisamente a cumplir los maquiavélicos fines del judaísmo, que los
mismos judíos expusieran críticamente frente a sus ojos, de modo que pudieran
combatirlos, si en verdad amaban a sus patrias y a sus pueblos.
EL NACIONALSOCIALISMO, ÚNICA SOLUCIÓN
Creemos haber podido demostrar que la
única doctrina capaz aún de salvar a nuestros pueblos sudamericanos y también
al resto del mundo es el Nacionalsocialismo. Chile es un pequeño país,
poseedor, hasta hace muy poco, de una tradición fuerte y sana. Este país se
edificó, desde sus comienzos, sobre el concepto de un Estado fuerte, "en
forma", que aquí se llamara "portaliano", por referencia a un
gran ministro, Diego Portales. Así lo vio y lo sostuvo nuestro amigo el
historiador chileno Mario Góngora. Mas, en los últimos años, con la aplicación
de los "Protocolos", arriba
expuestos, valiéndose de la doctrina judía de la Escuela de Chicago, de Friedman,
el Estado ha sido debilitado y su concepto destruído, hasta ser inoperante.
¿Qué nos depara ahora el futuro? Para responder, habría que consultar
nuevamente el fatídico "Libro de las Profecías", o sea, "Los Protocolos de los Sabios de
Sión". Sin embargo, creemos que ese libro está siendo revisado, más
bien dicho, ampliado, adaptado nuevamente, por sus mismos autores, a las
condiciones del presente, de modo que las soluciones venideras, la nueva
aplicación de los "Protocolos",
nos serán veladas.
EL DINERO ELECTRÓNICO Y EL MESÍAS DE SIÓN
Intentemos, sin embargo, prever. Hagamos
el esfuerzo.
En 1985 se llevaron a cabo en Basilea,
ciudad de Suiza, en Viena, capital de Austria, y en Jerusalén, tres reuniones
del más alto nivel e importancia, destinadas, sin duda, a hacer un balance de
lo ya obtenido en lo que va del siglo, tras las dos últimas guerras mundiales,
al mismo tiempo que a trazar los planes para los años venideros, teniendo en
cuenta la necesidad de adaptarlos a los desarrollos científicos y tecnológicos,
de la ciencia y tecnología que corresponden a la expresión del Inconsciente Colectivo
Judío. Como telón de fondo, omnipresente, se levanta la figura cada vez más
real y materializada, cada vez más cercana y terrorífica, del Mesías judío, de
su Rey del Mundo, fin último al que tiende la aplicación de los "Protocolos", pudiendo ser
éste un individuo, un gobernante planetario, o un ser colectivo, un pulpo
mecánico de un millón de brazos, un robot de mil cabezas, un cerebro
electrónico, un gigantesco computador, controlado por los Sabios de Sión. Un Gólem, materialización del otro Gólem: Yahvé.
En Basilea se reunieron los presidentes de
los Bancos de las más importantes naciones industrializadas del mundo; es
decir, la Banca Mundial Judía. En Viena, los dirigentes de las Organizaciones
Sionistas Internacionales. Y en Jerusalén, el Consejo Mundial de Sinagogas.
Hay señales que nos están ya indicando que
lo tratado en Basilea, por los más altos representantes de la Banca Mundial
Judía, tendría que ver con el reemplazo del "dinero-papel" y del
"dinero plástico", por el "dinero electrónico". Y éste es
un paso definitivo en la dirección perseguida por el Mundialismo judío, la "Trilateral", los "Bilderbergers", Naciones Unidas, etcétera: el control total
del mundo en unas pocas manos, por el Gobierno Invisible de los Sabios de Sión,
la formación en el planeta de grandes zonas esclavas, sub-desarrolladas,
miserables, endeudadas sin posibilidad de redención. Y el resto del mundo
también bajo el "yugo del pan", como prescribe el "Protocolo
XIII", de "Los Protocolos de
los Sabios de Sión".
La escala progresiva en la que el judío ha
controlado el dinero a través de los siglos, es la siguiente: destruyó el
sentido vital y natural del "dinero-trueque" —la "moneda-trueque"—
y creó la entelequia oro, el "dinero-metal"; o sea, el billete y el
cheque bancario. Luego, ha venido a reemplazarlo por el "dinero plástico",
la tarjeta de crédito. Dentro de muy poco, hará desaparecer también el
"dinero-papel" y el "plástico", para dar paso a la imposición
del "dinero electrónico" (Electronic
Funds Transfer, EFT, o Transferencia Electrónica de Fondos).
El Banco que en la actualidad está
promoviendo con mayor celeridad el sistema de transferencia electrónica de
fondos, es el Citibank,
autodenominándose "Banco de Personas", para poder así alcanzar al
mayor número posible de individuos. Y es importante hacer notar que la casa
matriz del Citibank, en Nueva York,
está ubicada en la calle 666, con la Quinta Avenida. El 6 es el número judío
por excelencia, el de la Estrella de David y de los 6 millones del pretendido "holocausto".
666 es el número de la Bestia Apocalíptica. En el capítulo XIII del Apocalipsis de Juan, se dice que la
Bestia (el Gran Computador, o los que lo manejan) "tendrá poder sobre los libres y los esclavos, sobre los grandes y
los pequeños, sobre los ricos y los pobres, para marcarlos en su mano derecha,
o en su frente, sin cuya marca no podrán comprar ni vender". Y agrega:
"El que tenga sabiduría que calcule,
porque el Número de la Bestia es el Número del hombre. Y su Número es 666".
Ahora bien, se sabe que los tres primeros dígitos del código de ingreso al
Sistema Mundial de "Transferencia Electrónica de Fondos", serían 666.
El llamado "Apocalipsis de Juan" es un libro extraño. El escritor
inglés, simpatizante del nacionalsocialismo, D. H. Lawrence, escribió sobre él
una obra extraordinaria, casi desconocida hoy. La clave del "Apocalipsis"
se hallaría en los números del alfabeto griego, lengua en la que fuera escrito.
Es una Kábala numeral órfica,
pitagórica, de números arquetípicos, puesto que el "Apocalipsis" también es un libro gótico, es decir de los
godos, con base en las "Eddas",
especialmente en el "Crepúsculo de los Dioses", o Ragnarok, el Libro de la Voluspa, de la profetisa, Völva. Por ello, los cátaros y los
templarios sólo aceptaban el llamado Evangelio
de Juan, aunque no en su totalidad. Para Lawrence, el "Apocalipsis" fue un libro tántrico.
Los signos indicadores de que nos
acercamos a la encarnación del Número de la Bestia, a la "transferencia electrónica
de fondos", están siendo dados en ciertos acontecimientos premonitorios.
David Rockefeller (judío) ha dejado ya la presidencia del Chase Manhattan Bank para tomar la presidencia del Advisory Committee. Es ésta una entidad
independiente, que dirige estudios políticos y "flujos" entre
naciones, organizaciones financieras y bancarias internacionales, una
superestructura del Chase Manhattan Bank.
Ahora bien, el "Director Consejero Principal" (Principal Councellor) de esa entidad superior es Henry Kissinger, de
verdadero nombre Abraham ben Eleazar, excomulgado y luego perdonado por la Gran
Sinagoga y el Kahal, uno de los
puntales visibles del Mundialismo y de la "Trilateral
Commission".
La intención es poder concentrar en pocas
manos el control de todos los bancos mundiales y la banca privada, por medio de
este organismo, pudiendo llegar así a la Banca Única, todo esto con la anuencia
y dirección del "Banco Internacional
de Pagos", cuya sede se encuentra precisamente en Basilea, Suiza, y
que es algo así como el Banco Central de las naciones más industrializadas, que
controlaría a todos los Bancos Centrales nacionales, que a su vez controlan a
los Bancos privados. El Fondo Monetario
Internacional pasaría a ser, por el momento, algo así como el guardián del
sistema, con acción sobre los países pobres, del Tercer Mundo. Este Fondo Monetario se halla siempre
controlado por las mismas manos de los países más poderosos, donde se
encuentran algunos de los "cuarteles generales" del Gobierno
Invisible de los Sabios de Sión.
Ahora, y esto es lo fundamental: como un
medio de obtener que la gran Banca Internacional se encuentre toda "en
línea", en un plazo máximo de seis años, todo el sistema será controlado
por un gran computador electrónico, cuya sede se encuentra ya en Luxemburgo, para
lo cual es imprescindible llegar al "dinero electrónico". ¿Qué es
esto? Algo así como el "Código Universal de Productos", ya existente
en los supermercados de Estados Unidos, donde basta pasar el producto comprado sobre
un lector electrónico para que la marca hecha en ese producto encienda una
señal infrarroja que el "lector" interpreta, dando su precio. Así,
cada individuo tendrá también una marca en su muñeca de "la mano
derecha", por ejemplo —como lo indica la Bestia del "Apocalipsis"
de Juan—, la que al pasar también por sobre un computador bancario permitirá al
Gran Cerebro de Luxemburgo, u otro, dar o negar el crédito a ese ser humano ya
computarizado, robotizado, esclavizado sin remedio a Sión.
No se necesitará más el
"dinero-papel" (salvo para las compras más pequeñas) ni el
"plástico". Las personas serán marcadas a nivel subcutáneo, en su
piel, quizás en el mismo código genético, desde el momento de su nacimiento ("considerar a los recién nacidos como
consumidores de moneda"), y dicha marca estará registrada en el Gran
Computador y será allí leída por el lector infrarrojo, que dará las órdenes de
pago, mejor dicho, que permitirá o denegará el consumo. El control y la
esclavización total del mundo.
Que todo esto corresponde a un Arquetipo
judío encarnándose cada vez más (¿el Mesías?), plasmándose en la materia del
planeta, puede comprobarse en el "Talmud",
donde se cuenta de un hechicero que se hizo una profunda incisión en el muslo
derecho para introducirse allí las letras YHWH, que corresponden al nombre de Dios, Adonai, quizás el de Yahvé, que se
traduce a números, según la Cábala numeral judía. El Demiurgo, penetrando en la
misma carne y en la sangre, por medio de un procedimiento de magia. Del mismo
modo hoy, los no-judíos pasarán a ser controlados por ondas electrónicas,
introducidas en la sangre y en el código vital.
Se puede visualizar así que el destino de
los países como los nuestros, que carecerán de posibilidad alguna de llegar a
tener acceso al centro del Gran Poder Electrónico, será la esclavitud, el
terror y la miseria. Todo esto preparado oportunamente, durante la Era del
"Dinero-Papel", por medio de los préstamos sin posibilidad de pago,
de la Usura legalizada —como en Chile— y de la esclavitud al interés del
dinero. Para llegar a tener acceso al "dinero electrónico", al
"crédito electrónico", la actitud no sólo deberá ser humilde y
obediente: tendrá que ser rastrera, de esclavos de por vida. Y el mundo se habrá
dividido en zonas jerarquizadas, de mayor a menor, con una cúspide
inalcanzable, la del Monte Sinaí, donde se instalará el
"Mesías-Robot" y su Corte Secreta.
El camino a seguir, de abstracción en
abstracción, hasta llegar a manejar "números imaginarios", cantidades
enrarecidas, se aviene con el Inconsciente Colectivo Judío, perfectamente
expresado por el judío Einstein (ver "Adolf
Hitler, el Último Avatâra") y con la Cábala numeral judía, con la
destrucción de todo lo vivo, de todo lo ario en el Universo visible, de la
sangre pura, vehículo de los verdaderos Hombres-Dioses, de los mensajeros y
Guerreros de la Luz
Hacemos un llamado a los pueblos arios, a
los países sudamericanos y a nuestros camaradas, a que no caigan en la última
trampa mortal, a que no se dejen encadenar al "Dinero Electrónico" ni
permitan que se les marque en su carne con el Número de la Bestia Apocalíptica,
o del Demiurgo Yahvé, llegando a ser los esclavos del Robot-Computador-Mesías
de Sión. La solución se halla en el retorno al Padrón-Trabajo, al
Dinero-Trueque-Trabajo, a una economía descentralizada ("del campo a la mesa"), autosuficiente, autárquica,
artesanal, no concentracionaria sino de comunidades racistas, apartadas, de
guerreros-agricultores, que, con el arma al brazo, resistan la tentación y los
ataques del Enemigo "mundialista", internacionalista, de Sión, y que
estén dispuestos a sucumbir heroicamente antes que entregarse maniatados, "marcados
en la carne y en la sangre", a la siniestra esclavitud planetaria final,
que hoy se planifica desde "los desconocidos Cuarteles Generales" del
Gobierno Invisible de los "Sabios de Sión".
Sólo la implantación del
Nacional-Socialismo, así entendido, podrá salvar al mundo de su esclavitud,
animalización y deshumanización final.
EL SIONISMO Y LA PATAGONIA
En la reunión sionista de Viena y en la
del Consejo Mundial de Sinagogas, de Jerusalén, se habrá tratado de la venida
del Mesías y su instauración en el mundo, "sobre la Colina de Sión".
En Jerusalén, los rabinos habrán aportado las señales premonitorias del
advenimiento. El rabino con sede en Chile habrá señalado el caso de los araucanos,
entre los cuales se habrían reencontrado los rituales secretos de los conversos
judíos, o marranos, practicados en
comunidades del Sur de Chile, cerca de Temuco, a comienzos del siglo y que
fueran conocidos como "Cabañistas Sabatistas", habiéndome referido también
a esto en mi libro "Adolf Hitler, el
Último Avatâra". Los rituales habrían llegado a ser conocidos por los Machis araucanos, porque fueron
enseñados y practicados por los Calcu,
los hechiceros negros, que ellos combatían. Ni siquiera a la llegada de los
españoles existían ya araucanos-frisones, de la raza pura de los Re-che.
El Calcu
corresponde a un bastardo mongol, y es un mago negro que actúa bajo el efecto
de bebidas alucinógenas para ser poseído por un espíritu del mal, un Huecufe. Entonces crea un ser artificial
—un Gólem— al que da forma y llama Huichalalwe, de huesos blandos, que marcha
con un movimiento rotatorio, contrario al de la Swastika Levógira; un ser
maligno, que el Calcu envía a
distancia para hacer daño. Contra los Calcu
y sus Huichalalwes luchaba la magia
blanca de los Machi auténticos de
Arauco.
Son a estos Calcu a los que hoy los judíos habrían entregado la dirección de un
Templo Judío, en Pucón, con el nombre de "Iglesia
Israelita del Nuevo Pacto", donde se practican extraños rituales,
entre ellos uno que llaman precisamente de "Las Cabañas" y que se
realiza en día Sábado, consistiendo en instalar en torno a la iglesia un número
determinado de carpas, que ellos apodan "cabañas". Las ceremonias, al
parecer, tienen que ver con la sangre, pues ocasionan efectos malignos en los
no-judíos, produciéndoles hemorragias.
Como ya hemos dicho, los judíos habrían
estado transportando "araucanos" a Israel, donde se habrían casado,
enrolándose en el ejército —una especie de gurkas.
Pero también hemos dicho que ya no hay araucanos puros. Por ello, si los judíos
han pensado introducir su "anti-sangre" en la sangre
frisona-araucana, en la del Re-che, o
introducir parte de ésta en su continuo-impuro,
se han equivocado. Ya sólo existen Calcu.
Pero tal vez los judíos lo sepan, siendo eso lo que buscan: una de las tribus
perdidas de magos negros de la Atlántida, de "esclavos de la
Atlántida".
El hecho de que los judíos hoy, después de
pasado casi un siglo, hayan sido capaces de encontrar en el Sur de Chile indios
que aún practicaban ese ritual judío secreto de las "Cabañas",
"en día Sábado", reviste tal importancia y seriedad, que nos obliga a
poner la máxima atención en el suceso. Demuestra la profundidad, la acuciosidad
e impunidad con que sus agentes se desplazan hoy por nuestro territorio,
pudiendo llegar a conocer hechos y asuntos absolutamente ignorados por las
autoridades e investigadores chilenos. Los rabinos habrían descubierto así otra
"tribu perdida de Israel", para ponerlo de este modo. Unos indios,
una tribu "judía-araucana" en el Sur de Chile.
Porque bien pudiera ser que estos
"indios" sean mestizos de aquellos marranos que practicaban ese rito hace cien años cerca de Temuco; o
bien, se ha preservado el ritual entre ellos por haber sido sirvientes de los marranos, conversos del judaísmo, así
como otros lo fueran del cristianismo. La tercera hipótesis y a la que
tenderíamos a adherirnos, es que esos Calcu,
esos magos negros indios, bastardos mongolizados, contra los que luchaban los
auténticos Machi de sangre pura
araucano-frisona, los Re-che, los
"Hombres-Reyes", los "Hombres-Dioses" (Sonnenmenschen), de la legendaria tradición araucana, hayan correspondido
a un tipo aborigen de indios araucanos bastardizados con picunches o huiliches
inferiores. O bien, fueron realmente judíos (correspondiendo al arquetipo judío
en el Universo), arribados al Sur de esta tierra desde la Atlántida
—"esclavos de la Atlántida"— en una Ante-Historia que hoy
desconocemos absolutamente. Porque ese ritual "sabatista-cabañista",
atribuído a marranos que lo
practicaban en secreto en el Sur de Chile, en el pasado siglo y aún en éste,
sería desconocido en la tradición ortodoxa rabínica, o, a lo menos, nunca
revelado, encubriendo algo siniestro que, al parecer, también tendría que ver
con la "anti-sangre" y su técnica secreta del continuo-impuro: la creación
del Gólem-Huichalalwe.
El nombre dado a la iglesia o sinagoga india
de Pucón, "Iglesia Israelita del
Nuevo Pacto", coincide con el nombre de la publicación que en 1928
diera la noticia que "cerca de
Temuco se había descubierto una comunidad semi-secreta de Sabatistas
Cabañistas, que observaba el Sábado, las festividades y rituales judíos".
El nombre de la publicación era "New
Juda" —Nueva Judea—, y "Nai
Juda" —también Nueva Judea— era el nombre que en la última Gran Guerra
se tenía reservado para Chile, según los miles de folletos que editara en Nueva
York en 1938 Joseph Hefter, como lo revelara en mi revista hitlerista de
combate "La Nueva Edad".
Además, el judío Edmundo Waisman ha publicado un libro titulado ''Sudamérica, la Nueva Jerusalén''.
Hay, entonces, un Nuevo Pacto y una Nueva Jerusalén, otra vez Renovado por los judíos con su Gólem-Yahvé-Huecufe, que ahora les entregará el Sur
del Mundo, hasta el Polo Antártico (vana esperanza, porque allí Hitler puso ya
su Emblema), o sea, el territorio que se salvaría de las catástrofes inducidas
por ellos mismos, el centro geográfico desde el cual controlarán el Imperio en
los territorios esclavos de este Continente, tal como lo pretendieron hacer con
África, desde el enclave de Palestina.
Los agentes judíos secretos, disfrazados
de "mochileros" y excursionistas, se desplazan con toda impunidad por
los más desconocidos y estratégicos rincones del territorio nacional. Esos
"mochileros" son todos miembros de las fuerzas armadas judías, o de
sus Servicios de Inteligencia. Y los gobernantes chilenos lo saben. Y el resto
del país lo ignora.
El Gran Kahal judío, la Sinagoga en Chile, lleva el más minucioso registro
de todos los habitantes de este país, aborígenes, mestizos, criollos, y de los
antiguos aristócratas con origen visigodo que aún restan. Visita e incorpora a
sus registros y rituales, ofreciéndoles los servicios de la Sinagoga, a todos
aquellos que tengan algunas gotas de sangre judía en sus venas, que sean
antiguos marranos, sefardíes o
mestizos de ashkenazim.
Ya hemos dicho, en el Congreso Mundial de
Sinagogas, de Jerusalén, se nombró vicepresidente al rabino Ángel Kreiman,
nacionalizado chileno. Esto señala la importancia que se le atribuye, al mismo
tiempo que el interés por Chile y el Cono Sur de América. Hace ya algún tiempo
que los argentinos nos vienen advirtiendo sobre la existencia de un plan judío
para apoderarse de la Patagonia argentina y chilena, que ellos han llamado "Plan Andinia". En la
Patagonia chilena se encuentran las reservas hidrográficas más grandes del
mundo, y en toda esa región del Sur el clima va cambiando, siendo un refugio,
quizás el último, para las grandes catástrofes geológicas que se preparan voluntariamente.
Fue el 16 de Mayo de 1942 cuando el "Mundo Israelita" de Buenos
Aires dio a conocer las publicaciones judías que señalaban a Chile como la "Nai Judá", la Nueva Judea. El
extrañísimo hecho, recién acaecido, del anuncio del cambio de la capital de
Argentina, para instalarla en la Patagonía, tendría que ver con todo esto.
Nunca será la capital de los argentinos, sino una capital para los judíos,
dejándola en manos de ellos y facilitándoles así la instalación y el traslado:
la capital de "Andinia", para el Sur de Argentina y de Chile, en el
plan también judío de "integración", controlada por el judaísmo, para
beneficio de su "dinero electrónico". Y propiciada por el Papa
eslavo-esclavo, por la Sinagoga Vaticana. Y también por eso que los argentinos
llaman hoy "la Sinagoga Radical y Masónica" del Presidente Alfonsín,
trabajando bajo las órdenes del judaísmo.
Integración sí; pero racista, aria, nacionalsocialísta,
del Cono Sur de América, y controlada por nosotros.
Repetimos: en Chile los
"mochileros" judíos que en gran número, desde hace más de diez años,
viajan al Sur patagónico, pertenecen todos a las fuerzas armadas o a los
servicios de Inteligencia de Israel. Levantan cartas geográficas, excursionan,
buscan, investigan por regiones secretas, desconocidas, van tras las riquezas
minerales hidrográficas, madereras, pesqueras; además de los puntos claves de
las tensiones magnéticas y telúricas que les permitan actuar
"militarmente" sobre las futuras catástrofes
inducidas. Pero más que nada, también buscan los refugios de los Dioses
Blancos, las Ciudades Ocultas y secretas de los Andes y los "Cuarteles
Generales del Führer". En
verdad, buscan a Hitler y a los hitleristas, las "entradas" a su
mundo interior. Algo que les estará vedado para siempre. Persiguen indicios
sobre los sobrevivientes del hitlerismo y de su "paraíso inexpugnable".
Buscan, además. los puntos secretos de las
salidas y entradas de los Vimanas (OVNIs)
de Hitler; porque ellos saben que los "Discos Volantes" fueron
inventados y construídos por la ciencia anti-gravitacional (Implosión) del
Tercer Reich, y que sus "hangares"
terrestres se encuentran en el Sur de Chile, por donde entran y salen de la
"Tierra Hueca", del "Refugio Inexpugnable". Por eso los
"mochileros" son agentes de los Servicios de Inteligencia y del
Ejército Judío. Así, ellos también se hallan prisioneros del Gran Mito.
La pregunta que debemos hacernos es si el
Alto Mando de las Fuerzas Armadas chilenas conoce lo que los judíos buscan y si
está de acuerdo para ayudarlos. Porque para sus incursiones reiteradas y
continuas en el Sur de Chile y en todo nuestro territorio nacional, en los
lugares donde también desean instalar el poder geográfico de Israel, una zona
bajo control judío, esos agentes de los servicios de Inteligencia de Sión
encuentran el apoyo decisivo del Alto Mando de las Fuerzas Armadas chilenas y
de la CONAF, la Corporación Nacional
Forestal.
El 3 de este mes de Mayo, de 1986, "El Diario Austral" de Temuco
publicó la noticia de que tres soldados judíos, Mikey Ambary, de 23 años, Jair
Goldberg, de 23 años, y Amit Kren, de 22 años, cayeron desde la cumbre del
volcán Villarrica. Inspeccionaban allí con el conocimiento y apoyo de la CONAF
y fueron rescatados por fuerzas combinadas del ejército, carabineros, bomberos
y voluntarios andinistas chilenos.
El diario publica que la expedición de los
soldados judíos se realizaba con el conocimiento de la CONAF y del Alto Mando
militar chileno, por supuesto. También los volcanes son puntos de "entrada"
y "salida". Y en el volcán Villarrica se han visto a menudo OVNIs.
LOS OVNIS SON DE HITLER
En el "Militärisches
Taschenlexikon" —Fachausdrücke
der Bundeswehr—, de K. H. Fuchs y F. W. Kölper, publicado por la editorial Athenäum de Bonn, en Bad Godesberg en
1958, aparece en la sección "Flieger",
dedicada a las armas aéreas, como perteneciendo al léxico de las fuerzas
militares de la Alemania Federal, la palabra UFO para referirse a objetos
volantes desconocidos (Unbekannte
Fliegende Objekte), y se revela que el Tercer Reich en 1944 tenía listo un "objeto volante" en forma de
disco. El "disco" podía volar a más de 2.000 kilómetros por hora y
ascendía desde el suelo a más de 12.000 metros de altitud en pocos minutos.
Esto en 1944.
Esa nave increíble nunca fue encontrada;
pero hoy se la ve aparecer y desaparecer en distintos puntos del planeta,
especialmente en el Sur de Chile y en la Antártica. Se encuentra ya
perfeccionada.
AL FINAL VENCEREMOS
Es aquí, entonces, en este pequeño país
sagrado, hasta no hace mucho irreductible, donde se están concentrando los
esfuerzos del judaísmo mundial. La trampa, el cerco, se van cerrando en torno
nuestro. Dentro de poco [Abril de 1987], llegará aquí el Papa eslavo, esclavo de Israel, tras
haber recibido las últimas instrucciones en su visita a la Sinagoga romana.
Recomendamos a los hitleristas en el mundo que sigan atentamente los sucesos de
Chile, pues es posible que aquí se realice un "plan piloto", en la
nueva concepción ampliada de "Los
Protocolos de los Sabios de Sión", una versión para aplicarse en las
zonas empobrecidas del Tercer Mundo, destinadas a la mayor esclavitud. Y no
sería la primera vez que Chile sirve de conejillo de Indias.
Sin embargo, y contra todo lo que se pueda
pensar, al revés de lo que los arios no-judíos creen, en su embotamiento y
escepticismo materialista, los judíos saben que no han ganado la guerra al
Nacionalsocialismo, al Hitlerismo. El judío se encuentra siempre aterrorizado
ante la sola aparición de la sombra luminosa del Führer, Adolf Hitler, de quien el judaísmo ni siquiera tiene
seguridad de su muerte. Tiembla, teme por su regreso triunfal, al fin de los
tiempos del Demiurgo. justo en el momento en que provoquen la nueva Guerra
Mundial. (Por eso aún no la desatan). Así, el judío es el único que con certeza
sabe que no ha ganado la Guerra, porque ideológicamente la perdió. Y de nada le
valdrá la explotación del infundio de los Seis Millones y las "morbosidades
nazis", que únicamente él es
capaz de imaginar.
El Enemigo concentrará sus esfuerzos en el
Cono Sur de América, porque es aquí donde perdura y renace el Mito, en esta
antigua morada de los Dioses Blancos, misteriosa región polar, de secretas,
ocultas y encantadas Ciudades andinas, donde eternamente viven los antepasados
hiperbóreos del Hitlerismo, los Hombres-Dioses, los gigantes. Y donde aún
existen hitleristas —Sonnenmenschen—
que conocen el Gran Secreto.
Mientras seamos capaces de continuar en la
gloriosa misión de revelar la verdadera Historia de nuestro mundo, dando a
conocer la trama de la Gran Conspiración y la Epopeya Grandiosa del Hitlerismo,
también debemos declarar, con irreductible fe, que la única solución aún posible
para los pueblos de América del Sur y del mundo es el Nacionalsocialismo, tal
como aquí lo hemos explicado. Sabemos que al principio serán muy pocos los
capaces de abrir los ojos y de comprender, sacudiéndose el estupor y el
hipnotismo colectivo, que se transmite a las masas mentalmente trabajadas por
la Serpiente que controla este mundo, por el Gobierno Invisible de los Sabios
de Sión. Pero cada vez serán más los que despierten. Y, al final, el Enemigo
será derrotado, desintegrándose. Porque, como dijo Rudolf Hess: "Existe en el Universo un Poder
superior al del judío".
Heil Hitler!
Sieg Heil!
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